El terror psicológico no está a la altura de cualquier director, ni siquiera de uno que siempre se las apaña para hacer producciones gordas y transnacionales, algo bastante raro en un país como el nuestro donde la industria del cine no está precisamente boyante, sin haber hecho jamás nada digno de verdadero elogio. Y ésta probablemente sea la peor de todas. Prescindible, sosilla, más dramática que terrorífica, sin llevar a buen puerto ninguna de sus propuestas.

Probablemente, hubiera pasado sin pena ni gloria por la cartelera de no ser por el morbo de ver a Clive Owen en una producción española. Clive Owen es un tío que impone. Le vi en un programa de Telecinco rollo 'Sorpresa, sorpresa', promocionando este bodrio y daba miedo. A Jorge Javier Vázquez se le caía la baba, normal. Por lo visto, la promo funcionó en taquilla. Sin embargo, 'Intruders' consigue que Owen parezca otro más de esos actores que antes molaban mucho y ahora nos parecen caca, como Nicolas Cage, John Cusack, etc. Actores quemaos.

Los que la vean traducida es posible que no se percaten de que buena parte del film se ha hecho en Madrid. Apenas se intuye, con una corrala llena de andamios en una de esas noches lluviosas, que debe de haber como tres en todo el año. Por cierto que Pilar López de Ayala, el niño Izán Corchero (Izan, que no Ethan, un nombre muy en boga ahora, creo) y el internacional Daniel Brühl hablan en castellano en la versión original. ¡Hasta Clive Owen lo chapurrea! Sacar más de la ciudad probablemente hubiera desvelado la trampa de todo el film quizás demasiado pronto, a pesar de que es todo bastante predecible desde la mitad o así.

Resulta difícil enfrentarse al comentario de esta película siendo totalmente honesto e imparcial o, simplemente, 'tío'. Me explico. Confieso que el atracón visual, hormonal, playero y alucinógeno que propone Korine me pone tremendamente cachondo pero, por esa regla de tres, también la mayoría de "naked_beach_orgy_party" que pueden encontrarse en cualquier web porno.

Si a eso le sumamos que las protagonistas son algunas de mis 'conejitas' Disney favoritas completamente desfasadas, metiéndose de todo, paseándose medio desnudas por dependencias policiales, fornicando a varias bandas o cantando Britney Spears mientras esgrimen recortadas, la película es como un regalo del cielo. Vamos, el típico 'fake' que colgarían en un April fools. Increíble pero cierto.

A todo ello hay que sumarle el tono furiosamente adolescente, hedonista, crudo, sexual, cómplice y nada paternalista que hermana esta película con Larry Clark, otro de mis directores de cabecera. "Es como un videojuego" es una las frases que repiten como un mantra (hay varias) al principio del film y nos da una clave de por donde irán los tiros. No esperen sacar una doctrina ni una moraleja, ni un discurso medianamente racional ni tampoco la enésima versión del cuento de Caperucita porque tampoco va de eso, aunque lo parezca.

Me rindo igualmente de forma incondicional al acertado tono 'videoclipero'. Esos planos saturadísimos de cuerpos perfectos brillando al sol con el agua y el alcohol fluyendo a borbotones a cámara lenta con los ritmos dubsteb de Skrillex, el dj de moda, de fondo son gratuitos y nada que no hayamos visto antes. Entiendo que es lo que se pretende y, desde un punto de vista puramente estético, no dejan de ser sublimes.

Uno no puede por menos que acordarse de 'Windowliker', la pieza del genial Cris Cunningham en la que, ya a principios de este siglo, se parodiaba en clave de horror la estética de los videoclips de hiphop o reagaetton. Sobre todo con la presencia de ese gansta-proxeneta-rapsoda que no es Gary Oldman en 'Amor a Quemarropa' pero se le acerca bastante. James Franco ya apuntaba maneras en 'Freaks and Geeks' y ya era hora de que se le presentara un papel a la altura de su potencial.

Y aunque los anuncios y varios de los bodrios en los que ha trabajado sean en blanco y negro, y aunque su nombre y ese bigotito parezca de 'Retrospecter' os juro que George Clooney tampoco es que sea un chaval, pero ni ha muerto ni tiene 90 años. ¡Si hasta salía en la teenager 'el ataque de los tomates asesinos'!

'El buen alemán' me ayuda a recordar porqué no veía el programa del Garci. Bromas aparte, y al margen de que no me vaya mucho el cine clásico, esta película simple y llanamente es mala con ganas.

Hancock no podia ser un atihéroe de comic como John constantine, Lobezno o algunos de los protagonistas de 'The Authority'. No, el cine para todos los publicos tenia que reformar a este Superman borracho de criptonita adulterada con nicotina en un superheroe con todas las de la ley.

Aparte de eso, la cosa funciona los primeros minutos, lo que te venden en el trailer. Luego la película empieza a dar bandazos de un lado para otro, oscilando entre el payasismo de Will Smith y el dramón más insulso. Todo se convierte en otro olvidable melodrama yanki con muy poca sustancia, aderezado, eso si, con carísimos efectos especiales a lo Matrix Revolutions.

Cuando Los Simpson homenajean esta película (no me dejan poner links, sorry) y la campaña antidroga hace un guiño, con el tema de la ruleta y el ambiente de pesadilla, no hay duda de que nos encontramos ante una peli de culto. El invierno llega en un clímax extremecedor y magistral (esto es gore y lo demás tontería) que justifica el resto de la película, en mi opinión pelín mediocre. Bueno, y Clint Mansel ya está codeándose con Elfman, Zimmer, Naymann.