El hijo de un rico industrial es secuestrado. Junto a él, los captores se llevan también a otro niño, un compañero de clase y amigo suyo, que básicamente pasaba por allí, y que no es hijo de un rico industrial, sino de un mecánico viudo sin un duro. Los padres de los chavales tienen opiniones muy distintas sobre qué hacer, y por unas y otras cosas el asunto se pondrá bastante feo...

Con ese planteamiento, "Caza implacable" despliega dos mitades muy diferenciadas, la primera que es básicamente un drama lleno de crítica social con algunos momentos bastante intensos, y la segunda, que se centra casi exclusivamente en la acción pura y dura al más puro estilo del "poliziesco" de moda en aquel momento: tiros, persecuciones motorizadas, guantazos, frases chulescas...Casi parece, por la diferencia de ritmos y tonos, que estuviésemos ante una peli hecha con trozos de dos guiones distintos. El resultado es irregular, aunque entretenido, y desde mi punto de vista la primera parte, más dramática, es mejor, está más trabajada, y alcanza algunos momentos muy interesantes, mientras que la segunda, la de acción por decirlo así, es medianamente entretenida pero algo rutinaria y bastante previsible.

En conjunto no está mal.

...y uno de mis lugares preferidos del mundo era el videclub. Y me vi todas las películas, buenas y malas, a las que homenajea de una u otra forma "Turbo Kid". Y no, "Turbo Kid" no me ha emocionado, ni me ha divertido, ni me ha hecho sentirme otra vez como un niño ni nada por el estilo.

Y sí, mucho homenaje a una época, mucha referencia cinéfila, mucha musiquilla ochentera, mucho gore inofensivo y mucha pamplina, pero no, amigos míos, lo siento, "Turbo Kid" no parece una película de serie B ochentera. Parece una película de los 2000 y cuantos sin una triste idea original cuyos autores ponen mucho esfuerzo en demostrar que vieron (o ven) mucho cine de los 80 y muy poco en darle algo de chicha a la historia o los personajes o a los diálogos.

No parece, insisto, una de aquellas películas de entonces que tal y cual y pascual. Parece una cursilería para modernillos que van de listos y cuarentones con síndrome de Peter Pan. Que es exactamente lo que es.

Unos chicos de ciudad hacen un alto en su camino y tienen el poco tino de hacerlo en una zona rural medio desértica, donde entran en contacto con una familia de paletos garrulos y con hábitos alimenticios poco comunes. No ocurre en Texas, sino en Francia. Y los chicos son unos delincuentillos medio moros, o algo así. Y los garrulos que los reciben en su choza no solo son caníbales, sino también nazis. Por lo demás, la historia es la misma. Casi literalmente. Lo que deja muy poco espacio a la sorpresa. Y menos todavía a la diversión. Porque además "Frontieres" o como coño se escriba no es una parodia ni una imitación descarada de serie B, no. Es, o lo intenta, una película de terror "seria", de las que intenta "dar mucho miedo". Y en la época en la que se hizo eso significaba poner a gente gritando mucho, desenfocar la imagen y mover la cámara como si tuvieras el hormiguillo. Y ninguna de las tres cosas sirve realmente para asustar o crear tensión. Esto supongo que lo sabía hasta el amigo Xavier Gens, así que mete unas cuantas escenas de torturas más bien sádicas y más o menos explícitas, de estas que impresionan a los que no han visto una película gore en su vida pero dejan indiferente al que ya ha visto unas cuantas. Y yo he visto muchas.

Para colmo de males, el intento de crítica social que se supone que hace resulta muy superficial y totalmente ineficaz, porque los personajes son tan estrafalarios que no hay quien se los crea, y dado que no hay una pizca de humor, ni negro ni de ningún color, uno tendría que creerse que realmente la campiña francesa está llena de ex nazis criadores de cerdos comedores de carne humana y sexualmente desviados para que al espectador le llegase el mensaje. Si es que lo hay.

La historia de unos jóvenes parisinos de origen magrebí que caen en manos de una familia de fascistas podría haber dado para un muy buen híbrido de terror y cine social (una escena, sin ir más lejos, en que se empeñasen en hacer comer cerdo a la fuerza a uno de los chavales, sin más, bien rodada podría haber sido bastante acojonante), pero sin lo del canibalismo y con menos gritos y menos mierda de gocho y menos tópicos del subgénero. La historia de unos rapaces que acaban en manos de una familia de nazis caníbales y sexualmente pervertidos podría haber dado para un más que efectivo festival ultragore repleto de humor negro.

Y al final, ni una cosa ni otra.

Una copia de "La matanza de Texas". Una más. Con una estética entre "Hostel" y "Saw". Una más.

Un asesino en serie casi indestructible con el careto de Rutger Hauer. Un chico. Una chica. Persecuciones. Explosiones. Giros de guión que no importan demasiado porque dado que sabemos quién es el bueno, quién es el malo y quién es la chica sabemos a grandes rasgos como va a terminar todo. Diálogos que solo sirven para que no se nos olvide que el malo es muy malo. ¿Por qué? No importa. Es muy malo. Como la quina. Y hace cosas de malo, claro. Para eso está. Y para perseguir al bueno, tercamente, y hacerle la vida un yogur, claro. Para eso está el bueno. Y la chica, claro, que también pasa un mal rato.

Yo, en cambio, lo pasé bastante bien, sobre todo los ratos en los que me dormía, que no fueron pocos. Y no me perdí ningún detalle relevante de la historia.

Es lo que tienen las películas de suspense sin suspense.

Esta es una de esas películas que han tenido lo que podríamos llamar una "vida azarosa". Hecha con dos duros, vapuleada por la crítica, censurada en no sé cuántos sitios, reivindicada por el ala dura de los amantes del cine gore más enfermizo, reeditada en varias ocasiones con diferentes duraciones y diferentes títulos ("Lucker" a secas, "Lucker the necrophagus"...). Por ahí circulan dos o tres versiones con metrajes diversos, aunque en España hasta donde yo sé no llegó a distribuirse comercialmente ninguna de ellas, y para verla había que recurrir a alguna copia pirata en vídeo conseguida a través de algún pariente o amigo que estuviera en la emigración. Todo esto, y el hecho de que esta película fuese reconocida como una especie de pionera de lo que luego sería el infame pero moderadamente exitoso ultragore alemán le dio a "Lucker" un cierto aire de película de culto del que poco queda, porque casi nadie la recuerda ya.

Y si hablamos de la película en sí, hay que reconocer que es bastante mala. Se nota que está hecha con dos pesetas, el argumento es una versión simplificada de la típica película yanki de asesino en serie, los actores no son actores, los efectos especiales no son especiales, la música es horrible, la profusión de gritos de algunas de las víctimas resulta francamente cargante, y tampoco es que sea esta una película tan sangrienta ni tan brutal como para impresionar a los veteranos curtidos del gore.

Leyendo esto, más de uno pensaría que no vale un comino, directamente. Y sin embargo, tiene algo...una especie de encanto retorcido y morboso que por supuesto no es para todos los gustos. El quid de la cuestión está en que el asesino de marras, aparte de asesino, es un necrófilo, y hay una escena en la que se muestra esta su costumbre con bastante detalle y ensañamiento, con esa sordidez áspera y nihilista que se convertiría en marca de la casa del gore extremo y barato hecho en Europa. Es una escena repugnante y a la vez atrayente, y viéndola a uno no le quedan dudas de que Jorg "Nekromantik" Buttgereit tiene a este "Lucker" en su panteón de ilustres. Aparte de esta secuencia, hay momentos en que se consigue una atmósfera macabra y alucinada medianamente convincente a pesar de los muchos defectos técnicos del conjunto.

Un pequeño clásico dentro de su estilo, bastante recomendable para amantes del cine más barato, escabroso y chungo. Para cualquiera que no esté dentro de ese grupo, no la recomiendo.