Lo primero que hay que decir es que la producción, en todo lo que concierne a la época en la que transcurre la acción, es excelente. No es que esté plagada de ideas brillantes pero se le nora que dispusieron de abundantes recursos económicos y supieron emplearlos.
Pero claro, en el Cine no basta con la producción; tiene que haber más cosas y por esta razón la dejo en un 6 (interesante). Creo que le falta mucho para llegar al notable.
Dicho lo anterior, la película tiene dos partes: la primera, que es la mejor con diferencia, y la segunda que es algo pesada y aburrida.
En la primera parte el director nos hace una magnífica demostración de cómo se maneja una cámara. Es un auténtico placer el recorrido que hacen los dos protagonistas por las trincheras. También es verdad que recuerda mucho a Kirk Douglas, en Senderos de Gloria de Stanley Kubrick.; salvando las diferencias, lógicamente.
La segunda parte se viene abajo porque la historia carece de un mínimo desarrollo que sea de interés. Ni drama, ni personajes, ni intriga, ni emoción, ni nada que se les parezca. Resulta vulgar y soporífera. Un fallo estrepitoso de los guionistas.

Un cinco raspado.
Típico ejemplo del cine francés, ñoño y empalagoso.
Estamos ante la clásica historia de denuncia social, sobre la explotación miserable de los trabajadores, pero tratada desde un puntos de vista muy superficial y explotando todos los burdos trucos para afectar a la sensibilidad de los espectadores.
La película empieza bastante bien pero pronto se va por los derroteros del cine de telenovela, se pierde en el mundo de Yupi, en contarnos lo bonito que es la familia, la amistad y el compañerismo entre los explotados, y se olvida de la denuncia.
¿Dónde están el dolor de la explotación laboral, el sufrimiento, la miseria, la invisibilidad, la necesidad, el hambre, la angustia por el día siguiente, etc.? Que era de lo que iba la historia.
Y para más inri sale uno reconfortado con tanta bondad, amistad y compañerismo. ¡Sorprendente!
Por lo demás, la realización es simplemente correcta y la dirección es bastante plana; perdiéndose en situaciones intrascendentes.
Si no hubiera sido por Juliette Binoche, que es la que lleva a sus espaldas todo el peso de la película, hubiera resultado un telefilm de los de por la tarde.

La producción es excelente, un derroche de elegancia y de diseño, sin estridencias.
La dirección va por el mismo camino. No sólo demuestra oficio y buen gusto sino que visualmente es muy atractiva. Numerosas escenas son una obra pictórica.
A lo que hay que añadir la dirección de actores, la original forma de encuadrar y de componer las imágenes, la tensión, el diabólico montaje, la banda sonora; y el intenso pulso narrativo, que no te deja respirar. En conjunto más que notable.
La historia, la vida "vacía" y sin sentido de una mujer de la alta sociedad, con el consabido marido infiel, que se ve alterada por la aparición de su exmarido, escritor, por sus recuerdos y por muchas otras cosas más. Llena de vericuetos, que se van abriendo y superponiendo, está montada con mucha habilidad, con un punto sádico y morboso, resulta atractiva e interesante.
Los actores están soberbios, protagonistas y secundarios.

Un 4 muy justito porque el paso del tiempo no le ha sentado nada bien.
La producción es de cartón piedra y algo cutre. Podrían haber sido un poco más imaginativos.
La dirección tampoco es para tirar cohetes. Incluso es algo pesada, sobre todo en las parte final, en las escena submarinas.
La historia, hoy en día, tampoco es muy original que digamos. Una especie de 20.000 leguas de viaje submarino pero sin Julio Verne, ni el Nautilus ni el Capitàn Nemo. Nada de suspense ni de intriga. Una vez que aparece el volcán todo es predecible.
Los protagonistas, quitando a Vincent Price, son muy normalitos, en papeles muy simple y muy tontos. La mejor, la gallina, con diferencia.
Realmente estamos ante una película destinada al público infantil, muy infantil.

Tiene más de 70 años y se mantiene bastante bien. Cine negro del bueno.
Una producción sencilla, la típica de esta clase de películas; justita para ubicar a los protagonistas.
La dirección nos regala un original punto de vista para narrar la historia. El protagonista casi siempre está detrás de la cámara, no se le ve, y todo el mundo habla directamente a la cámara como si se estuviera confesando. Demuestra buena técnica, juega con las luces y con los primeros planos, con un planteamiento bastante teatral. Imprime un ritmo intenso y resulta entretenida.
La historia es de lo más clásico: el archiconocido detective Philip Marlow, como siempre de chuleta rompebragas, la dama, el marido, los policías buenos, el polìcía malo, la mala, etc. Es bastante previsible y se desinfla algo en un final, bastante flojito. Se sustenta en unos diálogos tremendamente ágiles en los que todo el mundo compite a ver quién es el más borde.
Con respecto a los protagonisitas, destacaría a Audrey Totter, que está realmente magnífica delante de la cámara.