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Críticas de Jinete nocturno
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Críticas 177
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
18 de marzo de 2023
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una película sobre una mujer empoderada que triunfa en un mundo eminentemente masculino. Hasta ahí, como cualquier película que hayas visto en los últimos diez años, lo sé. Fiesta y jolgorio progre. Lazos violetas para todos. El “pequeño problema” es que nuestra protagonista es lesbiana, de mentalidad aristocrática, culta, elitista y (como cualquier mujer verdaderamente hecha a sí misma) desprecia lo suficiente el feminismo institucionalizado como para ignorar la existencia del 8M. Por si eso no fuera suficiente subversión de tropo y patada en las gónadas a lo políticamente correcto, nuestra protagonista, y pese a no tener pene (anatema!!) es una depredadora sexual que no duda en usar su poder para cazar a jovenzuelas con ganas de ascender y hacerles un hueco en su cama.
Y una transgresión más para irritación anal de los biempensantes: pese a que Lydia (o Linda, en realidad) Tár dista mucho de ser un ser humano ejemplar y no pocos de sus actos son aborrecibles, el film se niega a condenarla. Más bien, condena eso tan siniestro, tan de moda y que tanto hubiera molado a Torquemada llamado "cultuta de la cancelación"

En efecto, esta película prefiere ser veraz, reflexiva y construir un personaje interesante a hacer amigos: Incluso la propia temática del film, el mundo de la música clásica y las intrigas palaciegas dentro de las grandes agrupaciones sinfónicas (en la realidad no menos terribles que lo mostrado), resultará áspero a la inmensa mayoría de la audiencia, y lo digo como melómano. Y es que la peña, qué le vamos a hacer, es más de Rosalía que de Mahler.

Y para más inri, se empeña en mostrar un personaje veraz, humano, capaz de lo mejor y lo peor, victima de su propia grandeza; completamente opuesto a las Mary Sue pluscuamperfectas con las que nos asfixia el cine comercial, y por tanto “antipático”, de los que sirven de medida moral del espectador: probablemente los mediocres tenderán a sentirse irritados por su perfeccionismo y aire intelectual, y solo aquellos que escapen del rebaño de lo mediocre y convencional tenderán a absolverla. Así que no es de extrañar que esta película, pese a lo interesante de la propuesta y a la interpretación magistral de Cate Blanchett, haya pasado tan relativamente desapercibida para el público y haya sido deliberadamente ignorada por los premios. En realidad, y solo por cierta escena que paso a comentar en spoilers, que destroza completamente y sin piedad el wokismo imperante y sus soplapolleces, estaba condenada: Es como gritar “cancélame”. Algo, irónicamente, de lo más adecuado.

En resumen, uno de los films más interesantes y valientes de los últimos años. El simple hecho de que exista, ya es un pequeño milagro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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3
25 de octubre de 2022
71 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iré al grano; está serie me produce demasiada pereza para dedicarle una crítica trabajada:

1) No adapta a Tolkien, ni siquiera libérrimamente. Nunca compartí el entusiasmo de muchos hacia las pelis de Peter Jakson, que me parecen dignas a secas. Mucho peor, claro, resultaba su “El Hobbit” que ya se tomaba demasiadas licencias. Pero, oye: aunque discutibles y libres, seguían siendo eso, adaptaciones. Aquí ni lo intentan: se inventan completamente lore y personajes. Salvo por los nombres, resulta absolutamente imposible reconocer NADA. Por no espoilear, y como ejemplo, repaso algunos de los ñordos humeantes depositados sobre la tumba de Tolkien en los trailers y en los primeros veinte minutos del primer capítulo:

-Galadriel jamás combatió ni lideró tropas. Las únicas mujeres guerreras citadas en El Silmarillion son humanas, no elfas.
-Galadriel jamás llega a ver el cadáver de su hermano, y este no muere en batalla.
-Gil Galad era el sobrino de Galadriel, y unos 1800 añitos (casi nada) más joven que ella. La idea de que le dé órdenes o la ningunee como a una masilla de tercera es ridícula.
-Ir a Valinor no era un premio que otorgase el Rey, sino un derecho abierto a todos los elfos, que podían ir (y volver) a voluntad.
-Entre Valinor y la Tierra Media mediaba un océano de 8000 putos km. Cómo para cruzarlo a nado, ¿eh?
Y sobre todo … Puff. Por Dios...
-Aunque es cierto que Galadriel no siempre fue tan blanca y sabia como la vemos en ESDLA, y que se nos cuenta que al final de la Edad de los Árboles (tres mil años antes de lo supuestamente narrado en la serie) era ambiciosa, arrogante y bastante taimada (como buena Noldor), lo que NUNCA fue es una gilipollas impertinente o se comportó como una hostiable niña caprichosa.

2) Dirás “Bueno, pero a mi es que me la suda si adapta bien a Tolkien. Lo que me interesa es si es buena en sí misma”. Bien dicho, campeón, pero… Ni aún así. En primer lugar, tenemos un gravísimo problema de ritmo. El guion es tal desastre que se las arregla para que durante seis capítulos no ocurra nada y todo se resuelva (mal) en dos. Subtramas que daban para un capítulo o a lo sumo un par (los pelosos y su amigo el Son Goku homeless) robando tiempo a tramas bastante más interesantes que tampoco acaban de arrancar. Y de repente les entran las prisas. ¿Quién ha escrito esto?
Y luego está el problema del lore. No, no, no el de Tolkien, sino SU PROPIO lore. Y es que este aborto no se respeta ni a sí mismo. Nos muestra situaciones tan absurdas como que el supuesto reino de Númenor, el más poderoso de su tiempo, se lleve a la guerra la “impresionante” fuerza de 3 barcos y cien jinetes (que ni siquiera caben en esos barcos) que atraviesan un océano (el mismo que cierto personaje se empeña en cruzar a nado) en 48 horas. ¿Hola? Y hablando de distancias; impagable el momento en el cierto moribundo recorre la distancia de Madrid a Berlín en una semana a caballo. Y recordad, niños: si os pasa por encima el flujo piroclástico de un volcán a 800 grados, os quitáis de encima el polvo, y tan tranquilos. Ah, y un detalle que me acaban de chivar: en el capítulo seis, amanece por el oeste.

En resumen y acabando: El elefante que parió un ratón. Que Amazon hubiera anunciado a bombo y platillo la serie “más grande de la historia” y haberse gastado mil millones en el soporifero, sosainas e involuntariamente risible espectáculo visto, ya sería grave. Pero que estos caracemento hayan tenido los huevos de vendernos esto como una “adaptación” de algunas de las páginas cumbres de la literatura épica universal, cuando el desprecio hacia el material de base es ABSOLUTO, es para hacérselo mirar.
Jinete nocturno
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6
8 de agosto de 2022
42 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como tu tiempo es valioso, iré al grano.
1) Sí, es la mejor película de la franquicia en 30 años, lo que tiene CERO mérito. Mearse en el plato de sopa de la abuela es mejor que el aborto guionizado por Robert Rodríguez o que el chiste sin gracia de Shane (o shame) Blake.
2) Es otro ejercicio de pura "agenda" Disney: La prota es, cómo no, una mujer y “racializada”. Vaya, qué inesperado. Pero espera, que te concreto: una Mary Sue de libro, guapa a rabiar, que lucha como Dios, más lista que nadie y que siempre tiene la razón, entre tíos completamente imbéciles. Les ha faltado hacerla lesbiana para el combo.
En fin, me ahorraré los sarcasmos por un rato e iré a lo que interesa. ¿En qué acierta la película? Lo fundamental: en el reparto y en el guion.

En efecto, y es de agradecer, el reparto principal está a la altura, entregando interpretaciones más que solventes. Midthunder me ha gustado, y no solo por su agradable careto: aunque, como la mayoría de actrices jóvenes, tiende a sobre-gestualizar y abrir los ojos como si les estuvieran haciendo una colonoscopia, lo cierto es que tiene carisma y transmite. En cuanto al guion… Pues eso: tiene un guion, y con eso ya supera a las anteriormente citadas.

¿Y en qué falla? Te lo resumiré en una palabra: Disney.
Cuando al filósofo marxista Theodor Adorno, que venía huyendo del nazismo, le preguntaron cuál era el hombre más peligroso del mundo, espetó sin pestañear que Walt Disney. Y anda que no era listo el cabrón.
En efecto, la Disney, expresión más pura del decadente capitalismo post-industrial americano y sus hipócritas valores prefabricados, se empeña película tras película en meternos su puñetera ideología woke y su buenismo maniqueo directamente en la garganta hasta hacernos el cerebro fuagrás.

Vamos con el festival de tópicos: Por supuesto, y para empezar, los indios son sabios y prudentes, están en contacto con la naturaleza y blah, blah, blah… Qué te voy a contar a estas alturas, ¿que los blancos son todos unos hijos de puta? Premio para el caballero. Pero, tranquilos; que son franceses. Y como todo el mundo odia a los franceses, no hay damnificados. Y tiene gracia, porque, aunque siempre he sido más de “indios” que de “vaqueros”, lo cierto es que los comanches no son recordados precisamente por su buenrrollismo hippie, sino por practicar con sus prisioneros, incluidas mujeres y niños, las más atroces torturas imaginables. Pero no, tranquilo; esa parte Disney no te la cuenta.

En cuanto a la vertiente de género, lo esperable: mucho empoderamiento. A nuestra chica ningún machirulo le dice cómo debe vivir; ni siglo XVI ni hostias. Y, por supuesto, nuestra prota es Dios. Las cabriolas, movimientos “ninja” y patadas voladoras que mete no se las he visto ni a Bruce Lee. En el mundo real, una mujer evitaría enfrentarse directamente con un maromo que le triplica en tamaño y optaría siempre por el combate a distancia con armas arrojadizas. Aquí empieza...Y a mitad de peli entra en estado berserker: Enemigo que ve, esto que coge carrerilla y le hace un placaje a la cintura en plan futbol americano. Y sí, también al predator.

En efecto, tengo un grave problema con las coreografías de los combates: están diseñados para que ella (no el combate) luzca. Y mire usted, si incluso un armario empotrado como el ‘Chuache’ no tenía nada que hacer en una lucha directa con el primer predator, que “miss pradera” parezca aguantar el tipo en un intercambio de hostias con un alienígena de tres metros me saca de la película.

Tanto, por cierto, como me saca la sangre digital. Y es que la película tiene dos almas contradictorias. Mientras que en la primera hora, y como cabe esperar de la ponzoña Disney, se EVITA mostrar explícitamente cualquier muerte y la poca sangre que vemos es completamente digital (lamentables efectos que ni Alien 3, oiga), en la última media hora la película, y hay que reconocérselo, nos regalan algunas escenas francamente crudas y que dejan poco a la imaginación. ¿Cambio de instrucciones de los jefazos a mitad de rodaje?

En cuanto el final, previsible y ramplón. Sin un ápice de la mala baba o ambigüedad que caracteriza la saga.

En resumen. Podría haber sido una gran película (como lo podrían haber sido la trilogía de Star Wars o las ultimas de Marvel). Pero la perniciosa mano de Disney y su obsesión por lo políticamente correcto e ir a lo seguro, no sea que si arriesgan pierda algún dólar, arruinan todo lo que tocan, y esta no es una excepción. Se queda en un “meh”, en un “decente”, en un aprobado voluntarioso.
Jinete nocturno
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6
29 de mayo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba meses retrasando el visionado. Simplemente, me habían “espoileado” lo suficiente para saber lo que me iba a encontrar, y la propuesta no me acaba de convencer. Pero he aquí que he encontrado un par de horas libres y me ha apetecido la cosa.

¿Y bien? Pues justo lo que me esperaba. Aclaro que, pese a todos los pesares, y la somanta de palos (merecidísimos) que me dispongo a soltarle, por alguna razón. la película me ha dejado un sabor de boca agradable. Quizás sea su encanto nostálgico, su tono deliberadamente naif y onírico o el cariño que le tengo a Edgar Wright, pero voy a ser mucho más generoso con la película que lo que merecería objetivamente. Dicho esto, a la matanza:

1) Muy bonito, sí… Pero no.
Si en algo destaca la película es lo puramente estético: Fotografía preciosista dominada por colores primarios saturados hasta la embolia; decorados manieristas; música exquisita, un vestuario espectacular que trata de recrear (que no de reproducir) la época… Los referentes podrían ser desde el Nicolas Winding Refn de “Solo dios perdona” y “Neon Demon”, el Kubrick de “Eyes Wide Shut” o, por supuesto, el giallo de Argento con “Suspiria” e “Inferno” como más conspicuos representantes. Pero, al contrario que con todas estas, aquí no se consigue epatar, no hay efecto “wow”. Algo falla.
Eso por no hablar de la sobredosis de efectos digitales completamente gratuitos. Edgar, te pongo deberes; mírate Kairo de Kiyoshi Kurosawa. A ver si captas cómo se pueden representar en pantalla fantasmas de modo creíble y terrorífico con un poco de maquillaje, algo de glitch digital y sin que parezcan hechos de plastilina.

2) El guion… ¿Qué guion?
Iré al grano: “Última noche en el Soho” posee uno de los guiones más catastróficamente torpes y perezosos que he sufrido. Para encontrar algo con más agujeros, inconsistencias y deus ex machina hay que recurrir a “Prometheus”; con eso te lo digo todo. Qué te voy a contar. Es tan burdo sembrando pistas falsas o sacándose del culo “revelaciones” que ni siquiera me ha enfadado: uno sonríe resignado ante el naufragio y se pone en modo Sandy: "Hazme lo que quieras, acaba rápido, y deja el dinero sobre la mesilla".

3) El casting.
Seré breve: Anya Taylor-Joy está deslumbrante e irradia magnetismo y sensualidad en todo momento, y eso, paradójicamente, es un problema. Primero, porque no te crees al personaje: demasiado guapa. Parece lo que es; una actriz de cine. Y hasta el más tonto sabe, así es la vida, que una mujer así jamás tendría que recurrir a la prostitución. Hasta un personaje se lo dice: cómo será de evidente que no da el tipo. Además, le roba la película y la cartera a la supuesta prota, Thomasin McKenzie . Muy bien Michael Ajao en su papel de tío bonachón y algo ingenuo: da en el blanco.

4) La agenda woke de los cojones.
Pues sí. Parece que Hollywood se ha empeñado en meternos sus mierdas pijiprogres, pueriles y maniqueas en cada película, y esta no es la excepción. El que suscribe no es precisamente sospechoso (tengo una erección cada vez que escucho el himno soviético, palabrita del niño Jesús). Pero, mire usted, no vamos al cine a recibir “catequesis” o a que nos adoctrinen con sus mierdas, ¿serían tan amables de no intentar lavar el cerebro al personal?

En fin. Película que, pese a todo, y si sabes lo que vas a ver, es disfrutable y tiene cierto encanto. No, no ni remotamente es el “peliculón” que dicen ciertas personas (entiendo que tras ver tres películas antes en toda su vida), pero me ha gustado de algún modo “raro”. Recomendada sin demasiado entusiasmo.
Jinete nocturno
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8
23 de diciembre de 2021
161 de 264 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si me has puesto ya el negativo por ponerle una buena nota, gracias por pasarte. Si te interesa mi opinión, sigue leyendo, es gratis.

Bien, como has empezado el párrafo, asumo que eres un pollavieja en esto del cine. En ese caso, ya sabes cómo va esto: Los primeros días se acumulan como ladillas en burdel las críticas menos relevantes: las de chavalines que rondan los veinte, que creen el cine empieza con Tarantino y que la “calidad” de una película se mide por el número de hostias y explosiones. También están los frikis pata negra: esos que se tocan con la mierda de turno de Marvel/Disney y les parece que todo lo que se distancia un milímetro de la fórmula predigerida hollywoodiense es mierda: para todos esos, todo lo que se estrena es o “obra maestra” o "Han destruido mi infancia”, no hay grises. Luego, con el paso de las semanas, es cuando suelen ir votando y criticando sin prisa los que saben que ninguna película nos va a cambiar la vida, ni para bien ni para mal, y buscan ese “algo más” que antes se llamaba cine y se pensaba que un arte (qué cosas).

Pues bien. Ahora tenemos a un montón de peña “superenfadada” porque la película no es lo que esperaban (como si muchos supieran lo que quieren) pero cuando vayan pasando el humo, quizás en unos años, está película pasará a ser la secuela más valorada de la Matrix original. Y ojo, no estoy diciendo que sea una obra maestra, ni de coña. De hecho, tiene MUY GRAVES problemas… O quizás no, depende. ¿De qué? De si eso, sabotear una franquicia que no controlan, no es la verdadera intención de los Wachowski.

Vamos a lo bueno: Lana Wachowski le ha echado huevos (irónico, ¿verdad?). Podía haber hecho un remake más o menos encubierto y desvergonzado (rollo el Despertar de la Fuerza), repitiendo la misma mierda ya vista, o haber hecho una secuela predecible en la que Neo despierta y salva al mundo de la nueva versión de Matrix que bla, bla, bla… Ambas tomaduras de pelo hubieran encantado a los John Doe o Runas de la vida, que era justo lo que esperaban. Pero, en lugar de eso, ha decidido hacer algo mucho más adulto, maduro e inteligente; coger al espectador, mirarle a los ojos y decirle: “Oye, Matrix era una simple película. ¿Lo sabes, verdad? No te la tomes tan en serio. Y, ¿sabes qué? Si lo piensas un poco, te darás cuenta que muchas de las mierdas filosóficas y existencialistas que tanto te fliparon eran el el fondo chorradas pueriles y maniqueas”.

Y no contenta con esto (y esto lo dice literalmente), te aclara de qué va todo esto: “No me apetecía hacer la peli, pero los de Warner me dijeron que iban a hacerlo con nosotros o sin nosotros, así que aquí estoy: si alguien jode Matrix, seré yo”.

En efecto, la primera hora de Matrix Resurrections es un brillante y sutil ejercicio de metacine. Alguien la compara por aquí con “La Nueva Pesadilla” de Craven” y es como comparar a Maluma con Beethoven. Esto está infinitamente mejor ejecutado (al menos, en su presentación). Y sobre todo, está cargado de un punto de melancolía y nostalgia que a los que gozamos en el cine de la trilogía original nos pinza el corazón.

Sin embargo, y por desgracia (o no), la película, y justo en su mitad, se desmorona. Como si se tratase de un “remake” de toda la trilogía, tras un principio deslumbrante llega una continuación mediocre, estúpida y ruidosa. Lo que en el mundo real es sugerente y adulto, al llegar a Matrix se convierte en una burda excusa argumental para una ensalada desordenada acción que acaba pariendo un final completamente ridículo. Pero… Un momento.

¿Sabes qué? Es autoconsciente y deliberado. No voy a espoilearte la película, pero coño… En cierto momento, te adelantan que es eso exactamente lo que la productora exige a Wachowski que haga. Así que, ¿qué esperabas ver, salvo un trabajo de sabotaje? En efecto Matrix Resurrections muestra una de esas escasas ocasiones en las que un creador (ojalá hubiera seguido su ejemplo Lucas) prefiere destruir deliberadamente su obra a dejar que la prostituyan en un sin fin de secuelas clónicas.

Lo dicho, una película extraña, atípica, descaradamente autoconsciente, que ama y desprecia a su público por igual y se toma venganzas personales. Francamente imperfecta, sin duda, pero que constituye el ejercicio de metacine más valiente en décadas. Solo por eso, y por subirle la media, se lleva mi 8.
Jinete nocturno
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