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España España · badajoz
Críticas de deivi
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de agosto de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un proverbio americano que dice que un actor o director vale lo que su última película, eso es lo que debió pensar el pobre de Stephen Sommers al ver como su carrera pasaba de estar en lo más alto, las dos entregas millonarias de La momia, hasta darse de bruces con el batacazo comercial, lo de artístico mejor ni mentarlo, de Van Helsing. Cinco años ha tardado en volver a la palestra con otro de esos productos, que no películas, con el que toda compañía sueña manufacturar en prototipo de franquicia, algo que a Sommers le viene como anillo al dedo después de su retiro involuntario.

G.I. JOE es la nueva comercialización cinematográfica de los famosos muñecos de la Hasbro, compañía juguetera convertida en no solo una de las fabricas más potentes e imperialistas del mundo sino en una venturosa y reluciente productora que al estilo de Marvel Enterprises pronto empecerá a tener control total de las traslaciones al cine de sus pertenecías y enseres, uniendo sus soldados articulados al patrimonio multimillonario que le ha proporcionado la saga de los Transformers, (todavía deben de estar contando los cuantiosos billetes recaudados por la exorbitante secuela de Michael Bay), y consolidando su condición de factoría convenientemente lucrativa para que el cine se sirva de su avituallamiento en la búsqueda incesante de artículos palomiteros, superproducciones para salas multiplex y espectadores con mínimas intenciones reivindicativas.

Sommers afirma que tuvo muy presente durante la filmación de su cinta el cine de James Bond como modelo e influencia, y no le falta parte de razón en ello, claro que puestos a comparaciones estaría más cerca de Moonraker, fantasía e infantilismo, que de cualquier otra aventura de la serie, de todas formas hay alguna que otra semejanza que aporta divertimento a este desbocado e intrascendente blockbuster de verano, el villano megalómano que da vida Christopher Eccleston como líder de la organización Cobra y fundador de M.A.R.S es un acercamiento apropiado a los archienemigos del agente británico y su fuente de armamento nano tecnológico seria un guiño a la ilustre SPECTRA que tantos quebraderos de cabeza dió al personaje de Fleming, lo mismo que la base secreta submarina bajo los casquetes polares o las intenciones destructivas de sus integrantes, especialmente de una chica Bond malvada e insultantemente sexy en el cuerpo de Sienna Miller o esa especie de homenaje acuático a Operación trueno que tiene cabida en la batalla final consumada con los ecos del Episodio I de la siempre recurrente obra de Lucas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
deivi
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7
9 de enero de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No albergaba ninguna esperanza con respecto al último trabajo del mediocre Ron Howard, un director que nunca me ha demostrado valía en sus numerosos intentos cinematográficos, un Ron demasiado malcriado por esta industria que lo encumbró de forma ridícula con su horrible y maniquea Una mente maravillosa o que pone en sus manos proyectos de gran envergadura totalmente desaprovechados por su falta de fuerza y conocimientos, un veterano que se ha paseado por todos los géneros sin despertar el más mínimo sentimiento ni forjarse un estilo creativo propio, pero es quizás por esas sensaciones preestablecidas que agrada y sorprende encontrarse en Frost/Nixon una película mucho más seria y correcta de lo imaginado, una narración informativa y educativa que expone a la luz unos hechos históricos interesantes al mismo tiempo que indica síntomas de evolución en el cine de Howard.

Frost contra Nixon basa su documentada materia en la obra teatral de Peter Morgan (The Queen), relatando de forma brillante y amena las entrevistas llevadas a cabo por un famoso presentador británico (David Frost) al polémico y calculador ex presidente americano Richard Nixon, unas conversaciones realizadas tres años después de su sonada dimisión de la Casa Blanca debidas al famoso escándalo del Watergate, un careo sensacional que ensalza el excelente trabajo de los actores, unos soberanos Michael Sheen y Frank Langella que exprimen con ganas unos personajes mimetizados por sus profesionales caracterizaciones, un plantel actoral que santifica la cuidada selección del coral reparto.

Una obra que cuenta con rigor y detalle los entresijos televisivos y periodísticos de un programa noticioso arrebatador, un combate frente a frente en donde ambos contrincantes supuran admiración, odios, respeto y encontradas aspiraciones, unos tensos momentos que son el eje motor de un film esplendido, que esconden las temidas limitaciones de Howard en su caustica y sencilla (dejar el peso motriz a sus actores es una opción de lo más acertada) película político televisiva que no llega a rozar otros acercamientos sonados a la vida del controvertido líder (Todos los hombres del presidente, Nixon) pero que en manos imperfectas de Howard son celebrados con algo más de entusiasmo e interés de lo acostumbrado.

LO MEJOR: Frank Langella, el actor reaviva un Richard Nixon de imponente presencia tanto física como vocal, una composición muy completa, mitad humana y mitad endiosada del presidente estadounidense. La fotografía de Salvatore Totino, un iluminador que tiene mucho que ver en la actual asimilación artística de Ron Howard, filmando su mejor película hasta la fecha. La conversación telefónica entre el presentador estrella y el dirigente político, la confesión final y la lograda plantilla de actores secundarios.

LO PEOR: Pensar que un material tan valioso como este hubiera caído en miradas más competentes que las del director de Apolo XIII, y la invisible partitura de Hans Zimmer.
deivi
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6
23 de noviembre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entrada el bond numero 22 oficial de la saga no es ni de lejos un espejismo de la extraordinaria redefinición llevada a cabo en Casino Royale, es más, utiliza los aciertos de esta para estirar su esencia y concatenar una descarada pero noble secuela de la primera aventura dirigida por el mucho más adecuado Martin Campbell que sentaba unas bases para edificar un concepto del héroe nuevo y necesario, una reformulación que Quantum of solace solo se dedica a suscribir ligeramente.

La nueva aventura del famoso espía británico guarda en su cajón de sastre uno de los guiones más endebles de la franquicia, un finísimo hilo argumental que no deja de corroborar el titulo de película meramente transitoria, una cinta que le debe demasiado en cuanto a tratamiento de la acción se refiere a la trilogía de Jason Bourne y que funciona por su condición de pleno entretenimiento.

Tampoco es del todo cierto que Quantum no posea en su haber las claves definitorias que han acompañado a Bond durante más de 40 exitosos años, nos pasea por lugares exóticos, Siena, Haití, Viena, Panamá, Moscú, etc.… con la habitual formula esperada, nos asombra con secuencias de acción espectaculares, como la brillante persecución aérea y nos regala un par de momentos que dan particularidad al film, la formidable representación de la ópera Tosca y todos los diálogos establecidos entre Craig y un genial Giancarlo Giannini, sin obviar la confirmación y comodidad de Craig con el personaje o la exquisita relación de este con su superiora, una Judi Dench de nuevo en la piel de M.

Frenética, divertida y ajustada (la más corta en metraje de todas) contribución a la saga que no desluce en su intento de rehabilitación de una franquicia que demuestra larga permanencia y devenir al menos durante otros 40 años más.

LO MEJOR: Daniel Craig, un 007 único, vengativo e irrepetible, sus gestos, miradas, poses, movimientos son un recital ejemplar del espía perfecto. La aplaudida y excitante escena aérea, marca de la factoría, que no aburre en ningún instante y la música de David Arnold, el mejor heredero del espíritu Barryniano.

LO PEOR: La chica bond (teñida para la ocasión Olga Kurylenko, una ucraniana haciendo de Boliviana) es sosa y no hace olvidar los aciertos de una insuperable Vesper Lynd encarnada sutilmente por Eva Green en Casino Royale, los villanos Bolivianos parecen de chirigota, la dudosa elección de Marc Forster tras la cámara y que posee quizás uno de los peores prólogos de la historia.
deivi
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8
17 de octubre de 2008
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera de un director tan estimulante como Darabont no es precisamente abundante, pues apenas cuatro títulos en algo más de catorce años lo corroboran, sus primeras incursiones fueron sendas adaptaciones del superventas Stephen King, la excelente Cadena Perpetua y la menor La milla verde, y posteriormente realizó una pequeña joya, The Majestic, de tintes caprianos enormemente infravalorada, lástima pues se trataba de una hermosa fábula con el mundo del cine de protagonista. Ahora nuestro citado director vuelve al terreno conocido y logra la que es sin duda la mejor de todas las adaptaciones (junto al Carrie de De Palma) que han sido llevadas a la pantalla del rey del terror moderno.

The mist (me niego en rotundo el llamarla La niebla de Stephen King, y es que cuando vamos aprender de una vez a traducir correctamente los títulos en este país) es una perturbadora y eficaz muestra del mejor cine de género en años, con un profundo retrato de personajes encerrados en un supermercado de la América profunda, Darabont ahonda en el interior del alma humana y en los recovecos de una sociedad eminentemente autodestructiva, en especial en la piel del personaje soberbiamente encarnado por Marcia Gay Harden como despiadada fanática religiosa, la cual da mucho más miedo que cualquiera de las terroríficas criaturas que pululan a lo largo del film, y es que el miedo reside en las profundidades del ser humano y su autor se encarga de que en los momentos de sosiego se respire ese aire mal sano de todo el relato.

Pieza magistral a la que Darabont otorga texturas que van desde el tono semidocumental hasta el regusto de los clásicos de terror de los años cincuenta, en un homenaje sutil a ese cine de serie B al que este The mist tanto le debe. Una cinta que demuestra el buen momento actual del género con obras tan perfectas como El incidente o Cloverfield (si, lo de Monstruoso es otro tema) y confirma el nuevo camino de la cinematografía actual hacia un cine apocalíptico (también se aprecian paralelismo con la grandísima Guerra de los mundos versión Spielberg) y de elementos lovecraftianos, aunque eso sí, Darabont se atreve a dar un paso más con uno de los finales más valientes, demoledores e inquietantes de la historia del cine reciente.

LO MEJOR: La atmosfera y tempos controlados de manera admirable por un Darabont de puro nervio y garra sostenida, la interpretación de Marcia Gay Harden como falsa profeta, su inmejorable desenlace y la conjunción de todos los elementos que hacen a una película indispensable.

LO PEOR: Que no se haya estrenado tal cual la concibió su director, en glorioso blanco y negro, algo que, afortunadamente, podremos disfrutar en su inminente edición especial en Dvd y el que sea inútilmente comparada con La niebla de John Carpenter de la que tiene poco o nada que ver.
deivi
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5
6 de abril de 2009
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera muestra animada del nuevo y revolucionario sistema tridimensional viene encabezada por DreamWorks, siendo pioneros en la realización integra de un largometraje en la novedosa tecnología InTru 3D , la cual puede variar considerablemente las sensaciones de espectáculo a la hora de ver películas en salas de cine y con ello mutar hacia modernas formas de expresión que atraigan oleadas de espectadores a un negocio que necesita de reinvención constante para paliar, aunque solo sea en parte, la crisis de la piratería y la ausencia masiva de un público que cada vez acude con menor frecuencia a los cines. Monstruos contra alienígenas invade las pantallas con el aval de un formato enormemente mejorado, lejos quedan aquellas molestas gafas de dos colores que levantaban un terrible dolor de cabeza, mucho más avanzado en definición y profundidad de campo, pero que pasados los primeros 15 minutos de asombro no ocultan las limitaciones de una herramienta visual que no aporta nada en lo narrativo, algo de lo que DreamWorks tiene mucho que ver, demostrando una vez más sus notables diferencias con su mejor competidora, una Pixar que parece imbatible en cantidades de ingenio y talento, unas intuiciones que no hacen sino subrayar las enormes distancias entre ambos estudios y vuelven a poner en evidencia la máxima de que una película tiene que poseer en su historia y planteamientos su mejor armamento creativo, en eso DreamWorks todavía tiene mucho por aprender, un largo trecho para poder acariciar los logros de su rival más aventajada.

Monstruos contra alienígenas abusa de los chistes fáciles y de la constante autoparodia con la excusa de disfrazar sus acotaciones artísticas, en este caso obvias referencias a la ciencia ficción de los años 50, El ataque de la mujer de 50 pies, Godzilla, La mosca, y guiños más modernos a Encuentros en la tercera fase, Mars Attacks o El ataque de los clones, sin ir mas allá del mínimo divertimento para niños, no es que sea poco, pero dista muy mucho de films recientes como la maravillosa Wall-E, Ratatouille, o cualquier otra cinta de Disney, ejemplos superiores de virtuosismo animado para todos los públicos, así que hablar de Monstruos contra alienígenas como algo más que un derroche audiovisual sería negar lo obvio, las taras de unos estudios que deberán hacer las deberes con urgencia sino quieren quedarse solamente en la superficie de los sueños.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
deivi
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