Se acerca el verano, y con él esta película basada en la mítica saga de videojuegos Prince of Persia (de la cual nunca he sido muy simpatizante). Iba al cine forzado, con bajas expectativas y sin ganas de ver esta película, pero al final pasé un buen rato.

Digamos que la película, dentro de su poca ambición, consigue mantenerte pegado al asiento, se deja ver, es entretenida. Actores mediocres, tópicos por todos lados, argumento obsoleto... y qué más da. Olvidemos todo eso y centrémonos en convencer, debe de haber dicho Mike Newell. Por supuesto es una película recomendable para todos los públicos, es épica, con alucinantes efectos especiales y bellos e interesantes pasajes, y hay que decir a favor que el argumento no siempre es lo previsible que cabría esperar de una película como ésta.

Créanme, es una película idónea para una tarde de verano, y tiene su encanto. No busquéis una trama argumental compleja y vertiginosa con cambios constantes e imprevisibles ni una experiencia metafísica tarkovskiana pero, vaya, se deja ver.