Si, desperdicio de pasado en un futuro ya vivido. Terra nova, el grandilocuente intento de lo épico en un drama sencillo e insulso. Podría haber sido, eso define a esta serie, para que nos demos cuenta de que las ideas hay que llevarlas a cabo de principio a fin, y no se puede vivir de un momento brillante.

La serie podría tener toques épicos, con guiños a Parque Jurásico, en tono dramático y familiar, y hasta con toques oníricos y futuristas... y ¿en qué se queda? En La casa de la pradera versión ordenador. Padre que hace todo por sus hijos, se desvive y es ajusticiado por ello; madre súpermega inteligente; hijos prototipo que intentan, y recalco lo de intentan, ser rebeldes, y se quedan en unos simples algodones de azúcar. Moralizante de principio a fin. En resumen, los diez primeros episodios carentes de trama, con poca vida y poca acción, se resuelve en unos tres capítulos, que empiezan a vislubrar un posible final interesante, pero que, debido a su tardanza nunca sabremos en que podría quedar... una pena que no le dejen levantar el vuelo.

Ácida, irónica, vivaz y absorvente... Sherlock en estado puro. La chispa del Sherlock de Arthur Conan Doyle vive en el personaje que da vida Benedict Cumberbatch. Sus tics, sus vicios, sus manías y sus sentimientos arden cuan llama en su interior, en sus miradas y en sus sonrisas pétreas.

La relación con Watson es todo lo que deb ser. Es ambigua, es sentimental, es directa y a la vez indirecta. La amistad nace y crece delante de nosotros. Lo que le atrae a Watson nos atrae a los espectadores. Lo que queremos odiar de Sherlock, nos hace quererlo más.

Tramas actuales, trasladadas con maestría a nuestro tiempo, con guiones rápidos y entretenidos, con diálogos creíbles y delirantes, con personajes que crecen a la par que nuestra fidelidad a la serie.

Un acierto que había tiempo necesitábamos, darle un giro al personaje de Holmes es una hazaña, conseguida por el brillante audiovisual británico actual.

Oda a Brad Pitt. Una de esas películas de superación, que se queda en una oda a un personaje, a una interpretación, que no deja de estar carente de sentimiento Interpreta, pero no transmite. Es duro, pero no hace daño, es bueno, pero no enternece.
La película se queda en el embrollo del juego, puntos arriba y abajo, partidos más o menos, metraje extremadamente largo, falta de personajes que dean el contrapunto... y el final... ese final moralizante pero sin carga emotiva.

Brad Pitt no desfrauda, interpreta correctamente, pero sin imprimirle ese toque que podría hacerle superiror. No es el Brad de mirada ingenua de Conoces a Joe Black, ni el Brad duro de El club de la lucha... es un querer y no poder, dentro de los límites de lo corriente y de lo aceptable.

La dama de hierro es Meryl, se puede decir sin tapujos que esta película es la actriz, es quien le da vida, y quien la salva. Los que esperen ver una biografía supuestamente fiel de la dama de hierro, se llevarán un chasco. Los que vayan con al mente abierta, podrán apreciar dos cosas: Un nuevo punto de vista y una gran actuación. Que Meryl Streep nos ofrezca una actuación sublime se está convirtiendo en habitual, lo que no hace que carezca de mérito, pero además la caracterización ayuda, te traslada, te impone y te hace sentir...

¿Sobre la película? Destacar que el punto de vista agrada, ver lo ínfimo que puede llegar a ser una persona que era la más poderosa hace replantear nuestros objetivos. La enfermedad, los miedos, el poder, el olvido, el amor, todo se refleja en un guión, que peca de blando, pero que se puede ver. Lo tuve todo, pero no te salvas de no ser nadie. Lo quise todo, pero el ansia de poder se va con la vida, con la memoria. Hacer humana a Margaret es un gran logro, aunque puede ser criticado, hay que distanciarse y pensar que hasta la dama de hierro tenía corazón.

se puede decir que la dama de hierro que se convirtió en la dama de oro, pero en una película de bronce.