Entretenido aunque algo inverosímil thriller, que se beneficia de su pareja protagonista, un Michael Caine y un Sidney Poitier en su mejor momento, Caine con su flema inglesa y ese humor ácido que le caracteriza es lo mejor del film. La acción es constante, sin apenas tiempos muertos, con esa crítica al régimen del apartheid que tan bien representa el odioso personaje de Nicol Williamson, con su cinismo, falta de escrúpulos y amoralidad. La trama se basa en la acción y en la intriga más que en los personajes, que resultan ser un poco superficiales, por lo demás nada que objetar, Michael Caine y Sidney Poitier se complementan a la perfección, por cierto sale el gran Rutger Hauer en un pequeño papel, como un piloto mercenario y un poco cobardica.

Reconozco que siento un placer culpable por este tipo de películas, que hoy en día no se harían, de lo incorrectamente políticas que son, con mucho machismo, erotismo de garrafón y violencia sin complejos. Los personajes son un poco caricaturescos, Franco Nero es un cretino de tomo y lomo, Corinne Cléry se limita a hacer de objeto sexual para uso y disfrute de los protagonistas, eso si es generosa mostrando sus encantos que no son pocos, la verdad,David Alexander más parece un gamberro de instituto que en experimentado delincuente. Pero a pesar de todo esto, es muy entretenida, la acción es muy exagerada, pero efectiva y la mala leche y la mezquindad de los personajes resulta divertida y tiene bastante ritmo. Franco Nero un actor de larga carrera, algo irregular con muy buenas películas, otras atroces y algunas imprevisibles por decir algo, para pasar un rato entretenido y recordar épocas pasadas.

El principio tiene ese tono documental realista típico del cine de Pablo Trapero, con un abogado caído en desgracia ( no se sabe muy bien porque), ejerciendo sin licencia, subcontratado por un corrupto despacho de abogados que se aprovechan de la ignorancia y de la desesperación de la gente. Sacándole dinero a las aseguradoras y quedándose ellos la mayor parte, con la complicidad de la policía, reflejando así la corrupción y la precariedad en la sociedad argentina . Ricardo Darín refleja a un hombre cansado y amargado, realizando un trabajo que detesta, que cuando conoce a la doctora de la ambulancia se empieza a plantear un futuro mejor, por cierto la doctora tambien arrastra lo suyo, con una vida privada nula se vuelca en jornadas de trabajo interminables. El principio se toma su tiempo, pero luego la trama avanza como un cohete, Ricardo Darín se pasa medio film ensangrentado y golpeado como un cristo cualquiera, desde luego, pobre hombre, buena película de denuncia social, típica del cine de Trapero.

Curioso debut de un director inclasificable y de fuerte personalidad, que tuvo su época de esplendor en la década de los noventa, experto en trabajar con ínfimos presupuestos y hacer de la necesidad virtud. Rodada en el New York sucio y decadente de la época. La historia del artista que se vuelve loco y se dedica a asesinar a indigentes (sobre todo) con una máquina de taladrar no es que sea el colmo de la originalidad, pero la forma en que lo cuenta, sin escatimar en sangre y sexo, tiene su aquel, los vecinos del grupo musical post punk, se merecen una pelicula para ellos solos con su lider el inclito Boby Coca Cola y Abel Ferrara con esa cara de trastornado que tiene , borda su papel la verdad, a pesar de lo cutre y irregular que es tiene el sello personal de un director único como Ferrara.

La trama y el argumento principal son bastante interesantes, la geopolítica de la época y la situación de guerra fría entre India y Pakistán es una buena materia prima para un film de espías. El problema es que la película no se toma en serio a si misma, con ese tono típico de bollywood, con canciones sin venir a cuento y con personajes de cartón piedra. El guaperas protagonista, de tan perfecto que nos lo ponen, resulta irreal, hay cierta sátira en algunos personajes que hace cierta gracia, como el general pakistaní, o cierta crítica a la inoperancia de algunos miembros de los servicios secretos. También se percibe cierto tono nacionalista, ( que listos y guays somos los hindúes y que malos y tontorrones los pakistanís) aunque en general y a pesar de sus defectos es entretenida y la acción es espectacular, sobre todo la persecución en el tren y en el aeropuerto, aunque los protagonistas a veces parecen espías de Mortadelo y Filemon más bien, obviando eso se deja ver, pero si se la hubieran tomado más en serio, hubiera sido el resultado mucho mejor.