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Críticas de Corleone94
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Críticas 29
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
12 de marzo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
París, la ciudad el amor, donde cientos de enamorados dan rienda suelta a su pasión por los Campos Elíseos a ser posible soleados, que ha servido de inspiración a muchos artistas para la creación de sus obras , cuna de escritores y segunda ciudad para otros que la adoraban, como Hemingway. A comienzos de la década de los 70, una de las jóvenes promesas del cine europeo rompió con esa imagen.
Esta historia se cuenta en un París triste, apagado, y lleno de nubes grises en el que un hombre llamado Paul (Brando), destrozado anímicamente por el reciente suicidio de su mujer, llega cruzando lentamente el puente Bir-Hekeim a una habitación de un hotel en donde conocerá y mantendrá clandestinas relaciones sexuales con Jeanne, una joven prometida con un estúpido cineasta, con la condición de no desvelar en ningún momento sus nombres.
Estos dos protagonistas son presos de la soledad, de una manipulación llena de engaños por parte de otras personas y de una falta de identificación con el mundo exterior ajeno a esa austera y sucia habitación, es decir, el universo de Bertolucci en el que también tiene mucha importancia otro de los elementos que tanto caracteriza a la temática de su cine:el sexo.
Gran cantidad de españoles viajaron a Perpiñán, en el sudeste de Francia, para ver algo prohibido por el retrógrado régimen Franquista. Famosa es esta película por la escena de la sodomización con mantequilla, pero también por mostrar el desnudo de una mujer de una manera tan explícita e incluso violenta a veces como nunca antes se había hecho, pero también para ver a un Brando ya metido en años, alejado de su escultural físico con el que tenía enamorado a todo el gremio femenino , aunque no es su belleza lo que brilla.
Bertolucci no dirigió a Brando en esta película, lo dejó libre para que interpretara con todo su talento y su alma a un destrozado y también autobiográfico personaje, un Brando que a partir de este punto comenzó su declive profesional hasta el final de sus días (su declive personal fue eterno) con dos inolvidables paréntesis llamados Vito Corleone y Coronel Kurtz, pero también un Brando que consiguió junto con "La ley del silencio" y "Un tranvía llamado deseo" la mejor interpretación de su carrera. Es difícil quedarse con un momento de este actor en la película, pero siempre será estremecedor el monólogo frente al cadáver de su mujer.
Todo ello al servicio de una magistral dirección de Bertolucci, algo muy habitual en el maestro italiano, una artística fotografía de Vittorio Storaro al que el reconocimiento internacional le llegaría unos años después y una fantástica banda sonora con el saxo como protagonista.
Dicho esto estaríamos ante una obra maestra, pero por desgracia la película es como un lujoso barco en una tempestad llena de un ritmo lento que perjudica la narración y de momentos/diálogos ridículos, aunque este adjetivo habría que ponérselo a Jean Pierre Leaud, ese actor que Truffaut tanto adoraba, aquí protagoniza bastantes de esos momentos.
Una película polémica, triste, dramática, a veces más sadomasoquista que romántica, que adolece de Brandodependencia, pero aún así una inolvidable historia y realización del director de "Novecento", en la que Marlon Brando da un recital interpretativo del que muchas caras bonitas actuales podrían aprender, sí, Maxi Iglesias y demás, va por vosotros.
Corleone94
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10
1 de marzo de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mentes más inteligentes, brillantes y cinéfilas de la historia del cine norteamericano se llama Martin Scorsesse, que a pesar de su ya avanzada edad nos ha regalado otro trabajo (la vi hace un año cuando se estrenó), que se contrapone radicalmente a "La invención de Hugo", su anterior y también algo floja película.
Cuando se llevan visionados unos veinte minutos aproximadamente se percibe que estamos ante el retorno del mejor Scorsesse, aquel que suele comenzar sus películas con monólogos de su protagonista o con voces en off del mismo para ir introduciéndonos en la trama. Trama que a lo largo de sus tres horas de frenesí no da ningún respiro por sus situaciones disparatadas, la muestra un tanto explícita de los vicios del ser humano y sus excéntricos personajes.
Scorsesse se mueve como pez en agua en este ambiente "mercantil-empresarial", del que un broker corriente llamado Jordan Belfort es expulsado, pero al que volverá con muchísima más fuerza tras haberse rodeado de un grupo de mediocres y haber estafado a una gran cantidad de individuos a costa de los cuales se hace millonario y se da a todo tipo de vicios.
Véase vicios aquellas prácticas constantes y muy reiteradas que una persona realiza para satisfacer sus necesidades casi ansiosas; definición que se acopla a los personajes de la cinta encabezada por un inspirado Di Caprio que se apunta a la consumición de todo tipo de drogas y sustancias nocivas, al sexo menos apasionado, pero más enérgico y fugaz en cuanto a placer se refiere y por supuesto a amasar cantidades de dinero inalcanzables para gran parte del resto de los mortales.
El cineasta neoyorkino no utiliza su gran cantidad de escenas picantes repletas de sexo, drogas y rock and roll para convertirlo en carcasa y provocar la risa, sino que nos muestra el lado más oscuro y asqueroso del capitalismo en el que dinero y poder transforman a peor al ser humano (algo que hoy día está de moda en política) y se deja llevar por ellos cayendo en la ambición y el desenfreno, y por su puesto la presencia en todos nosotros de un posible yo interior, un Jordan Belfort que sacaríamos a la luz si se dieran ciertas circunstancias, algo en lo que yo salvo en contadas excepciones estoy de acuerdo.
Movimientos rápidos de cámara, tipo de planos, voces en off, ritmo rápido, soberbia dirección y banda sonora repleta de fantásticos temas musicales de todos los géneros dejan patente el estilo de Scorsesse y una vez más su carácter melómano. Por supuesto mención especial a la interpretación de todos los actores, desde un breve aunque fantástico Matthew McConaughey, un genial y gracioso Johan Hill y sobre todo un Di Caprio de Óscar con algunas secuencias memorables ( a destacar la del gran colocón), Óscar que le arrebató el propio MacConaughey por su gran interpretación en "Dallas Buyers Club"
En definitiva, un cóctel de 180 minutos llenos de frenesí en el que hay influencias de otras cintas entre las que están "Uno de los nuestros" del propio Scorsesse, "Scarface" y "Barry Lyndon", estas dos últimas por las similitudes de las trayectorias ascendente-descendente de sus protagonistas y también con la degradación de la "Dolce vita" de Fellini, pero ante todo es una película de Scorsesse, y de sus mejores. Martin no te retires nunca.
Corleone94
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9
20 de febrero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine, no es la primera vez que un guionista de prestigio decide pasarse a la dirección, como es el caso del díscolo Paul Schrader, capaz de lo mejor y de lo peor. En esta ocasión también se trata de otro Paul, sólo que de apellido Haggis, que tras haberle escrito a Clin Eastwood el guión de la magistral "Million dollar baby" decide cambiar la pluma por la cámara y teniendo para colmo un soñado debut con "Crash".
Esta película todo lo que tiene de simple en su título lo tiene de compleja en la estructura de su argumento consistente en prácticamente un puzzle dentro de un flashback. En este rompecabezas no hay unos protagonistas concretos porque ninguno es absoluto y todos son necesarios, y los hay de todos los colores; un amargado policía racista, un pobre tendero iraní, un par de delincuentes de medio pelo, y el fiscal del distrito entre muchos otros. En pocas películas se definen tan bien sus personajes como en esta, en la que cada uno de ellos tiene una vida, unos sentimientos, unos objetivos y unas preocupaciones. A través de un suceso, todos los personajes acaban relacionados los unos con los otros como si de una red se tratara, esa es la base de este original subgénero de vidas cruzadas que tan buenas películas ha dado de la mano de cineastas como Iñárritu ("Babel") y Paul thomas Anderson ("Magnolia") y conforme va avanzando la trama, las piezas de este puzzle acaban encajando.
Tras lo expuesto anteriormente creo que sobra decir que el guión es su punto fuerte, lleno de diálogos que pueden perfectamente asociarse a literatura de la buena y con unos cuantos giros argumentales tan numerosos como impactantes que dejan al espectador boquiabierto. Un guión de gran profundidad y variada temática en la que el racismo juega un papel importante como uno de los males de nuestra sociedad así como un torrente de sentimientos que encarnan sus personajes pertenecientes a distintas clases sociales.
Dicho guión es llevado a la gran pantalla con un prodigioso montaje y una brillante dirección en la que Haggis consigue buenas interpretaciones de todos los actores (Sí, Sandra Bullock es buena actriz) y controla muy bien el tempo en todas las escenas y por supuesto una excelente banda sonora que acompaña a algunos de los momentos más emotivos de la cinta.
Paul Haggis ha demostrado ser uno de los más listos de la clase, porque ha aprendido mucho del maestro Clin Eastwood, y esto se nota en el poso que deja en el espectador (al menos en mi caso) esta película, muy similar al que me dejó "Mistyc River"y "Gran Torino", también dotadas de una densidad y una carga sentimental que sólo gente con mucho talento es capaz de transmitir. De esta película ya podrían aprender muchas cintas sensibleras e inverosímiles, porque aquí los sentimientos y las situaciones son de verdad, a veces sórdidas y a veces alegres, es un retrato de la propia vida.
Corleone94
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9
13 de febrero de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevamos ya casi tres lustros de siglo xxi y todo sigue evolucionando, incluyendo por supuesto el séptimo arte que poco tiene que ver con el de épocas anteriores. Hubo un tiempo que encuadro sobre todo en la década de los 60, en la que el cine de autor vive su mayor apogeo en Europa debido a la culpa de cineastas como Fellini, Godard, Truffaut, Visconti, Berlanga y sobre todo Bergman. En nuestro tiempo este tipo de cine no ha desaparecido del todo, sólo que no mueve las masas de antaño, sin embargo para alegría de algunos entre los cuales me incluyo de vez en cuando aparece alguna película que recuerda a aquellos tiempos y en esta ocasión viene de Polonia.
"Ida" parece una película que nos ha llegado en una máquina del tiempo procedente del pasado, puesto que hasta el formato en el que está realizada no es ni mucho menos actual, y eso por no hablar de su temática y puesta en escena. En referencia a esto último, es fácil percibir que la película parece realizada por cineastas como Bergman, Dreyer e incluso Bresson ( del cual no he visto ninguna película, pero he visto fotogramas y se cosas de su estilo) que si siguieran con vida la hubieran aplaudido aunque sea sólo por su argumento; una joven monja poco antes de hacer sus votos para permanecer de por vida en un monasterio en Polonia, empieza a investigar con ayuda de su desgraciada tía el lugar en el que fueron enterrados sus padres durante la ocupación nazi.
Contradicción extrema entre personajes, problemas de fe, vacío y angustia son los temas que aborda la cinta que bajo un ritmo lento y pausado con gran uso del silencio nos envuelve en una atmósfera casi existencialista que absorbe y que impacta en su tramo final. Estos eran los temas fetiche de los cineastas antes mencionados y al igual que en sus películas ("Persona", "Dies irae", "Gritos y susurros", "El séptimo sello") en las que el silencio es clave, aparecen esporádicamente piezas de música clásica, y como no una bellísma fotografía en blanco y negro que en este caso me recuerda más a la de las películas de la Nouvelle Vague francesa con tonos más claros, que al extraordinario claroscuro de Bergman.
Una absoluta e impactante joya de gran profundidad que nos demuestra que el denso cine de autor de Europa del este que en su momento deslumbró no ha terminado todavía, aunque me temo que esto es un oasis en un desierto en el cine del desconocido Pawlikowski, pero del que habrá que beber sus aguas para continuar la travesía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Corleone94
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7
7 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace 5 años aproximadamente un prácticamente desconocido Daniel Monzón nos sorprendió a todos con la magnífica "Celda 211", película que hay que colocarla entre las mejores de este jugoso subgénero. A día de hoy a vuelto a arrasar en taquilla cambiando la cárcel por el Gibraltar profundo y sin Malamadre, obteniendo como resultado "El Niño". La trama gira en torno al tráfico de drogas que hay en Gibraltar en nuestros días y partiendo de esa base se nos presentan a varios personajes pertenecientes a bandos opuestos; Un atractivo joven con una vida normal que se irá introduciendo en el mundo del narcotráfico hasta llegar a ser uno de los más perseguidos, y un grupo de policías entre los que destaca Jesús (Luis Tosar), un perro viejo cuya vida gira en torno únicamente a su trabajo. Dejando aparte lo bien tratados que están los personajes, destacan en algunos de ellos, los acentos andaluces cerrados que aporta bastante realismo, un buen detalle desde luego. Aunque si hay que hablar de puntos fuertes en esta película, sin duda alguna son las escenas de acción (en su mayoría en el mar) dignas de Hollywood y que poco tienen que envidiarle a buena parte de los thrillers norteamericanos. Tiene un buen ritmo la película y un más que notable trabajo de dirección, pero alguna que otra secuencia se extiende más del tiempo debido y se nota la ausencia de algún imprevisto giro argumental que habría hecho redonda la película. Puede parecer injusto hacer comparaciones con "Celda 211", pero al tratarse del mismo director resulta inevitable, por ello se tiene en la memoria a Malamadre, y aunque Luis Tosar como siempre hace un buen papel, no es motivo suficiente para echar en falta un personaje de ese tipo en "El niño"
Esta película es un gran ejemplo de la buena racha por la que atraviesa el cine español, con una nueva generación de cineastas liderada por Daniel Monzón y Alberto Rodríguez que está aportando un soplo de aire fresco y una "despolitización" en nuestro cine. Por cierto ahora se están dando los premios Goya, le deseo mucha suerte a esta película.
Corleone94
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