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Críticas de Plácido Eldel Motocarro
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Críticas 575
Críticas ordenadas por utilidad
5
29 de septiembre de 2022
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Podría parecer, una mezcla paródica, entre “El increíble hombre menguante”, “Viaje alucinante” y “El chip prodigioso”, sino fuese porque, la primera, merece más un homenaje que una parodia, la segunda, ya casi nadie la recuerda y, la tercera, era, ya de por sí, una mofa de sí misma. Además, la sátira, nunca fue el punto fuerte de la factoría Disney. Pero aun así y a pesar de ser, un producto eminentemente infantil con su inherente carga “disneyriana”, me resultó incompresiblemente divertida. Aunque quizá esto sea debido, a que, desde que, siendo joven, leí “Los viajes de Gulliver” –relato bastante menos infantil de lo que se ha pintado–, la miniaturización siempre fue un concepto que me atrajo en el ámbito de la ciencia ficción. Y, ésta, la miniaturización, es algo que, al contrario de lo que pueda parecer, no prolifera en exceso en el cine. Aunque existen, algunas buenas muestras de ella, como las antes mencionadas. Decididamente, siempre me sedujeron las historias en que personas diminutas deben enfrentarse a un mundo dominado por gigantes y donde los enseres cotidianos alcanzan proporciones desmesuradas, cómo si el mundo a tamaño normal no dispusiese ya de suficientes adversidades. Y ésta fue, seguramente, la única razón por la que me divirtió esta floja comedia.

Por lo demás. Los efectos especiales técnicamente, sin ser una maravilla, se dejan ver. Los actores de la clase (niños, perros, adolescentes), como casi siempre, resultan temibles y empalagosos, pero, algo, lo compensan, dos actores acostumbrados a papeles secundarios, pero que aquí hacen de protagonistas, cómo, Rick Moranis (“Los cazafantasmas”), representando el personaje de inventor y padre y el algo menos conocido, Matt Frewer, interpretando al tipo medio americano y a su típico páter familia. En cuanto al argumento, es más simple que el mecanismo del chupete que usa el bebé que será protagonista en la secuela, “Cariño, he agrandado al niño”, pero, aun así, se lo resumo:

Un inventor, demasiado ocupado con su nuevo proyecto, tiene algo abandonada a su familia, y no conformándose sólo con ello, descubre, accidentalmente, una máquina productora de rayos que empequeñecen todo lo que alcanzan. Y sus hijos, junto a los de los vecinos, por una travesura, serán un daño colateral del endiablado invento. Desde entonces, vivirán una aventura en la que deberán cruzar la inmensa jungla que conforma el mal recortado césped del pequeño jardín trasero de la casa, y entre gotas de agua gigantes o bajo la amenaza de un cortacésped del tamaño de un rascacielos, deberán encontrar el camino de vuelta al hogar… y a, una estatura normal. Entonces, el angustiado padre, e inventor, caerá en la cuenta de lo sucedido, y armado con sus mejores artilugios, emprenderá su busca. Pero ha de rendirse a la evidencia, deberá confesarse ante su mujer con, la pareada y descriptiva frase, de: Cariño, he encogido a los niños…
Plácido Eldel Motocarro
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6
6 de septiembre de 2022
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Basado en un antiquísimo comic de los años treinta, se nos ofrece este refrito entre la guerra de las galaxias y Fu Manchú, pues por un lado, se hace evidente que sigue la moda implantada por Lucas, sobre todo, a través de un lord con máscara metálica y de una estrella de la muerte, y por otro, no se le pueden negar ciertas similitudes entre el Emperador Ming, y su hija, y el legendario villano, mandarín, y la suya. Una película de la que sólo miré a Ornella Muti y sólo escuché la música de Queen.
Plácido Eldel Motocarro
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7
3 de septiembre de 2022
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No sé por qué, pero siempre tuve la sensación de que en las películas de la vieja Hammer, sobre todo en las de Terence Fisher, subyacía una profunda socarronería entre velado sentido de humor británico, siempre tan presente en cualquier aspecto de la vida cotidiana, cómo esa ironía que demuestran los maridos ingleses con expresiones cómo: “Por supuesto querida”, al contestar a su señora. O la de: “Naturalmente querido, por supuesto que lloverá”, cómo les responden sus esposas mientras conversan de su tema favorito, el mal tiempo. Pero como iba diciendo antes de perderme por la espesa niebla londinense, el terror británico de La Hammer se distingue por sus matices cómicos, y, “La novia del diablo”, no es una excepción. Aunque quizá todo, esto, yo sólo así lo vea y así me lo parezca porque sus argumentos sean tan pueriles que llevan más a la risa que al espanto (espanto de miedo, no de espantoso o de “espantá” de mal torero).

Pero centrándonos en la reseña que nos ocupa, se puede decir que es entretenida de principio a fin, quizá por ponerle un defecto, se debería haber quedado en los ochenta minutos, habituales en el metraje de este tipo de largometrajes, en vez de los algo más de noventa que tiene y haber cortado algún tiempo muerto, que siempre sobran en las series Bes. Pero aun así se deja ver casi del tirón. En cuanto al argumento, esta vez Lee se enfrentará con un grupo satánico encabezado por el personaje del Duque Mocata –magistralmente interpretado por Charles Gray– y mientras lucha contra esta secta, que tiene abducido a un amigo suyo y a una inocente joven aspirante a novia del diablo, nos muestra una buena cantidad de conjuros, que recomiendo al espectador no repetir, más infinidad de trucos del maligno y un final si no sorprendente, sí, al menos, interesante. Luego, dentro de que conducen por el sentido equivocado de la carretera, hallaremos alguna buena persecución con coches clásicos. Además aún en ella encontramos esa fotografía, tan pastel, marca de la casa. Y por terminar como comencé, intentaré despedirme con algunas gotas de humor, ¿si lo conseguiré?, creo que no, pero ahí las dejo, a su entera disposición:

Hay que ver esta “Jámer”, que bien hace
las pelis de misterio y hoy es de aquelarre,
que el último en salir sea quien barre,
la oscura sala donde el terror… nace.

Si ve usted que en temblores se deshace,
señor, no es necesario que se amarre,
de nuevo, a su asiento, ni desbarre,
ni acalambre, ni al diablo en sí rechace…

…Que satán es un viejo conocido,
de las cintas del género de miedo,
y de ésta, fue el prota indiscutido.

Mil conjuros de magia y de remedio,
citan en contra del ángel caído,
que en su camino alivia nuestro tedio.

Bien sé que no es “El exorcista”,
ni que es “La semilla del diablo”,
mas, para pasar un buen rato,
no mucho más se necesita.
Plácido Eldel Motocarro
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6
31 de agosto de 2022
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Y si les digo que no está tan mal, que hasta lo pasé bien en su última parte y que incluso no me reí demasiado, seguro que no me creerán. Pero si además les digo que aunque llegó dos décadas tarde, tras el inigualable, inimitable, inverosímil, King Kong, fue el primer lagarto, reptil, ovíparo gigante, o Godzilla, ya que se adelantó en un año a de su archiconocido primo nipón, que atacó Nueva york, nueve lustros antes de que lo hiciese su tataranieta, en el Godzilla de Matthew Broderick. Esto querrán comprobarlo, y harán bien, pero entonces, esto, creerán, y así quizá crean si les digo; que los efectos especiales son bastante buenos, lógicamente a base de transparencias, maquetas y plastilina, pero la verdad que este monstruo familia de los saurios –no me pregunten de que especie, ni hagan que tal nombre les deletree– les quedó bastante chulo, dando muy bien en la escena del faro y en la que cruzó el puente de Brooklyn, demostró que poseía tablas.

Por otro lado, desgraciadamente, es lo único que se puede destacar en ella, ya que narrativamente deja bastante que desear, con una trama que nunca llega a interesarnos, y lo único que nos mantiene ante la pantalla son las estelares apariciones de la criatura. Interpretativamente es una película casi deplorable, es cierto que es una serie B y que los actores son muy secundarios, y la estrella de este subgénero, Kenneth Tobey, en esta ocasión sólo está, y poco aporta. Para rematar esta cuestión y esta reseña, les puedo decir que con creces, el verdadero protagonista y sin duda quien realizó la mejor actuación, fue “el monstruo que vino a cenar desde de los tiempos remotos”.

Y como último apunte, no quería dejar pasar, el hacer referencia, al episodio en el que vemos una denodada lucha entre un pulpo y un tiburón, una escena que fue filmada de la realidad. Y que, aunque seguramente fuese obtenida en un acuario, no deja de ser sumamente interesante, sobre todo para los entusiastas de la vida subacuática, incluso a pesar de la limitación que, en este caso, supone el blanco y negro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Plácido Eldel Motocarro
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8
24 de agosto de 2022
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A pesar de que el episodio I (“La amenaza fantasma”) se filmase dos décadas después de estrenarse, en estelar aparición, el episodio IV (“La guerra de las galaxias”) ––origen de toda esta flamante saga y cabecera de la segunda trilogía––, es, en realidad, el comienzo de sus trepidantes aventuras, servidas, en tres trilogías y nueve episodios, y cómo tal, virginalmente, hablaré sobre ella, sobre su trama, sobre el origen de algunos de sus más emblemáticos personajes y sobre esta asombrosa historia que transcurre en una galaxia tan, tan, lejana…

..Y comenzaré por el comienzo, donde un rutilante texto, sobre el espacio infinito, nos sitúa ante un bloqueo, llevado a cabo por, "La Federación de Comercio", sobre el planeta de los "Nabú", regido por la reina Amidala, y anuncia la llegada de dos embajadores “yedais”, para iniciar conversaciones de paz. Pero, “La Federación de Comercio”, siguiendo directrices de un lord Sith, da, de inmediato, por concluidas las negociaciones, dando inicio a las explosiones, a las exhibiciones de "La Fuerza", a la esgrima, con espada laser, contra un ejército robótico, formado por “drodicats”, obedientes, pero no muy listos y, cómo no, nos hallaremos con extravagantes criaturas, unas, monstruosas y devoradoras, otras, algo estúpidas y contrapunto cómico. Una vez perdida la batalla, y el control del planeta, por las fuerzas del bien; los dos caballeros “yedais” (Qui-Gon Jinn y Obi-Wan Kenobi) ––nuestros protagonistas––, la reina Amidala junto a su corte, y, el torpe ser (Jar Jar Binks) que se unió accidentalmente a ellos, emprenden la huida de “Nabú”, atravesando el bloqueo gracias a un androide denominado R2-D2, para más tarde recalar en un sistema... alejado y remoto, controlado por peligrosos contrabandistas. Y cuando aterrizan en uno de sus planetas, “Tantuí”, encontraran a un muchacho, esclavo de un comerciante, llamado, Anakin, y en éste, además de poseer un ingenio fabuloso y construir el solo, pese a su corta edad, tanto una vaina de carreras, cómo un androide de protocolo, al que llama, C-3PO (éste y R2 se harán rápidamente amigos inseparables), “La Fuerza” (un don de la naturaleza que controlan tanto "yedais", cómo siths) se manifiesta claramente, lo que levanta el interés de Qui-Gon Jinn, el mayor, y maestro, de los dos “yedais”. Y tras vencer en una carrera de vainas, que recuerda a otra, muy famosa, de cuadrigas, el jovencísimo Anakin Skywalke (Darth Vader), será manumitido y les acompañará, para ingresar en la academia de jóvenes jedais, hasta Coruscant, planeta ciudad (como Trántor, en "Fundación" de Isaac Asimov), capital de la República; y durante el viaje, entablará una hermosa “amistad”, con Padmé, una de las cortesanas ––en aquel momento–– de la reina Amidala, y algo mayor que él. Pero, tras chocar con el muro de la burocracia y las intrigas políticas dentro del Senado Galáctico, las demandas contra “La Federación de Comercio” de los recién llegados, no son atendidas, pese a la ayuda del senador Palpatine; lo que decidirá a la Reina Amidala a regresar a Nabú, donde, con ayuda de los gungan (el otro pueblo de “Nabú”, con aspecto de saltamontes de tamaño humano, y más o menos parlantes, y al que pertenece Jar Jar Binks), se enfrentarán a las fuerzas de La Federación. Mas sea cual sea el resultado de esta acción, esta historia aquí no acabará... pues esta historia no ha hecho nada más que comenzar y la aventura continúa…

..Así es el principio, el episodio número uno; posterior, en el tiempo, a los episodios número cuatro, cinco y seis. O dicho de otra manera; no conoceremos este episodio I, hasta dieciséis años después del VI. “Nunca es tarde, si la ingravidez es buena…”

..Bueno, llegado a este punto, trataré de aclararles, el orden de los episodios y trilogías: a la segunda trilogía (episodios, IV, V y VI) le sigue la primera trilogía (episodios, I, II, III) y a la primera trilogía la precederá la tercera trilogía (episodios, VII, VIII y IX). ¿Todo claro, hasta ahora…?

..En fin, bromas aparte, como siempre, en la factoría Lucas, la estética, la acción, los efectos especiales y las innovaciones técnicas, resultan espectaculares, prodigiosas e inconmensurables. En cuanto al relato en sí, sin alcanzar la comicidad y la emotividad de la primera trilogía (aunque, esto, en parte, hay que achacarlo a la nostalgia colectiva de una generación), me pareció correcto e interesante, me entretuvo bastante y me gustó con ganas y aún con ganas de más… y vendrá más, y además; bueno… y productivo. Qué listo que es, este George Lucas, y cómo sabe hacer dinero, por mucho que, en cierta ocasión, se quejase por haberse forrado.

Y aunque este episodio sea el menos valorado, en general, de esta trilogía. Para mí, en cambio, resultó, sumamente emocionante y divertido, y le hallé, un encanto, que no sé a qué atribuirlo; quizá, haya que hacerlo, a que saciase una necesidad, una añoranza, una sed galáctica, de más de quince años...
Plácido Eldel Motocarro
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