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Críticas de La voz en off
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
6
22 de abril de 2013
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Tierra prometida’ es la tercera película escrita por el propio Matt Damon tras ‘El indomable WIll Hunting’ y ‘Gerry’. Es también su tercera colaboración con el director Gus Van Sant con quien, al parecer, era el único con el que estaba dispuesto a a realizar la película. Como también viene siendo habitual, Damon co-escribe el guión junto a su compañero protagonista, en esta ocasión el televisivo John Krasinski, famoso por su papel en la serie ‘The office’.

‘Tierra prometida’ es la típica película americana de choque de clases entre la gente de un pueblo tradicional y su protagonista, en representación de una gran empresa ambiciosa, capaz de aprovecharse de la ingenuidad de las personas para generar grandes beneficios. El filme también refleja los efectos devastadores de la crisis económica actual en los sectores más vulnerables como la ganadería y la agricultura.



La película es sencilla y hasta cierto punto previsible, pero está rodada con el suficiente carácter como para elevarla por encima de la media. Su argumento lo hemos visto mil veces en múltiples variantes, pero el buen hacer de Gus Van Sant impide que ‘Tierra prometida’ se quede en mero telefilm de sobremesa. Destaca también su excelente reparto, principalmente Matt Damon, quien refleja a la perfección esa lucha interna entre el deber y la conciencia.

Se le puede achacar cierto exceso de positivismo en su tramo final, demasiado inocente en contraste con el aire más cruel y egoísta que tenía el filme.

Aun con sus pegas, ‘Tierra prometida’ es una película agradable de ver, de buenas intenciones, bien contada y con un estupendo reparto. Un filme muy entretenido que, de vez en cuando, no está de más ver en estos tiempos donde parece que todo lo que importa es la ambición por ganar dinero.
La voz en off
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9
30 de noviembre de 2012
26 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo se caracteriza el trabajo de Ang Lee es por su extrema sensibilidad y delicadeza. Incluso dentro del cine de superhéroes o de artes marciales, Ang Lee siempre ha sabido buscar el drama humano y transmitirlo de la forma más natural y cercana para el espectador. 'La vida de Pi' confirma que el director taiwanés es capaz de contar cualquier género de historia bajo el prisma más íntimo y humano que el cine puede ofrecer. No es de extrañar que finalmente Lee fuese el escogido para la adaptación a la gran pantalla de la novela de Yann Martel, de la que incluso llegó a decirse que era imposible de realizar.

'La vida de Pi' es un todo un hito, un milagro cinematográfico. Una proeza visual que traspasa la pantalla y sumerge al espectador en un bello pero desgarrador viaje de supervivencia y fe. Majestuosos y poéticos planos llenos de vida, que evocan al mejor Malick de 'El árbol de la vida', se suceden a lo largo de una película en la que no sobra absolutamente nada.


Ang Lee emplea la tecnología tridimensional, no como una mera herramienta de esplendor visual, sino como una pieza esencial y necesaria para transmitir ese tono casi onírico de una historia que respira realismo mágico desde el principio hasta el final. Pocas veces el incremento del precio de la entrada de cine ha merecido tanto la pena.

'La vida de Pi' es también todo un logro narrativo. Las secuencias se suceden con un sobresaliente montaje sin que en ningún momento se resienta su extenso metraje.

El guión de la película es excelente, con un empleo medido y muy acertado de la voz en off. Por otra parte, todo el desconocido reparto está espléndido, destacando sobretodo su protagonista Suraj Sharma quien consigue llevar sobre sus hombros de manera triunfal el peso de la película. La recreación digital de los animales también resulta más que brillante y realista.


'La vida de Pi' habla tanto de la fe y la esperanza como de la amistad, de la naturaleza y del respeto por la vida, ya sea humana o animal. Aunque la temática religiosa impere en la historia, no pretende adoctrinar, tal y como su comienzo pueda hacer sospechar. Todo lo contrario, la película sugiere más que afirma y deja a la libre interpretación del espectador la valoración de los asombrosos hechos narrados.

Una indiscutible obra maestra que merece la pena contemplar en la gran pantalla. Inolvidable, hipnótica, cautivadora, emocionante y de potente mensaje.
La voz en off
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9
18 de enero de 2013
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llegada de una nueva película de Quentin Tarantino es siempre un evento muy esperado para un gran número de cinéfilos. Incluso en sus obras menores, Tarantino nunca deja indiferente a nadie y aun con argumentos tan dispares siempre pueden apreciarse sus señas de identidad.

Tras 'Jackie Brown', su última película de temática gangsteril, Tarantino dio un ligero giro a su carrera con 'Kill Bill' con un mayor énfasis en el aspecto visual en detrimento de sus ya clásicos ingeniosos y alocados diálogos. Desde entonces ha latido con mayor impulso el sentimiento de venganza como motor principal de su filmografía posterior. Con 'Malditos bastardos' acarició de nuevo sus orígenes gracias a la creación del magnífico personaje de verborrea insaciable interpretado de forma inolvidable por Christoph Waltz. La película acabó resultando un tanto desequilibrada con un excesivo metraje, la inclusión de una historia de lento y poco interesante desarrollo y una grave desviación de su elemento más llamativo, los susodichos "bastardos". No obstante, no dejaba de ser una buena película.

Podría decirse que con 'Django desencadenado', Tarantino ha alcanzado su momento más álgido dentro de esta segunda mitad de su filmografía dedicada a la venganza. Es también el western que, a pesar de haber estado latente en toda su carrera, siempre quiso hacer y la segunda parte de una trilogía dedicada a las grandes opresiones de la historia reciente.

Con 'Django desencadenado' su autor vuelve a la ácida dialéctica que caracterizó sus primeros e inmensos filmes. Un ejercicio de constante genialidad plasmada en un excelente guión de ritmo envidiable.

'Django desencadenado' es hiper-violenta, sangrienta, mal hablada, políticamente incorrecta y demás calificativos que todo buen conocedor de la obra de Tarantino sabe que van ligados a su trabajo. El tan cacareado racismo del que muchos han intentado (sin éxito) tildar a la película no es sino una muestra cruel y descarnada de los horrores más deplorables del que es capaz una sociedad retrógrada e ignorante. Tarantino va haciendo crecer en el espectador ese sentimiento de injusta opresión de manera que cuando llega la explosiva violencia se siente muy satisfactoria.

En el aspecto visual la película es magnífica. Una estupenda puesta en escena con unos calculadísimos encuadres, zooms y ángulos extravagantes. Todo ello enaltecido por una edición acertadísima que sabe alternar el montaje acelerado cuando lo merece y extensos planos largos muy bien resueltos.

Un aspecto fundamental y de los más destacados del filme se encuentra en sus interpretaciones. Todo el reparto, sin excepción, está absolutamente espléndido. Christoph Waltz se apropia con todo el derecho de la función con un personaje que, al estilo del nazi Landa de 'Malditos bastardos', siembra la sangre y la crueldad con una sonrisa siempre en la cara. Eso sí, sin provocar como en aquella un sentimiento de repulsión hacia su persona sino todo lo contrario. No es hasta que llega el villano encarnado por un hipnótico Leonardo DiCaprio cuando uno ya no sabe en quién centrar su atención. DiCaprio construye un magnético y repulsivo personaje que ofrece varios de los mejores y más inquietantes momentos del filme. No menos sorprendente resulta la estupenda caracterización de otro personaje deleznable de manos de Samuel L. Jackson. Toda esta unión de magníficas interpretaciones de personajes muy bien escritos hace de sus careos un auténtico deleite para el espectador.

No obstante, 'Django desencadenado' no está libre de pecado. Absurdamente Tarantino alarga su epílogo hasta límites insospechados sin justificación alguna. La película debería haber concluido tras el impresionante tiroteo. En lugar de ello, el filme se extiende unos 15 minutos más que un metraje de ya dos horas y media no soporta.

'Django desencadenado' es puro Tarantino, más aun que sus últimas películas. Un filme que sacude los sentidos y llega directo al subconsciente cinéfilo. Pero por encima de todo, una película endiabladamente divertida que hará las delicias de los seguidores más acérrimos de su autor. Aquellos que detesten el cine de Tarantino, mejor ni se acerquen.
La voz en off
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7
14 de febrero de 2013
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde 'Virgen a los 40' (o incluso podría añadirse desde 'Freeks and geeks', pero eso pertenece al mundo televisivo), Judd Apatow ha sabido encontrar su lugar en la comedia hollywoodiense. Un estilo poco común, alocado, casí escatológico, de humor grueso con infinidad de referencias al sexo, al tiempo que hablaba de temas y preocupaciones comunes en las relaciones, tanto de amistad como matrimoniales o familiares. El mérito de Apatow reside en haber conseguido compaginar la comedia gamberra de gran público con un estilo muy personal, casi confesional. El cine de Judd Apatow bien merece la etiqueta de cine de autor.

Resulta fácil apreciar un palpable recorrido vital en la filmografía del director. Comenzó con el nacimiento o despertar sexual que supuso la pérdida de la virginidad del protagonista de 'Virgen a los 40' (un magnífico Steve Carell). Luego pasó por el encontronazo sorpresivo con la realidad así como la necesidad de encarar y asumir las responsabilidades que conlleva la paternidad a través de la película 'Lío embarazoso'. Con 'Hazme reír', además de tratar la amargura que se esconde detrás del telón de todo humorista (ámbito que Apatow y Sandler parecen conocer bien), hablaba de la muerte y los cambios que en la propia persona produce tanto su inminencia como descubrir que aun queda tiempo por vivir. No en vano es sabido ahora que Apatow experimentaba por aquel entonces la enfermedad y pérdida de su madre.

Todas sus películas se centran también en personas adultas que se resisten al paso del tiempo y a la madurez. De ahí sus constantes salidas de tono y su humor grueso que en ocasiones parece no casar con el tono dramático que finalmente suelen adquirir sus películas. No es de extrañar por tanto que Apatow dedicara un filme para reflejar estas experiencias y preocupaciones que acompañan la edad adulta y que ya trató de soslayo en 'Lío embarazoso' con el matrimonio formado por Pete y Debbie, retomados ahora para protagonizar 'Si fuera fácil'. Cabe añadir que la película se titula en su versión original 'This is 40', innegable referencia y bofetada de realidad a su ópera prima, 'Virgen a los 40 (The 40-year-old virgin)'.

'Si fuera fácil' comienza directamente con una escena de sexo en la ducha seguida de una acalorada pero hilarante discusión sobre la conveniencia o no de usar viagra, decisión que él había tomado como "regalo" a ella por su cuarenta cumpleaños. Desde su inicio la película muestra sus cartas y descubre cuál va a ser la tónica general. Peleas de alcoba, obsesión sexual, intimidad familiar, pánico al envejecimiento con el consiguiente aferramiento a las actitudes inmaduras se repiten una y otra vez a lo largo del filme.

La pareja protagonista está genialmente interpretada por Paul Rudd y Leslie Mann (mujer en la vida real del director). Sus escenas respiran de una naturalidad y autenticidad verdaderamente increíbles. Las situaciones de cotidianidad familiar y las agresivas discusiones resultan de lo más veraz, llegando a pinchar al espectador pero también divertir a causa de su agudo ingenio y su rebosante improvisación. El elenco se completa a la perfección con las niñas (hijas también en la vida real de Apatow y Mann), cuyas histéricas interpretaciones no hacen sino reforzar esa sensación frustrante, pero también tierna representación realista de la vida en familia.

'Si fuera fácil' es también la película más lograda a nivel visual del director, con una contenida dirección cámara en mano capaz de producir ese acercamiento sincero a los personajes. No es casualidad que para la película, Apatow contase por primera vez con el operador Phedon Papamichael quien trabajó con Alexander Payne en 'Entre copas'. Su estilo visual casa a la perfección con el tono que el guión del propio Apatow intenta transmitir.

La película, al igual que el resto de la filmografía del director, se encuentra plagada de múltiples referencias contemporáneas a la cultura pop tanto musical como televisiva, al más puro estilo de un irónico monólogo. Resulta impagable la presencia de 'Lost' durante todo el filme y las críticas a J.J. Abrams por parte de su protagonista (y del propio Apatow) como el culpable de la corrupción de sus hijas.

El mayor mérito de 'Si fuera fácil' reside en su equilibrasímo tono que alterna la comedia de humor grueso con el drama familiar más íntimo. Este difícil término medio ya pretendido por Apatow con menos fortuna en 'Hazme reír', es alcanzado con 'Si fuera fácil' de forma muy natural gracias a sus acertados diálogos y a la facilidad que tienen los actores de saltar del drama a la comedia sin que resulte artificial. Esta agridulce mezcla de géneros tiene su momento culminante en una de las extensas escenas finales, una fiesta de cumpleaños donde se alterna escenas de humor casi surreal con serios conflictos familiares sin que en ningún momento se quiebre el tono de la película.

La película se encuentra también llena de conocidos actores como Albert Brooks, Megan Fox o John Lithgow, así como los televisivos Chris O'Dowd ('The IT crowd'), Lena Dunham ('Girls') o Jason Segel ('Cómo conocí a vuestra madre').

'Si fuera fácil' es un sincero y muy humano drama familiar desenfadado con momentos desternillantes que habla tanto de la crisis de la mediana edad, como de la infancia y la vejez. Es la cinta más ambiciosa de Judd Apatow y también su mejor película hasta la fecha.
La voz en off
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5
5 de marzo de 2013
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Like someone in love' cuenta la historia de Akiko, una joven japonesa que se prostituye para poder pagarse los estudios. La película no podría arrancar mejor. Las primeras escenas emanan cine de la mejor calidad. Una fotografía impecable, la localización nipona de la historia, siempre atractiva, y un argumento intrigante. La escena de la protagonista escuchando los mensajes de voz de su abuela resulta verdaderamente emotiva.

Ese inicio tan prometedor es la razón por la que su segunda mitad se me hace especialmente decepcionante. A pesar de disponer de los cimientos necesarios y tan bien expuestos para construir una película absorbente, el filme no pasa de ahí. 'Like someone in love' se divide en dos claras secuencias. La primera de ellas, la que transcurre de noche, es francamente estupenda. Pausada pero altamente intrigante y perturbadora. Cuando amanece todo ese interés por los personajes desaparece. Los diálogos se estiran hasta extremos incomprensibles, se añaden personajes muy muy sosos y las escenas redundan en detalles sin importancia. Vemos a su anciano protagonista ir y venir, quitarse y ponerse las zapatillas, bajar las escaleras. Pues muy bien, qué interesante todo.

Entre las interpretaciones destaca la joven Rin Takanashi como la inocente prostituta, capaz de infundir en el espectador esos sentimientos de melancolía y ternura. Poco más se salva en esta segunda secuencia, la verdad. Cuando en su tramo final la historia parece que empieza a crecer en tensión y puede salvarse de esta decepcionante segunda mitad oímos un golpe de sonido y se apaga la imagen. Ah, ¿que ya acabado? Pues vale.
La voz en off
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