Decir hoy día, cine decente es mucho a mi subjetivo juicio. En una época en la que la televisión parece haber tomado el testigo del mejor cine de las décadas pasadas a modo de Series (las cuales han dado un salto cualitativo y cuantitativo en relación a historias, guiones, montajes, música, actuaciones), visionar un película como "Valor de Ley" se agradece.

Se agradece, no sólo por ser otra obra de los incombustibles Coen, sino porque la cinta es capaz de mantenerte despierto e interesado sus casi dos horas de duración, a pesar de no ofrecer grandes alardes efectistas, o una acción continua, y es por ello que aquí hablamos de cine. Más allá de la temática, o de los gustos personales de cada uno de nosotros, creo poder afirmar que esta película tiene un aire fresco (con respecto a la que se viene haciendo) y romántico a la vez. Una historia común del antiguo Oeste americano, que los Coen transforman en reflexión sobre la América más profunda, con un Jeff Bridges genial (como casi siempre) y un Matt Damon que cumple su papel de secundario con toda la elegancia y oficio que se necesita (por ello hay actores y actores...), todo ello acompañado de una joven actriz que no necesita de su cara bonita para hacerse respetar (tanto en el film, como en la profesión de actriz).

Lo dicho, cuando ir al cine es una odisea (precios, y bodrios por doquier), visionar cintas como esta, levantan el ánimo. La recomiendo.

Las cosas agradables suelen llegar, en más de una ocasión, por casualidad. Con esta serie de la BBC me topé rebuscando por el catálogo de Amazon Prime hace uno días y la puse en seguimiento, con premisas muy halagüeñas.

Bien, después de ver la parte dedicada a Ricardo II sólo puedo decir que me dejó sorprendido. Un drama histórico que se centra en los devenires de algunos de los monarcas británicos que protagonizaron la famosa Guerra de las dos Rosas, y sobre las que el genial autor inglés William Shakespeare elaboró una magnífica obra.

Como indican algunas críticas previas de usuarios, la BBC hace un trabajo excepcional con la elección de actores, la belleza de las localizaciones y una factura técnica que resulta la envidia de otras series históricas con mayor presupuesto. Pero su elemento esencial es la forma de interpretar los textos del maestro inglés, la teatralidad con la que se desenvuelve y el exquisito tratamiento se las palabras (ojo, sé que no a todos le va a gustar este planteamiento), y que me recuerda a la magnífica serie, también de la BBC, basada en las obras de Robert Graves "Yo Claudio" y "Claudio el Dios y su esposa Mesalina".

Para finalizar, la interpretación de Ben Whishaw es perfecta, un actor que capta perfectamente la esencia de cada personaje, no tienen más que ver la también serie británica "A Very English Scandal".

En definitiva, un descubrimiento que hace posible seguir a través de la pantalla a una de las obras literarias más características del dramaturgo inglés, y que delatará a los que gocen con las buenas representaciones teatrales.

Vamos a por el siguiente acto: Enrique IV.

Tres historias que confluyen en una trama principal, tres realidades distintas que no dejan de ser la misma, la misma función, pero distintos espectadores.

La serie queda planteada sobre la premisa de historias distintas, pero que no dejan de ser la misma, y que permite abordar las diferentes ópticas que se mueven dentro de cada submundo: desde los cárteles que dominan los suburbios de grandes ciudades de México, hasta las familias de la Italia profunda, que manejan un imperio mundial desde una choza de cabras, pasando por los facilitadores, aquellos que conocen como funcionan las aduanas de cualquier parte del mundo, sin tener ni idea de derecho mercantil.

Cabría realizar una exposición pormenorizada de los elementos que integran cada trama, la riqueza de su personajes, el contexto social y cultural que los conforma y su evolución final, pero ello requeriría de un pequeño ensayo que nos permitiera abordar la delicada y compleja realidad que envuelve este mundo, y no unas líneas de simple crítica, que utilizo para animarles a ver esta serie, pues tanto por su historia, como por su factura técnica me ha parecido de notable alto.

Nadie como Saviano para relatar, una vez más, los entresijos de la droga, desde la manufactura, pasando por el transporte, hasta su distribución final. Y es que en un mundo de economías globales, el trapicheo de los narcóticos ya tenían su mercado único.

Una historia mil veces contada, pero no por ello deja de atraparnos, su crudeza, su cercanía, y lo que de mito encierra.

Como acostumbro a hacer, antes de escribir mi crítica he leído bastantes ya vertidas aquí, desde los que creen que esta película merece un diez por su historia, pasando por los que le dan un siete o seis ya que no aborda lo suficiente el movimiento skinghead, o los que simplemente no encuentran en ella algo estimulante.
Bien, visioné la cinta anoche, y quedé contrariado por lo que acudí a la Wikipedia para entender bien el significado de lo que se me presentó, y decidí reflexionar en vez de precipitarme a verter mi crítica.

Ahora con un poco de perspectiva (pero la misma ignorancia), veo que a su modo esta película lo abarca todo y no termina nada en concreto porque su director (soberbio Meadows), ha continuado la saga con una serie de cuatro episodios ambientada en 1986, donde Shaun es ya un adolescente cercano a los veinte años.

En definitiva, que la película es un acierto por muchas cosas, por el problema que aborda, los skingheads originales (a algunos nos han iluminado, simplemente no lo sabía), cómo se rompió ese movimiento social primario para desembocar en rupturas, divisiones y lo peor de todo el aprovechamiento político de unas personas marginadas y desarraigadas.
La primera hora de la cinta fue genial (quizás debió aprovechar el director eso mejor), las actuaciones soberbias (Thomas Turgoose, simplemente no me lo podía creer, ¡qué descaro ante la cámara!), la ambientación, esa madre que no repara en donde se mete su hijo ni con quienes, la música y planos... buena de verdad.
La media hora final... se diluye un poco en lo salvaje, en la violencia simplemente (necesaria) y pasa por alto muchos detalles, aunque para un servidor el papel de Stephen Graham (nuestro Al Capone en Boardwalk Empire) ha estado a la altura.

El retrato de la Inglaterra de la época es esencial, real y profundo, el director muestra su conocimiento exacto y vivido. De cómo se va a una estúpida guerra por nada, se destruyen vidas, se alinea a un país a través de los medios, mientras desbaratas a tú país por dentro y creas el problema del desarraigo, la pobreza y marginalidad en adolescentes que a lo único que pueden optar es a integrarse en grupos para aceptarse comúnmente y "formar un familia", en conclusión esto es lo que esencialmente nos cuenta la película.

Para el que busque una recomendación sobre la película, decirles que se atrevan a verla, porque la apuesta es interesante, y si se queda con un sabor agridulce, como que falta algo, no lo sintáis porque Meadows ya nos ha presentado la continuación en forma de serie.

Siento este pestiño que os he soltado.

Yo, Claudio.

Acabo de despacharme a gusto en la crítica a la Serie, por eso creo que seré un poco más indulgente aquí.
Cuando conocí que se estrenaba esta serie de AMC me dije, que era una apuesta valiente, diferente y con el sello de calidad que la abalaba pensaba que merecía mucho la pena intentarlo. De repente vino a mí la imagen de Romero, de su saga y todo apuntaba a que sería, evidentemente mejor, comencé a visionar el piloto con cierto nerviosismo, con impaciencia y no me decepcionó. Lo que vino después es harina de otro costal.

The Walking Dead como piloto me sorprendió, me dejó con ganas de más (y yo también pensé que seis episodios sería poco, con la renovación para una segunda temporada fui más escéptico), con un gusto agradable al paladar, la historia era buena, la dirección de Darabont notable y creí que los personajes nos darían mucho en sucesivos episodios (no fue así), era enfrentarnos a algo nuevo y brillante, utilizar el mundo zombi para contarnos la soledad humana, la escasez de compromiso entre personas y la reacción humana al desastre, al miedo y al sálvese quien pueda.
Si hubiese tenido un final cerrado hubiese sido una película interesante, es lo que me queda, lo que nos queda (dije que sería indulgente, pero me cuesta), al ver la serie. En comparación, el piloto es una obra maestra (pido que me entiendan), y ojalá pudiésemos decir otra cosa respecto a la serie.

De verdad espero que la serie en su segunda temporada nos retrotraiga al piloto, a este magnífico inicio que para mí quedó en suspenso...

Yo, Claudio.