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Críticas de Kyrios
Críticas 1,316
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
6 de marzo de 2024
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The Owner se trata de la última película de Yuriy Bykov (Storozh), uno de los cineastas rusos vivos más interesantes de la actualidad, y que nos sorprende con una película que otra vez vuelve a poner sobre el tapete uno de los temas constantes de su filmografía, como es la vena crítica hacía ciertos sectores corruptos de la sociedad rusa. La película se estrenará en el Festival de Málaga de 2024.

Para entender la película hay que entender un poco el contexto sobre el que trata la película. The Owner nos presenta un personaje interpretado por Oleg Fomin que representa uno de los lados más oscuros de la historia contemporánea rusa. Se trata de la figura del "Bandit", que apareció en la década de los años noventa con el colapso de la Unión Soviética y la ausencia de cualquier poder que pudiera imponer la ley.

Estos banditi imponían la propia suya, formando auténticas mafias en las que ellas mismas imponían su sangriento orden. En The Owner esta figura resulta también un trasunto del estado (Sugerentemente se le dice a nuestro protagonista: ¡Ni te imagines quien está detrás de él), como si siguieran existiendo en la realidad, solo que ocultos en estos tiempos. Y no desvelaremos nada del final, donde todos los cabos sueltos acaban uniéndose.

Al igual que en su otra mejor película, The Fool, Bykov nos vuelve a presentar un argumento bastante similar en cuanto a la creación de la estructura del guion se refiere. En ambas películas nos encontramos con un personaje protagonista, también en ambas interpretados por Artyom Bystrov, que a diferencia del entorno que les rodea, tienen unos grandes estándares morales que les llevan a cometer actos de justicia.

Así, en The Fool, el personaje principal intentaba avisar a las autoridades de que había riesgo de derrumbe en un edificio, mientras que en The Owner, el personaje principal salva en los primeros compases de la película a una persona de morir quemada en un accidente de tráfico. Sin embargo, en esta ocasión nuestro personaje acabará teniendo que abrazar esta propia corrupción para poder sobrevivir.

No sé como se habrá recibido The Owner en su país, pero lo cierto es que el Bykov más ácido vuelve a la carga, después de una película irregular como fue Storozh. La obra es en realidad un misil de flotación a uno de los temas más candentes de la sociedad rusa actual, como es la corrupción tanto política como moral que impera en el país. El guion disecciona en numerosos momentos este tema, que además tiene un reflejo poco habitual en el cine ruso, como es en la propia población como personaje (se ven diversas protestas a lo largo del filme), que no aparece solo como una masa anónima, sino que se distingue críticamente.

No nos encontramos ante un guion con demasiadas piruetas ni muy alambicado. The Owner va directa al grano, condensando las secuencias más impactantes y simbólicas. Por ejemplo, la inicial, donde se demuestra la moral de nuestro protagonista, o la de la veleta, donde se ve la elección. Bykov sabe dirigir las secuencias más intensa con mano de hierro, sin alardes, sin mostrar una cámara visible, pero con grandes resultados.

En definitiva, la diatriba moral está también clara. Si quieres hacer dinero, tienes que pasar por encima de muchos cadáveres. Todo ello condimentado con una película con grandes dosis de tensión.

Conclusión de 'The Owner'
A pesar de que no ha sido distinguida como merece, The Owner se trata de una película más que interesante que nos radiografía de manera crítica la sociedad rusa, y que atestigua que Yuriy Bykov es uno de los cineastas rusos más importantes del panorama actual.

Cinemagavia.es
Kyrios
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7
3 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stella: Víctima y culpable se trata de una producción alemana que se estrena en carteleras españolas el 15 de marzo de 2024. La película, dirigida por Kilian Riedhof, se ambienta en la Alemania nazi para presentarnos una visión un tanto singular de aquellos judíos que tuvieron que hacer de todo para sobrevivir, incluyendo temas totalmente tabús en tiempo de paz. La película está basada en la vida de Stella Goldschlag, con parecido real a los hechos que se presentan en la película

Como en El Libro Negro (2006) de Paul Verhoeven, película con la que comparte ciertas características, el guion de Stella: Víctima y culpable parece partir de una premisa bastante peliaguda. ¿Hasta cuánto estarías dispuesto por sobrevivir? Teniendo en cuenta por supuesto, que no estamos en el mundo de Saw, sino en el de la vida real, y sabiendo que los hechos que cuenta la película fueron reales. Por supuesto, Stella: Víctima y culpable no se pone a sermonear al personaje principal o a la protagonista, sino que en realidad presenta los hechos de manera objetiva, dejándonos a nosotros la tarea de procesar lo que hemos visto. Y eso que Kilian Riedhof no es Verhoeven, en cuanto a talento se refiere, pero Stella: Víctima y culpable tiene grandes secuencias que demuestran que la producción se ha elaborado con cariño y no estamos ante una película cualquiera de la II Guerra Mundial.

Toda la película es el personaje que interpreta Paula Beer. Un personaje que pese a todo lo que podamos pensar, está magníficamente escrito. Empieza precisamente Stella: Víctima y culpable enseñándonos su frivolidad extrema, así como su ignorancia, pensando solo en hacer música jazz, apenas entiende la tormenta que se avecina sobre ella por el mero hecho de ser judía, para poco a poco, al igual que cambió la situación en Alemania, pese a los tópicos, las leyes contra los judíos no fueron impuestas de un día al otro, darse bruces con la realidad. Es una evolución perfectamente escrita, a la que además acompaña un montaje muy bien elaborado, que en ocasiones corta grandes saltos de tiempo pero siempre dando la impresión de haberlo hecho en el momento adecuado, teniendo la complicidad de que el espectador sabe que las leyes antijudías van en incremento.

La dirección de Stella: Víctima y culpable es esmerada, presentando de manera bastante original los shows musicales iniciales, que presentan ese primer alivio de fantasía en el que viven los personajes, en contraste con la miseria moral que alcanza la película en escenas violentas por la manera en como están contadas, más que por la propia secuencia en sí. Podríamos decir que el interrogatorio de la Gestapo es el clímax en este sentido.

Decía Hannah Arendt, a la cual cito pese a mis desavenencias ideológicas, que el gran criminal del siglo XX había sido el hombre común. En cierta manera, Stella: Víctima y culpable se hace eco de esta máxima. Todo lo que vemos es gente empujada por las circunstancias y pese a todo, la película siempre deja de manera muy inteligente una serie de planos en la que vemos como mientras el personaje de Paula Beer está sufriendo un calvario interno al tener que hacer de cómplice de los nazis, nadie en la ciudad parece prestar atención a lo que sucede.

Los caminantes, los ciudadanos alemanes que son totalmente conscientes del genocidio que está teniendo lugar, pero al que hacen oídos sordos ante las pequeñas interrupciones de su cotidianeidad (los secuestros de la Gestapo). Esa es sin duda la gran lección que nos ofrece Stella: Víctima y culpable. La conversión del ciudadano en un autómata.

Conclusión de 'Stella: Víctima y culpable'
Stella: Víctima y culpable se trata de una película muy interesante, que lejos de las producciones típicas sobre la II Guerra Mundial que se estrenan cada año en la cartelera, consigue presentar ideas novedosas sobre como la ciudadanía de a pie, lejos del frente, se topó con la más cruda de las realidad, planteando al espectador, de manera inteligente, ¿Qué habría hecho él?


Cinemagavia.es
Kyrios
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6
1 de marzo de 2024
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Feya (2020) se trata de una curiosa película rusa dirigida y escrita por Anna Melikyan (La directora de origen azerí que tuvo cierta resonancia internacional con su película Mermaid en 2007, estrenada en Sundance) que presenta una fábula en la que se mezclan elementos tan heterogéneos entre sí como: La reencarnación, Andrey Rubliov, los videojuegos y grupos fascistas. La película tuvo una buena acogida crítica en su país, aunque no cosechó un gran éxito en taquilla (algo habitual en el cine ruso).

Feya es una película muy extraña para tratarse de una producción dentro del circuito más "mainstream". La película empieza con una secuencia sorprendente en la que vemos a un grupo fascista dando una paliza a un inmigrante. Posteriormente, la acción nos presenta al protagonista principal, un creador de videojuegos interpretado por Konstantin Khabensky, que por casualidades de la vida se tropieza con una muchacha ingenua interpretada por Ekaterina Ageeva, que estaba en una manifestación contra el consumo de carne. Todo lo contado es en si una rara avis en el cine ruso.

La película solo puede tomarse como un cuento de hadas, que de hecho es lo que es. Feya, hada en ruso, es la propia protagonista, que interpreta un personaje tan puro que no solo cae en lo naive, sino incluso podríamos decir en lo imbécil si no fuera por nuestra condescendencia como espectador. Básicamente, este personaje, de creencias espirituales, le acabará enseñando al personaje de Khabenskiy, que la vida va más allá de su mundo material. Esto incluye reencarnaciones y regresiones, que dan a entender que nuestro creador de videojuegos es en realidad una reencarnación del mítico pintor de iconas, Andrey Rubliov.

La directora de origen azerí no da puntada sin hilo, y hay cierta crítica hacia los grupos de ultraderecha que realizan estas palizas a diversos grupos a los que no consideran puros (desde inmigrantes hasta homosexuales) y que aparecen en la película, supuestamente inspirándose en el videojuego de temática histórica que ha creado nuestro protagonista. En este sentido la película es ciertamente valiente, y sobre todo, es capaz de reinterpretar correctamente la historia de la propia Rusia. Dejando de lado las revisiones fascistas de personajes como Vladimir (el fundador de la Rus de Kiev), la película adapta la historia rusa a un uso positivo (el amor de las pinturas de Rubliov), algo que en realidad es bastante sorprendente si tenemos en cuenta la mayoría de películas, no solo rusas, sino de cualquier país, que se sirven de gestas históricas para ensalzar y alimentar el nacionalismo presente.

La película no acaba de contar bien el mensaje principal del filme, que es sin duda fácil de captar desde los primeros compases: La fuerza del amor es capaz de vencer al odio. A pesar de que se apoya en un cuento de fábula (lo que le ayuda a ser capaz de evitar ese ridículo del que hablamos) la dirección no acaba de crear la atmósfera necesaria para que podamos creernos del todo este mundo fantasioso que se plantea. Y sin duda esto resulta indispensable para una película así.

Conclusión

Quizá el fracaso de Feya se deba a la propia identidad de la película. Ni se trata de una obra independiente ni tampoco de una película dirigida a un gran público. Una rar avis que sin embargo merece quizá un visionado por lo extraño de su propuesta.
Kyrios
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7
24 de febrero de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Déjame entrar (2008) fue una de las películas que consiguieron un gran reconocimiento en la primera década de este siglo, y que abanderó numerosas películas y obras de literatura nórdicas que sirvieron como renovación de un cine que incluso desembarcó en Hollywood. La propia Déjame entrar fue remakeada en su momento por Matt Reeves, conocido hoy en día por ser el director de Batman. reverla hoy en día, resulta un ejercicio interesante para poner en contexto la película. 

Los países escandinavos siempre aparecen en nuestro imaginario colectivo como una civilización (o serie de) que son el culmen del bienestar y de la sociedad tranquila, que es capaz de alcanzar grandes estándares de vida, por lo menos en el ámbito material. Déjame entrar es sin embargo la cara oculta de una sociedad que hasta bien entrado los años 80 del siglo XX seguía estirilizando ciertas etnias para que no se reprodujeran. No es oro todo lo que reluce y esta película es un baño de realidad, donde el personaje más humano es precisamente un vampiro.

La película, conocida sobradamente por su argumento, es la historia curiosa de amor que se establece entre un pequeño niño y una chica que resulta ser un vampiro. Poco a poco se irán conociendo y en estas que surgirá el amor. Sin embargo, valga la redundancia, la sociedad se interpondrá en el camino. 

Oscar, que es interpretado por Kare Hedenbrant, es un niño que sufre acoso escolar y que reprime sus traumas utilizando una violencia extrema. Incapaz de socializar de manera correcta, la película desgrana precisamente uno de los grandes problemas de las sociedades nórdicas como es la falta de comunicación. Sutilmente (a diferencia del más directo remake americano) se deja ver como la madre del propio Oscar se siente totalmente despreocupada por él. No es de extrañar que veamos en este personaje un futuro asesino de masas, al más estilo Columbine. Pero no se trata solo de su familia, puesto que todos los personajes que aparecen en la película son, literalmente, unos desgraciados. Los estudiantes que acosan a Oscar lo son, así como lo son los que frecuentan el bar donde mata el tiempo una pequeña comunidad de lúmpenes que lo único que hacen es emborracharse y criticar al vecino.

Y es sin embargo el amor, que le profesa la vampira interpretada por Lina Leandersson quien en cierta manera endereza a Oscar (aunque para ello tenga que usar igualmente una violencia extrema, como demuestra la secuencia final). De todas maneras, la película deja entrever numerosas relaciones que resultan turbias, como es la pedofilia implícita entre el cuidador de nuestra protagonista, que sin embargo no acabamos de saber que papel juega en esta relación. Como vemos, una de las grandes bazas del guión es saber jugar con el insinuar y no el contar.

Los aspectos técnicos son otro de los grandes puntos positivos de la película. A diferencia de otras producciones vampíricas, Déjame entrar cuenta con una puesta en escena, de Tomas Alfredson, que tiene grandes momentos estéticos. Por una parte sabe combinar grandes planos, como los que muestran la separación física de los dos personajes en la ventana al comienzo del filme, de una gran belleza y que además transmiten la propia incomunicación de los personajes (que de hecho tendrán que utilizar morse para poder comunicarse posteriormente), así como una magistral fotografía que nos presenta una Suecia resplandeciente, donde prácticamente los personajes aparecen retratados pálidos, con una luz que refleja de manera muy intensa sus caras y rostros, llegando hasta más allá del límite de la propia realidad cromática. La nieve, sin que suene a cliché, es otro de los protagonistas de la película. 

Conclusión

Déjame entrar es ya un clásico moderno del cine de vampiros. Una cuento gótico ambientado en una sociedad no tan brillante como parece en primera instancia y que presenta el amor como fuerza redentora. Difícil de entrada, cierto, pero también se trata de una película que da al que sabe esperar y ser paciente.

Cinemagavia.es
Kyrios
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6
18 de febrero de 2024
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Tótem (2023) se trata de una producción mexicana que llega a las carteleras españolas el 1 de marzo. La película, dirigida por Lila Áviles, es un slice of life (Vale verga, mejor digamos un retazo de vida) nos muestra el paso de la infancia al mundo adulto por parte de unos niños que descubren poco a poco que no todo es de color de rosa. Con muy buena recepción crítica, la película ha conseguido saborear el éxito en numerosos festivales...¿Logrará también cautivar al público?

La película está rodada prácticamente como un documental. Se cuela directamente entre los entresijos de la preparación de una fiesta familiar. La cámara es un ente invisible, voyeur, y las escenas en muchos casos dan la sensación de incluso contar con el beneplácito de algunas improvisaciones (sobre todo cuando hablamos de las interpretaciones de los actores más pequeños). En ese sentido, la película se le puede hacer dura a algunos espectadores y hay que avisarlo de antemano. Tótem no es el último blockbuster de Hollywood hecho exclusivamente para entretener. Se trata de una película muy intimista, donde tampoco hay un personaje único sobre el que se centre exclusivamente la acción (aunque el personaje de Sol deslumbre por su propia idiosincrasia), sino que lo importante en gran medida es el desarrollo coral de la familia.

Pero no tengan miedo, no se trata de una obra de cine social arquetípica. Tótem tiene numerosas virtudes que la hacen bastante singular. Por una parte, su directora Lila Áviles, sabe mezclar muy adecuadamente los tonos de comedia y drama. Algunas de las mejores secuencias provienen precisamente de un guion que hace chocar el mundo de los adultos y el de los niños, llevándolo hacia una forma final con cierto regusto cómico. Pongamos por ejemplo el momento en el que los niños le quitan el micrófono comunicador al abuelo que tiene cáncer de garganta para jugar con él. Es cotidianeidad pura, es dramática, pero a la vez tiene cierto regusto cómico y sabe jugar con la inocencia infantil de unos niños a los que la palabra cáncer les suena a algo tabú y de adultos. Esos choques continuos marcan el tono maravilloso de la película y la hacen especial.

Es cierto, que no toda la película se aguanta por igual. La propia idea de la película la acaba convirtiendo en cierto encorsetamiento argumental. Lo que estamos viendo es lo que es, y excepto esa evolución de la infancia a la madurez, poco hay más que señalar. En cuanto a la evolución, se manifiesta de manera obvia en el personaje de Sol, quien tiene que aceptar una dura realidad que choca con su mundo infantil. Es sin duda el mejor personaje de la película y el que acaba conquistando muy fácilmente nuestros corazones. Los momentos en los que habla con Siri para intentar entender preguntas que se le escapan por su propia infancia son tan emotivas como duras.

En cuanto a factura técnica, la película, ciertamente modesta, sabe tapar sus carencias con sus ágiles diálogos y un montaje que combina de manera alternativa los diferentes miembros de la familia de Sol, lo que logra crear un interesante crisol de contrastes. Se apoya en una fotografía que mediante el mismo tono de colores pastel sabe crear cierta monocromía a la que acabamos asociando con la familia, y que contrasta con las pocas secuencias de exteriores.

Conclusión

Tótem se estrena el 1 de marzo en carteleras y tiene una competencia comercial bastante potente. Pero puede atraer un público dispuesto a encontrarse con una pequeña película que si bien no tiene grandes medios cuenta con alma y un guion que nos presenta a un personaje infantil que es de los más bien escritos en mucho tiempo.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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