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España España · Madrid
Críticas de Argay
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de febrero de 2006
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
HAY LUGARES A LOS QUE NO SE PUEDE VOLVER......

HAY MENTIRAS QUE DEBEMOS CONTAR..........

HAY VERDADES QUE NO PODEMOS NEGAR.........

Dos vaqueros se besan y el público se impacta ante las imágenes. Segundos después uno de ellos se pone a llorar y nos miramos extrañados como si no quisieramos entender lo que vemos. En otra escena se les ve haciendo el amor, y nos ruborizamos ante esas imágenes. Cuando salimos del cine hablamos de una historia de amor entre dos vaqueros gays en la América Profunda. Y quizás Ang Lee nunca se ha alejado tanto del amor como en esta película..., quizás nos habla de otra cosa.
Quizas Ang Lee no habla del amor en una pareja, quizas no habla de homosexuales ni heterosexuales. Quizas no habla de vaqueros, ni de la America Profunda. Quizas habla de un lugar que permanece en nuestros sueños y podemos ir siempre que queramos. Quizas todos y cada uno de nosotros cuando nos sentimos solos, tristes o melancólicos podemos escapar a nuestro propio Brokeback....
Y todo lo demás, la fotografía, la dirección, el montaje, la banda sonora..., son temas a tratar en otro tipo de películas. El cineasta chino Ang Lee ha descubierto la Casablanca contemporánea en mitad de Texas y Wyoming... siempre nos quedará Brokeback.
Argay
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8
19 de marzo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran Torino es el resultado de 3 cosas que juntas se desglosan en un cuadro portentoso, plenamente disfrutable en todo momento y que sirve de perfecto homenaje a la historia del cine y al propio Eastwood. A saber:

- Gran Torino es una película que huele a puro cine americano. Es más, huele a cultura americana. Se desborda en varias sub-tramas que desembocan en un mismo elemento: una bandera llena de franjas rojas y blancas y muchas estrellitas. Lo cual casi nunca ha sido tan positivo como aquí. Eastwood es de los pocos directores que se atreven a diseccionar a su país, como el cirujano que abre a un paciente, dispuesto a sacar, con la verdad por delante, todo lo que haya dentro.

- Gran Torino es, quizás, la última ocasión en la que podremos ver al Eastwood actor en la gran pantalla. Y si al final no es así al menos todo lo que rodea esta interpretación se indica en ese sentido. Se autoparodia sin llegar nunca a la parodia, se disfraza de sí mismo para darnos a otro gran personaje y se simula a disgusto en un papel en el que siempre está cómodo. Sólo alguien con la entereza y la pasión con la que Eastwood desnuda a sus personajes es capaz de hacer de él mismo sin mostrar un resquicio de gusto ni aprecio por quien es.

- Gran Torino demuestra una vez más que el Eastwood director es un tipo muy grande. Alguien a quien no costaría nada hacer un monumento. Cada película de su filmografía está hecha con una gracia y un estilo tan personal e intransferible, que sólo queda agachar la cabeza y ver como el maestro te da una nueva lección de cine, desde la humildad precisa que se necesita para atravesar los ojos del público con otra lección de sinceridad y auténtica responsabilidad. El cine de Eastwodd se traduce desde una verdad tan física y visceral que no hay argumentos posibles para discrepar de su gran hacer.

Y no, no es la mejor película de Eastwood, ese título sigue recayendo en Million Dollar Baby y Sin Perdón, pero que duda cabe que ver estas 3 cosas juntas en una misma película es asegurarse el pleno disfrute de dos horas de auténtico y maravilloso cine.

¡Hasta la próxima Eastwood!
Argay
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7
30 de enero de 2007
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Borges decía que le gustaría ser recordado no tanto por los libros que había escrito como por los que había leído, no estaba practicando la falsa modestia, sino definiéndose como el Gran Lector que supo concebir su discurso como cámara de ecos. De un modo parejo, Tarantino parece reclamar con Kill Bill, su condición de Gran Espectador. Kill Bill es la proposición que Tarantino hace al cine actual, declarando al mundo entero fidelidad a sus verdaderas pasiones, que tienen más que ver con los años 70 y 80 que con las evocaciones filosóficas y digitales que se crean en la actualidad. Pasiones nacidas en plena adolescencia, cuando apenas era un chaval fanático de los seriales, la blaixpotation, el cine de samurais, el spaghetti western y el cine de Serie B.
Así , esta pelicula es un autentico puñetazo en la cara, para todos aquellos que han nacido en la filosofía Gondry y Kauffman, la viñeta visual de Spielberg, y el torbellino nocturno y tétrico de Fincher. Esta película es un transporte fascinante, salvaje, violento y tremendemante personal, para viajar a la artifiosidad del cine, su rareza como combatiente de nuestros propios fantasmas, y la violencia como lema estético de un arte preconcebido desde nuestros orígenes. Y es que cuando Tarantino clava un cuchillo no es para que gritemos, sino para que aplaudamos.
Argay
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9
7 de mayo de 2007
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y Lars Von Trier hace el aún más difícil!... Para hacer lo que realiza este director debes tener en dosis exageradas dos cosas fundamentales: Pretenciosidad y genialidad. Lars Von Trier es es genio que se sabe como tal y te lo hace saber constantemente.
En esta película se revienta por cuarta vez, y revienta al mismo tiempo el cine para, en los tiempos de la digitalizacón exacerbada, en el que se intenta cambiar visualmente el cine yendo más allá en el terreno de los efectos especiales, demostrarnos que volviendo al principio se puede cambiar todo.
Dogville es en el fondo una angustiosa y ácida crítica hacía el ser humano, y hacia todos los dogvilles que deambulan por el mundo. Inteligente reflexión, siempre con algo interesante que decir y que ofrece un relato estimulante, analítico, y en ocasiones desgarrador.
En la forma, la penúltima reinvención de Trier, sacando del sombrero un conejo en forma de teatro filmado, en el que nunca echas en falta lo que no se ve, siempre hay un punto de vista interesante que observar, y por muy teatral que sea la escenificación nunca piensas que se trate de teatro.
Todo está medido y bajo un sólido relato se agarra Trier para formar un cuadro tremendamente original alejado de la mayoría de formularios visuales mil veces vistos en el cine.
Está película es la confirmación, por una lado del talento interpretativo de Nicole Kidman, que aquí borda un personaje altamente complejo, y que pocas actrices se hubieran atrevido a interpretar. Y por otro lado, se confirma que Lars Von Trier es posiblemente el mayor genio fílmico que haya dado el cine desde Stanley Kubrick.
Argay
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8
1 de mayo de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Montaje frenético, arrollador desde el comienzo sin dar tregua a un espectador desconcertado por todo lo que acontece en el film. La ola noir envuelve con una fragancia inusitada un musical clásico ¿o al revés? Baz Lurhmann realizó con inéquivoca precisión un frenesí latiente de imágenes aceleradas programadas al servicio de grandes artistas de la música que conformaban un cuadro despiadado donde tejer una gran historia de amor, que al final se conformaba con ser el hilo conductor de algo mucho más importante.
Rediseñando su propio concepto visual y sonoro, escenificado anteriormente en Romeo y Julieta, Lurhmann lo mejoró y lo dotó de mayor profundidad de espectáculo. Es posible que narrativamente fuera incluso menor la incidencia de este en el espacio de la película, pero su lugar lo ocupo un carácter furioso, sobrexcitado que invitaba a jugar al público con una de esas rarezas que ocupan las páginas de los coleccionables de cine. Nunca antes el género musical había brillado con tanta intensidad desde una perspectiva tan radical y moderna. Nunca se había hecho tanto hincapié en homenajear al mismo tiempo a la obra clásica. Nunca el espectáculo estuvo al borde de la catarsis como aquí (bueno, desde Cabaret), nunca fue tan valioso el concepto "más siempre es más". Lurhman sabía que en ningún otro género se iba a sentir tan cómodo como en el musical para decir en voz alta: La forma prima sobre el fondo. Y si, además estaba Kidman y McGregor para dar brillo a sus esplendidas voces, sus cargados gestos dramáticos y su esplendorosa belleza, que aquí brillaban más que nunca. Detrás John Leguizamo (uno de los protegidos de Luhrmann) y Broadbent rayaban la perfección en sus correspondientes papeles. "The Show must go on", debió pensar Lurhmann al hacer el film. Espectáculo ante todo, sobre todo, y eso si (no) para todos. Disfrútenla!
Argay
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