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Críticas de La voz en off
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
4
5 de marzo de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
'The loneliest planet (Un planeta solitario)', proyectada en el Festival Internacional de Cine de Murcia, está dirigida por Julia Loktev y protagonizada por Hani Furstenberg junto al famoso actor mexicano Gael García Bernal. Este último siempre me ha parecido un actor un tanto limitado, pero cuenta en su filmografía con buenas películas como 'Babel', 'La mala educación' o la excelente 'Amores perros'.

'Un planeta solitario' estuvo nominada a la Mejor Película en los pasados Premios Gotham así como a la Mejor Dirección por los Independent Spirit Awards. Empezamos bien. "Una de las películas más originales y emocionalmente profundas del año", afirman en el Entertainmen Weekley. Estupendo. Pero lo que empieza como una sencilla y atractiva propuesta (una pareja de jóvenes recorriendo las montañas del Cáucaso mochila en mano) termina por convertirse en un aburrimiento pretencioso.

Interminables planos de cinco minutos o más, largos silencios que buscan un impacto emocional en el espectador que no llega... Apenas aprovecha sus preciosos paisajes más que en un par de secuencias mientras que en el resto la directora mantiene un plano excesivamente cerrado. Por momentos contagia de esa sensación de querer salir a descubrir el planeta entero cual trotamundos, pero no pasa de ahí. De entre los intérpretes destaca ella, Hani Furstenberg que al menos consigue transmitir algo de vida a la película.

A 'Un planeta solitario' le falta diálogo. Dentro de su ya limitado y sencillo argumento, la ausencia casi total de conversaciones en ese continuo caminar aburre hasta al más pintado. Cuando llegan los giros dramáticos de la historia poco importan y resultan demasiado artificiales. Seguidos de silencios presuntamente llenos de significado. Faltaría más.
La voz en off
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5
22 de abril de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terrence Malick, famoso por permitirse largos periodos sin dirigir, tardó bien poco en estrenar ‘To the wonder’ tras ‘El árbol de la vida’, película que en 2011 le valió la prestigiosa Palma de Oro del Festival de Cannes. Vista ‘To the wonder’ uno no puede evitar preguntarse si, en el fondo, Malick necesita de esos extensos descansos para poder ofrecernos una película de calidad.

‘To the wonder’ tiene un comienzo precioso. La primera historia de sus protagonistas se desarrolla con dulzura, paciencia, con una delicadeza y de una belleza visual impresionantes. Malick es un artista de una sensibilidad extrema capaz de transmitir la abstracción de los sentimientos como muy pocos pueden.

El problema se encuentra en la escasez de ideas (o en una mala organización de las mismas) a la hora de desarrollar el sencillo argumento. Malick se deja llevar por el torbellino que pretende provocar en el espectador. Pero al contrario que ocurría con ‘El árbol de la vida’, este nunca llega.

‘To the wonder’ trata de plasmar sentimientos por encima de unos hechos apenas insinuados en pantalla. Intenta ahondar en las emociones de sus protagonistas y hacernos partícipes de ellas, pero apenas emplea otro recurso que el de crear bonitas estampas visuales.

Pasada la primera media hora, la historia empieza a derrumbarse y el interés por sus personajes se pierde por completo. Concretamente con la aparición del personaje de Rachel McAdams, el cual se nota a la legua que ha debido sufrir serios tijeretazos en la sala de montaje. Por no hablar de la completa desaparición en el montaje final de actrices de la talla de Jessica Chastain y Rachel Weisz, víctimas de las despiadadas manos de Malick, quien parece sentir una menor aversión hacia los recortes que nuestro actual Gobierno.

Los intérpretes están correctos con sus personajes. Por primera vez, la inexpresividad de Ben Affleck casa con su papel protagonista. Destaca el esfuerzo de Olga Kurylenko por dotar de vida a su personaje.

La vertiente religiosa de la historia está cogida con pinzas, lo que hace que el papel de Javier Bardem termine por resultar pesado y hasta molesto.

De vez en cuando surge algún que otro destello de genialidad poética, de chispa emotiva que eleva el conjunto por encima de un mero telefilm. Pero estos momentos son escasos e irregulares. Destaca por encima de todo la fotografía de Emmanuel Lubezki y su preciosa banda sonora.

‘To the wonder’ es una película que toma los mismos esquemas estéticos que ‘El árbol de la vida’ sin llegar a las profundas emociones que conseguía esta. Se ven las intenciones de su autor pero no se sienten. Un fallido y aburrido intento de poesía que pide a gritos la contratación de un buen guionista, aunque sea como ayudante, para poner los pies en tierra a Malick. Decepcionante.

www.lavozenoff.net
@lavozenoff66
La voz en off
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5
27 de abril de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace unos años, ir a ver una película de Marvel se ha convertido en algo parecido a ir a un Burguer King o a un McDonald’s. Uno ya sabe lo que va a ver antes de que empiece la película. Nada sorprende, los nuevos productos apenas sufren ligeras variaciones. Hasta los estilos son semejantes, con fotografía y efectos casi idénticos. Lo mismo ocurre con ‘Iron Man 3'.

La primera ‘Iron Man’ sorprendió ligeramente por la caracterización de su protagonista. Un Robert Downey Jr. divertido, incorrecto, egoísta, fiestero… todo lo que un superhéroe no suele ser en esta clase de películas. Poco más ofreció la película. En esta ocasión el director Shane Black, quien ya había trabajado con Downey Jr. en ‘Kiss Kiss Bang Bang’, toma el relevo de Jon Favreau, ese director con pintas de abusón de patio de colegio que a su vez interpreta a uno de los personajes más simpáticos del filme.

Black no lo hace del todo mal. Se desenvuelve con soltura e ingenio en las espectaculares escenas de acción. Pero cuando la acción se esfuma apenas se dedica a poner el piloto automático. Otorga demasiado protagonismo al 3-D en los segmentos más relajados, lo que hace que estas partes resulten muy artificiales.

‘Iron Man 3' comete un pecado capital y es que deja casi completamente de lado el humor que caracterizó a las dos entregas anteriores. Intenta dotar a la historia y a su protagonista de una profundidad que no se siente auténtica. Los ataques de ansiedad de Stark, claramente planteados como excusa para conectar con el argumento de ‘Los Vengadores’ y al mismo tiempo para dejar de lado esa línea argumental, son bastante risibles. Es en estas escenas donde se puede ver el agotamiento de Downey Jr., probablemente cansado de interpretar siempre al mismo personaje, se llame Tony Stark o Sherlock Holmes.

El resto es más de lo mismo, o incluso peor. El villano, más que aterrador resulta ridículo. Tiene su punto como parodia, pero ni siquiera Guy Pearce infunde temor alguno. Los personajes femeninos apenas superan el adorno, sobretodo Rebecca Hall que poco o nada aporta al filme. También vemos un niño pelma, pelma. Demasiados personajes para un argumento tan pobre.

Es cierto que la mayoría de estas pegas son frecuentas en el cine de superhéroes y que poco más se les puede exigir. Pero me sorprende cuando, en ocasiones, la crítica parece aliarse para alabar una película de acción como si fuera diferente o de más calidad (véase ‘Los Vengadores’) cuando en el fondo sigue la línea habitual de Marvel.

Al final de ‘Iron Man 3', pasados unos títulos de crédito más propios de una serie de televisión de los ochenta, volvemos a tener una escena extra que enlaza al personaje con los Vengadores, sólo para fans.

‘Iron Man 3' es una película impresionante en sus escenas de acción, con un uso espectacular de la tecnología tridimensional, pero vacía de emociones. Se ve el intento de profundizar en su protagonista pero el resultado dista de ser satisfactorio. Un filme entretenido en su justa medida, con altibajos de ritmo muy visibles. Tan recomendable como lo puede ser una atracción de feria. Un McMenú con patatas gigantes pero Coca-Cola Light.
La voz en off
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8
22 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La comedia romántica ha derivado en un género dirigido a aquellos espectadores que solo buscan pasar un rato agradable con historias sencillas de finales felices, protagonizadas en su mayor parte por estrellas de Hollywood. Un producto hasta cierto punto respetable, pues ha de haber cine para todos los gustos y exigencias, totalmente carente de valor artístico. Pero a veces ocurre que el espectador, acostumbrado a tal género tan predeterminado al subproducto de consumo rápido, se ve recompensado por una película que realmente llega al corazón. Cuando esto sucede, no podemos evitar rendirnos ante este tipo de sorpresas inesperadas.

No debería tampoco de sorprender tanto cuando la cinta viene firmada por David O. Russell, director de la estimable (aunque sobrevalorada) película de boxeo 'The fighter' y de la alocada comedia tan infravalorada que fue 'Extrañas coincidencias'. En 'El lado bueno de las cosas', Russell se acerca más al estilo de esta última que a las realistas y de estilo documental que fueron 'Tres reyes' y la mencionada 'The fighter'.

'El lado bueno de las cosas' es una película sencilla sobre personajes complejos. Un estupendo retrato de la bipolaridad, lejos de los tópicos y de los excesos a los que suelen tender esta clase de argumentos. Un sincero pero adorable relato sobre las locuras, manías, obsesiones, supersticiones y, por encima de todo ello, una historia de amor.


En la película brillan las interpretaciones de todos sus actores. Bradley Cooper sorprende en su estupenda construcción del protagonista, sin sobreactuaciones ni excesos gestuales. Jennifer Lawrence, aun con un personaje de difícil tratamiento, se encuentra dulce y de lo más natural, de la que resulta imposible encariñarse. Por otra parte, se agradece el regreso de Robert De Niro a un buen filme con una inmensa interpretación. Es curioso ver cómo Cooper, Lawrence y De Niro, actores cuyos últimos trabajos han dado lugar a un cierto desinterés hacia sus proyectos, se redimen en esta estupenda película y demuestran lo que verdaderamente valen. Lo que no hace sino potenciar aún más el mensaje de esta historia de extrañas y marginales personalidades, tendentes a una prejuiciosa clasificación.

La dirección de Russell, cámara en mano, consigue un aproximamiento hacia los personajes muy auténtico y sincero. Resulta también excelente la banda sonora de Danny Elfman.

'El lado bueno de las cosas' es una película que se siente sincera, narrada desde muy adentro, desprendida de artificios y tópicos. Una historia tierna sobre el optimismo, la sinceridad, la comprensión mutua y el apoyo en seres queridos en los momentos más difíciles. Un filme inolvidable que consigue lo que toda comedia romántica habría de alcanzar. Una película que enamora.

@lavozenoff66
www.elblogdelavozenoff.blogspot.com
La voz en off
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6
15 de diciembre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El proyecto de 'El Hobbit' ha sido uno de los más tormentosos que se recuerdan en Hollywood desde hace tiempo. La película ha sufrido retrasos importantes debido a las dificultades económicas de su productora MGM, así como pasó de las manos del mexicano Guillermo del Toro (quien firma el guión) a las de su hacedor original, el nozelandés Peter Jackson. Una turbulenta producción que incluyó también una explosión con heridos, un incendio en los estudios de Nueva Zelanda y una úlcera padecida por el propio director que no ha hacían sino retrasar el rodaje constantemente. En fin, la lucha por conseguir que 'El Hobbit' viese finalmente la luz llegó a estar tildada de "gafe".

Parece ser que tras tanto esfuerzo y sufrimiento, Jackson no ha querido ver su sacrificio hecho en vano. Y lo que debió de ser una única película se planificó ambiciosamente en dos partes, y estas finalmente, con un ánimo exclusivamente lucrativo, fueron divididas en tres películas. Como ya ocurrió con 'El Señor de los Anillos', aunque con diferentes motivaciones, estamos ante una trilogía ya rodada cuyas tres partes iremos conociendo año tras año.

Cabe añadir que la obra original de Tolkien, 'El Hobbit', fue un libro infantil con una extensión menor incluso que cualquiera de las tres partes que componían la trilogía de 'El Señor de los Anillos'. Y eso, inevitablemente, se nota en esta película. El material de partida, además, era diferente al de la trilogía del Anillo, más ameno y menos serio. Una historia de aventuras más que una tragedia fantástica de proporciones épicas.

Una de las principales taras del filme se aprecian en su inicio. 'El Hobbit: Un viaje inesperado' comienza con un prólogo que no es, ni de lejos, el prólogo que tuvo en su momento 'La Comunidad del Anillo'. Los hechos narrados no presentan la misma gravedad e importancia. Pero Jackson le otorga el mismo tratamiento, la misma intensidad. El director insufla a una historia diferente el mismo carácter que a la epopeya de dimensiones titánicas que fue 'El Señor de los Anillos'. Evidentemente, no es lo mismo la amenaza que fue Sauron, una historia que afectaba a toda la Tierra Media de carácter apocalíptico que, por otra parte, una historia que apenas afecta a un grupo de enanos y que consiste en vencer un dragón para recuperar su ciudad. En fin, una historia más sencilla y personal no soporta tal carga épica y grandilocuente, o al menos no la transmite ni la evoca por mucho por mucho que su director ponga todo su empeño en demostrar lo contrario.

Básicamente ese es el mayor lastre de 'El Hobbit: Un viaje inesperado'. Una película que se siente inchada, estirada y obstinadamente engrandecida sin medida aun cuando su argumento (o incluso cada escena por separado) no es tan grande.

Peter Jackson abusa, aún más, de sucesivos planos aéreos y depende demasiado de los efectos digitales para transmitir emoción. A su vez, inunda la historia de personajes y subtramas que nada aportan al argumento o a sus protagonistas, como si añadir más y más minutos fuera una de las prioridades, dejando de lado por completo cualquier noción del ritmo y de la síntesis. El personaje del mago en trineo tirado por unos conejos anfetaminados es irritante y completamente prescindible.

Peter Jackson es tan consciente del inminente e innegable éxito que tendrá la cinta que se permite hacer la película que más le apetece, regodijándose en miles y miles de detalles. Este "capricho" no podía haberse dado con la anterior 'El Señor de los Anillos' pues sus tres partes ya estaban rodadas cuando tan solo era estrenada 'La Comunidad del Anillo', por lo que las libertades más "frikis" de su autor estaban, afortunadamente, retraídas. En esta ocasión, 'Un viaje inesperado' parece construída para deleite de los lectores más fanáticos de Tolkien, insaciables en su búsqueda de guiños, personajes e historias, basadas a veces incluso en los apéndices de la obra literaria. En cierto momento, el director se llega a permitir una escena que, más que nada, parece una reunión informal de viejos amigos.

Hay que reconocer también que 'El Hobbit: Un viaje inesperado' es una película fácilmente criticable. Es tal la sombra proyectada por 'El Señor de los Anillos' que la vuelta a la Tierra Media, a manos además de su impulsor original, es observada y escrutada con lupa. Y cuando esto sucede, hasta el más mínimo defecto aflora. Pero resultaría arrogante e intransigente no reconocer su innegables virtudes, que no son pocas.

Al igual que en su predecesora, 'Un viaje inesperado' brilla en el aspecto técnico. Se palpan estos 11 años transcurridos a nivel tecnológico (y en la confianza a la hora de invertir sumas millonarias) en innumerables escenas impactantes ricas en infinitos detalles cuya completa observancia requeriría de múltiples visionados. Brilla sobretodo en la batalla sucedida a las puertas de Moria, donde se muestra una espectacular lucha a plena luz del día, sin temor a demostrar que nada tiene que esconder.
El guión no es malo en absoluto, tan solo recortable, claro que ello lastra el nivel del mismo. La presentación de los personajes es excelente, incluso la de los trece (e incontrolables) enanos, aunque luego acabe derivando en una de las más interminables y amodorradas secuencias. Tales enanos, lejos de intentar ser indivualizados, conforman un conjunto bastante simpático y divertido, otorgando un cariz desenfadado a la historia muy adecuado.

Una de las mayores sorpresas de la película se encuentra en su protagonista, un genial Martin Freeman. Su interpretación refleja a la perfección el carácter del hobbit protagonista. Su, por otra parte inexplicable, ausencia durante casi una hora hace languidecer la cinta y perder su ritmo y rumbo en la que es, sin duda, una de las peores escenas de la película.

[Sigo en spoiler SIN spoiler]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
La voz en off
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