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Críticas de Elcinederamon
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Críticas 1,665
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nunca es mucho tiempo", apunta Shane hacia el final del film con cara de galán inexpresivo para inmortalizar un film que brilla con intensidad dentro de los mejores western del séptimo arte. El desaparecido Alan Ladd que fue tachado por muchos como un galán de corta estatura pero que clavaba sus papeles de galán dramático, hila una estupenda interpretación que se queda en la retina del espectador por su profundidad y porque en todo momento insinúa con sus movimientos que es un gran tirador con un turbio pasado al que no se quiere volver a enfrentar, razón por la cual decide ayudar a una familia que quiere echar de sus tierras un poderoso ganadero.
La parte técnica de la película cumple estupendamente para atraer la atención del espectador. La fotografía en color es de lo más vistosa y evocadora, la música añade confort al film con sus deleitosas melodías que acompañan sutilmente la acción según es necesitado y los planos y movimientos de cámara son como eran de esperar en el género, con mucho uso de panorámicos, planos americanos, detalles y plano-contraplanos para atrapar la total atención del espectador. Sin menospreciar por supuesto, el resto de interpretaciones de Jean Arthur, Van Heflin, Brandon De Wilde, Jack Palance y Ben Johnson que son un perfecto acompañamiento del principal.
Dentro del género western hay varios títulos que sin lugar a dudas por algunos detalles han sabido sobrevivir el paso del tiempo, y sin duda alguna Raíces profundas es uno de ellos. Todo en el film se va cociendo poco a poco hasta alcanzar un final algo predecible pero igualmente apasionante para los seguidores del género. Ya que todo lo que pone en el asador el director brilla en la justa medida para ser recordado como una gran obra en la que aunque destaque un poco por encima de todo la brillante interpretación de Ladd, son muchos más las cuestiones que hacen de este film algo profundo y recordable.
No se toma prisas además el director en ir exponiendo su estupendo desarrollo hasta llegar a su imaginable final, que como era de esperar, deja mensajes de justicia, dignidad, amistad, unión y un oscuro pasado del protagonista que tan solo deja entrever al final. Aunque eso sí, la forma de ir poco a poco creando tensión es de lo mejor del film, junto con una lúcida fotografía en color que obtuvo merecidamente el oscar por transportar eficazmente al público a esa más que conocida época norteamericana en la que además de buenas intenciones, era necesario disponer de unos buenos puños y un arma en el cinto para en un momento dado, defenderse de los que no estaban por la labor de dejarte vivir digna y tranquilamente.
Para finalizar, mencionar que es un western que deja una grata sensación tras su visionado y el recuerdo de haber vivido una agradable experiencia fílmica con los atractivos paisajes del oeste americano y unos vestuarios y caracterizaciones que te transportan eficazmente al momento y lugar en cuestión. Concluyendo sin duda, un notable film que es de lo más recomendable no solo para los seguidores e incondicionales del género, sino para todos aquellos que quieran aventurarse y descubrir por qué el género western ha cautivado y sigue cautivando a tantas generaciones de cinéfilos.
Elcinederamon
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7
20 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carol de Todd Haynes es un drama romántico basado en el amor que surge entre una joven soltera y una mujer casada que no es feliz con su marido. Dirigida con un ritmo tranquilo y con un estilo natural y elegante que hace disfrutar, es una obra hermosa en detalles visuales e interpretativos que cautiva al público con belleza y sencillez en su incitadora trama al transportar al espectador a una época de poca o ninguna comprensión con el tema de la homosexualidad para absorber a este con lo que se le ofrece, concluyendo un notable film que tiene todo lo necesario para gustar y ser recordado.
La fotografía es evocadora de la época y el lugar, además hace gran uso de los claroscuros en una sensacional labor que es confortante y soberbia en detalles estéticamente decorativos. La música es melódica e inspiradora al plasmar sonidos insidiosos y enigmáticos y otros emotivos e hipnóticos para estimular al público con sus canciones clásicas y tranquilizadoras que acompañan sutilmente la historia. Los planos y movimientos de cámara consuman una magnífica labor visual mediante el uso de las grúas, reconocimiento, generales, avanti, circulares, cenitales, nadir, primeros y primerísimos planos, subjetivos, plano-contraplanos, tercera persona, detalles, cámara en mano y steadycam que exprimen lo mejor de las interpretaciones.
Las actuaciones son profundas y con calado psicológico. Como protagonistas Cate Blanchett está deslumbrante en un enorme papel intachable y Rooney Mara está sensible y encantadora en su labor, siendo notables también los acompañamientos de Sarah Paulson, Kyle Chandler, Jake Lacy y Cory Michael Smith entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos de la época, siendo por tanto elegantes e impolutos en una distinguida labor bien trabajada y que junto con los espléndidos decorados y exteriores te transporta a la época y lugar en cuestión.
El guion, escrito por Phyllis Nagy y basado en la novela de Patricia Highsmith, es hermoso y muy natural en la exposición de unos hechos provocadores para una época en la que la homosexualidad era un tema tabú y nada comprendido, logrando con ello tallar un enorme film que se toma muy en serio su trama e interpretaciones para deleite del cinéfilo exigente que busque dramas emotivos y sin añadiduras artificiales e innecesarias. Esto se lleva a cabo con una narrativa insinuante e impoluta en su naturalidad, destacando por encima de todo la sensualidad que derrochan las protagonistas y la expresividad clásica que es de lo más sugerente. Cabe señalar también, el montaje lineal y seguido que se toma su tiempo en ir exponiendo su trama sin la menor prisa y con mucha elegancia.
En definitiva, la considero una obra indeleble e indispensable en el género por lo que narra y como lo moldea con naturalidad y acierto para satisfacer a toda clase de espectadores, sobre todo a los más exigentes ávidos de un gran drama y profundas interpretaciones de unas actrices que bordan sus respectivos papeles. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones, narrativa y diálogos que convierten a Carol, en un film digno de elogio y de ser visto por los amantes de las buenas historias bien talladas.
Elcinederamon
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8
20 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Club de Pablo Larraín es un drama basado en los abusos sexuales y en la religión en el que un grupo de cuatro sacerdotes se retiran a una casa a un pueblo costero para purgar sus pecados mientras un quinto intenta que estos cuenten toda la verdad. Dirigida con un ritmo asfixiante y con un estilo atrevido por marcar los fallos terrenales de algunos componentes de la iglesia, es una obra turbadora y desconcertante que descoloca al público con lo que ofrece y por la frialdad y naturalidad con la que se lo expone al público para mantenerlo atento todo el rato, ya que su provocadora trama absorbe y machaca al espectador, concluyendo un peculiar film que de forma implacable se queda en la memoria del espectador.
La fotografía es alusiva y bella al hacer gran uso de los claroscuros y la luz tenue en una humilde y sugestiva tarea que crea confusión y da una extraña sensación claustrofóbica mental que es en definitiva sombría y desde luego impenetrable. La música es intrigante y perturbadora en sus inquietantes melodías hipnóticas e insidiosas que estimulan al público y añaden enigma al film con un tono clásico y recóndito. Los planos y movimientos de cámara consuman una gran tarea técnica personal mediante el uso del seguimiento, primeros y primerísimos planos, avanti, retroceso, generales, plano-contraplanos, tercera persona, reconocimiento, travellings, steadycam y subjetivos que exprimen lo mejor de las interpretaciones y su entorno. Cabe señalar también, los efectos visuales enardecedores de la sangre y la violencia en determinada escena.
Las actuaciones son verosímiles y con calado y oscuridad psicológica del primero al último en un admirable trabajo interpretativo. Cuenta con las convincentes interpretaciones de Roberto Farias, Antonio Zegers, Alfredo Castro, Alejandro Goic, Alejandro Sieveking, Jaime Vadell y Marcelo Alonso entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones humildes, carentes y comunes en un formal y decente trabajo que no busca destacar, sino más bien lo contrario y que además junto con los exteriores te transporta in situ.
El guion, escrito por el director junto con Guillermo Calderón y Daniel Villalobos, es confuso y extraño pero atrayente en su intrincada trama que deja evidencias de varios ex-sacerdotes que limpian sus pecados en una casa junto al mar mientras otro les observa y los entrevista para estudiar si debe o no debe cerrar la casa, finalizando un soberbio e incitador film que penetran en el público con su perniciosa historia. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off misteriosa y profunda que añade intriga y enigma al film con su tono de arrepentimiento y sus insólitas entrevistas. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que se toma su tiempo en ir descubriendo su extraña y turbia trama.
En conclusión, la considero una obra inolvidable y esencial dentro de su género que absorbe al público y lo machaca con una historia turbia y desconcertante que descoloca al público con su inaudito entramado que deja en mal lugar a la iglesia y a los sacerdotes que abusan de su poder con los más débiles, dejando tras de sí la sensación de haber visto un film provocador e inesperadamente enfermizo por el desequilibrio de sus personajes. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, muisca, montaje, planos, movimientos de cámara y narrativa que hacen de El Club, un film incitador y malsano que se queda para siempre en la mente del espectador.
Elcinederamon
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7
7 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto de Agustín Díaz Yanes es un thriller dramático basado en una mujer española que presencia en México el asesinato de dos policías a cargo de unos gánsters, y justo antes de morir le entregan la información necesaria para descubrir en España donde se blanquea el dinero negro de la mafia. Dirigida con un ritmo vigoroso y con un estilo personal y directo que mantiene con oficio la expectación, es una obra portentosa y arrolladora que de forma perspicaz sorprende al público con lo que se le ofrece y poco a poco va generando más y más tensión gracias a su trabajada historia y certeras interpretaciones para tallar lo que sin duda es un film recordable y provocador, concluyendo una película notable que obtuvo justamente el Goya a la mejor película en su momento.
La fotografía es alusiva de cada lugar, jugando muy bien con los claroscuros en un turbio trabajo repleto de detalles sugerentes y portentosos que en ocasiones impactan y desconciertan al público por su violencia. La música es estimulante y rítmica, usando en ocasiones sonidos hipnóticos y turbadores y en otras sonidos amenazadores e intensos que penetran en el espectador y ayuda a mantener en vilo a este. Los planos y movimientos de cámara consuman una notable y bien trabajada labor técnica mediante el uso de los detalles, tercera persona, cenitales, cámara en mano, seguimiento, primeros y primerísimos planos, avanti, retroceso, plano-contraplanos, subjetivos, seguimiento y circulares que sacan lo mejor de la acción y las interpretaciones.
Las actuaciones son auténticas y admirables. Como protagonistas Victoria Abril está remarcable y con calado psicológico, Federico Luppi está impecable y contundente en su labor y Pilar Bardem está convincente y señalada, siendo destacables las interpretaciones de Guillermo Gil, Daniel Giménez Cacho y Ana Ofelia Murguía entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sugestivos del personaje según su condición, pasando de elegantes a informales e incluso humildes en una buena tarea que junto con los decorados y los distintos exteriores te transportan a cada lugar.
El guion, escrito por el director, crea buena expectación desde su comienzo provocador e impetuoso y mantiene expectante al público con una trama turbia y penetrante que crea interés y suspense para satisfacción de los seguidores del género, finalizando un implacable film que es de lo más sustancioso en su historia e incluso apasionante en sus momentos de acción, siendo por tanto justa ganadora del premio Goya. Esto se lleva a cabo con una narrativa expresiva e incluso efusiva que deja claro el tono conspirador de los protagonistas para cumplir con un insidioso trabajo intachable. Cabe señalar también, el montaje seguido y acompasado que añade buen ritmo al film y mantiene eficazmente al público pegado al asiento.
Concluyendo, la considero una obra indeleble e indispensable en el cine español que mantiene eficazmente todo el rato al público pegado al asiento por su intriga y arrolladora trama repleta de inquietud y una violencia sucia e implacable, además de contener algunos detalles profundos que añaden más interés a la trama. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que hacen de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, un film intenso e incitador para satisfacer hasta a los cinéfilos más exigentes.
Elcinederamon
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6
6 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joy de David O. Russell es un drama biográfico con tintes de comedia basado en la vida personal y profesional de Joy Mangano, una mujer normal y corriente que acabo siendo una inventora de productos para el hogar y la gran estrella del tele tienda americano. Dirigida con un ritmo paulatino y con un estilo que se adapta bien de los hechos reales pero con algunos toques enrarecidos, es una obra que va de menos a más pero que en ningún momento termina de arrancar para ser un film notable que sin embargo tiene detalles entretenidos y atractivos que gustan ver y que no dejan a nadie indiferente tras su visionado, concluyendo una digna película que merece la pena ser vista y no decepciona, aunque tampoco brilla en ningún momento.
La fotografía en blanco y negro es lumínica y algo blanquecina en un evocador trabajo repleto de detalles agradable que son en ocasiones algo enigmáticos, logrando una labor estéticamente notable que te transporta a cada época narrada. La música es emotiva y nostálgica en unos sonidos variados y alusivos del momento que llena de ritmos y melodías el film, siendo también en ocasiones penetrantes e intensos para turbar al público en determinados momentos de la acción. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor notable y con un estilo técnico reconocible y personal a través del uso de los generales, reconocimiento, avanti, retroceso, cenitales, cámara en mano, subjetivos, tercera persona, circulares, seguimiento, travellings y rotación en un buen trabajo que saca lo mejor del film.
Las actuaciones son remarcables y auténticas en lo que ofrecen. Como protagonistas Jennifer Lawrence está convincente y con calado psicológico en un destacable papel, Robert De Niro está acertado en su tarea y Bradley Cooper está señalado en su labor, siendo buenos también los acompañamientos de Isabella Rossellini, Diane Ladd, Édgar Ramírez y Virginia Madsen entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones alusivos del personaje y de cada época, siendo estos en su mayoría elegantes y cuidados en una notable labor que junto con los decorados de interiores te transporta a las entrañas del tele tienda americano de la época.
El guion, escrito por el director junto con Annie Mumolo, va de menos a más en su ofrecimiento de historia real aunque nunca llega a despegar de un modo notable, aunque eso sí, logra entretener y amenizar el rato con una trama sustanciosa y real que no es lúcida pero al menos cumple decentemente con su cometido, finalizando con ello un buen film en el que lo que más destaca es la brillante interpretación de la protagonista. Esto se lleva a cabo con una narrativa con voz en off afable, siendo el resto común y familiar en una tarea expresiva y natural. Cabe destacar también, el montaje con flash-back al principio para situar al público en los principios de la protagonista y luego seguido y acompasado aunque con extraños sueños de esta.
En conclusión, la considero una obra curiosa con detalles atractivos que sin embargo no logra despegar del todo con su historia real, siendo lo mejor de esta su parte técnica y sobre todo la interpretación de una Jennifer Lawrence que deja bien claro que lo suyo no es una casualidad, sino que llega decidida a quedarse como una firme promesa interpretativa del séptimo arte norteamericano. Recomendable por su dirección, actuaciones, fotografía, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que vuelven a Joy, un buen film que guarda lo mejor para el final pero que no brilla como podría haber hechos sino tuviera tantas rarezas innecesarias.
Elcinederamon
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