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Críticas de Kyrios
Críticas 1,319
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
El hombre de la cámara
Documental
Unión Soviética (URSS)1929
8.1
6,321
Documental
8
20 de junio de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre con la cámara es un experimento cinematográfico realizado por un gran artista como se trata de Dziga Vertov, en el año 1929.

Polaco de nacimiento aunque encuadrado en la escuela soviética (una de las más importantes de la historia del cine). Lo que Vertov quiere hacer con esta curiosa película es romper con los códigos imperantes en el cine y que pertenecen a otras artes como la literatura, Vertov de hecho, busca la pura imagen. Como ya habíamos hablado en “Berlín: Sinfonía de una ciudad” los intelectuales de tan diversos países (como Alemania y la URSS) consideraban que el arte había nacido ya viciado y corrompido por las demás artes, que habían ejercido una influencia devoradora en el cine. Un ejemplo lo tenemos en el film francés del Duque de Guisa (obra encuadrada en lo que conocemos como Films d’art), un tipo de cine teatral que se había puesto de moda en los grandes estamentos y que fue considerado durante grande tiempo como cine de prestigio (aunque nunca gozó de un éxito popular).

La pura imagen, por otra parte, se trata de un concepto acuñado, idéntico al cine-ojo o la cámara-ojo. Vertov Buscaba una esencia narrativa propia para el cine, Tiene pues semejanzas como ya hemos dicho con la película de “Berlin: sinfonía de una ciudad”, aunque no es exactamente el mismo concepto. Vertov no quiere elementos externos, no quiere actores (sus personajes son reales, forman parte de la propia vida de la ciudad) no quiere guión (se presta casi siempre a la improvisación), no hay iluminación artificial. Es en el montaje donde Vertov apuesta que está el elemento fundamental del cine, es el instrumento que da vida a la obra, las kino-frazas, interesante palabreja que se sirve Vertov para resumir lo que él dice como frases fílmicas, de las que se compone una película, así Vertov consigue un lenguaje que al igual que la literatura, también tiene sus propias características singulares e independientes. Vertov crea un léxico especifico para el cine, por eso vemos Kino-Frazas, Cine-ojo, cámara-ojo etc…


Vertov se plantea rodar la ciudad de San Petersburgo, una ciudad que renace de nuevo con el joven régimen comunista, el tema no tiene más complicación a parte de mostrarnos esta realidad. Los obreros salen bien dignificados a diferencia de la película de Walter Rutmann, “Berlín: Sinfonía de una ciudad” (en aquella película la clase obrera sufría el duro mandato de los poderosos). Es lógico que el film nos muestre la ciudad de una manera positiva, como lo harán casi la totalidad de los films soviéticos, que nos muestran una sociedad que renace y que se muestra como llena de vitalidad.

Hay propaganda política, cierto, pero por la lógica misma del tema, menos que en “la Madre” o en el “Acorazado Potemkin. Y como en todas las películas influyentes del cine soviético, el montaje es básico en la película. El montaje es el que consigue ese dinamismo que el director quiere imprimir a la obra, gracias a la conexión entre los distintos planos la obra consigue una gran vitalidad, es como una gran danza que invita al espectador a bailar. Evidentemente para esto no utiliza interludios de texto (cortinillas de texto), ya que esta no serviría más que para empañar la narración propia al cine (el texto es un elemento extrafílmico que además es una citación directa de la literatura, arte del que Vertov quiere desvincularse totalmente).

No hay un narrador que nos habla con voz en off, no hay un narrador omnipotente que lo sabe todo, solo una cámara (casi que le cámara empuja al hombre) y un hombre detrás con ganas de filmar la ciudad. Hay planos que la misma cámara-ojo aparece en primer plano buscando un nuevo objetivo al que grabar. La película entronca también muy bien con la sociedad que refleja, coches y tranvías porque hay mucho movimiento, ¿cómo consigue ese movimiento en la película? Si, con el montaje otra vez.

Palabras de Vertov mismas que reflejan el concepto de la película”El drama cinematográfico es el opio del pueblo. ¡Abajo las fábulas burguesas y viva la vida tal y como es!”.
Lo fundamental: usar la cámara como un ojo fílmico más perfecto que el ojo humano para explorar el caos de los fenómenos visuales que llenan el universo.

Queda claro lo que opina Vertov sobre cómo tiene que ser el cine.

http://neokunst.wordpress.com/2013/06/20/mundo-mudo-el-hombre-de-la-camara/
Kyrios
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8
19 de junio de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang tuvo un último periplo en Estados Unidos en el que el director no se si sintió realmente cómodo. El ambiente de producción en el que estaba inmerso no era el mismo que el que lo había recibido con las manos abiertas después de huir del régimen Nazi. Lang mismo no terminaría su carrera en los Estados Unidos, sino que decidió volver a Alemania para poner fin a su trayectoria cinematográfica.

Pero antes de volver, realizó algunas películas, que realmente resultan más que interesantes, porque Lang arremete contra este ambiente viciado que se respiraba en los años cincuenta y que le estaba arrinconado cada vez más. En el 1956 dirige la que será su penúltima película en territorio norteamericano, Mientras Nueva York Duerme.

Mientras Nueva York duerme, es seguramente la crítica más acérrimal que se haya realizado en mucho tiempo sobre el cuarto poder. Lang no tiene ningún tapujo en realizar un ataque brutal contra la prensa, que dirige a su antojo la información con tal de conseguir aunar más poder.

Para ello Lang no recurre a una estructura normal, sino que la película está construida de una manera bastante singular. De hecho podríamos decir que hay dos películas en ella. Una parte del argumento es la búsqueda del asesino que ha cometido diversos crímenes, y su persecución (Entre otros por parte de Dana Andrews el personaje principal de la película). Mientras que por otra parte se nos muestra la lucha por conseguir un puesto de vital importancia para el periódico, en la que los tres pretendientes utilizarán todas las trampas posibles para poder conseguir tan codiciado objetivo.

El director no idealiza nada. Tampoco hay un interés por mostrarnos el suspense del asesino, pues ya desde el inicio vemos su rostro (en un magnífico prólogo) y a la mitad de la película ya sabemos casi todo lo necesario sobre él. A Lang le interesa más mostrar como la codicia de la prensa llega hasta límites inimaginables, y para ello se sirve de sus personajes protagonistas. Ni uno de ellos se libre de ser personas que en mayor o menor medida, carezcan de escrúpulos. Hasta el protagonista, interpretado por Dana Andrews es mostrado como un hombre que comete adulterio (recordemos la época en que se rodó y el impacto que debió causar, de hecho la película tiene bastantes trozos censurados en la versión española) además de ser un alcohólico consumado. Los tres hombres que luchan por el puesto también demuestran una catadura moral bastante cuestionable, y las extorsiones, negocios negros y líos de faldas (la utilización de la mujer como objeto es un tema muy presente en la película) están a la orden del día. De hecho el mismo final en que todo el mundo consigue su objetivo no es más que un claro ataque de Lang hacía los manidos Happy ends. Todos parecen felices y contentos, pero uno cae en la cuenta de que en realidad ninguno de ellos merece el puesto que consigue, ya que todos han jugado sucio para estar donde están.

El sensacionalismo de la prensa queda retratado perfectamente y sólo que hay fijarse en los diálogos para darse cuenta. Justo en la primera secuencia antes de que el viejo mandatario del periódico muera, suelta unas frases bastante interesantes: Quiero el titular del asesino de barra de labios en primera portada, quiero que cada mujer en Nueva york que se esté pintando los labios se estremezca ante la posibilidad de que el asesino este el acecho. Todo esto en una película del 1956, y sin embargo, resulta más actual que nunca.

En cuanto al asesino hay un interesante retrato psicológico de él, que no es que resulte pasado de moda, pero que en la época estaba muy en boga. Recordemos que cuatro años después de rodarse Mientras Nueva York Duerme, Hitchcock asustaría al mundo entero con su genial “Psicosis” , en la que también hay un debate científico muy parecido al de la película de Lang. Aquí, en Mientras Nueva York Duerme, también encontramos la madre del asesino como un determinante clave para que el asesino cometa sus crímenes, al igual que un comportamiento infantil y no estable con las mujeres.

Formalmente Lang realiza un ejercicio más que correcto. Se aleja en cierta parte de la estética del cine negro (la iluminación está muy presenta en la película y apenas hay intención de utilizar el clarobscuro) y se acerca a un tipo de films más realista (y recordemos que él es uno de los precursores más claros de este tipo de films). Es interesante observar como realiza diversos contraplanos y picados que intentan precisamente mostrar la relación de poder entre los diversos personajes, especialmente utilizados en las oficinas de la prensa. También en estas oficinas Lang juega con el juego de cristales transparentes y como se encuadran los personajes en los diversos campos. Puede suceder que en una sala ocurra una conversación que atañe a otro personaje, mientras observamos a este mismo de fondo, un detalle más que curioso y que Lang repite en diversas ocasiones.

Si hay que destacar una secuencia sin duda sería la persecución final en el metro (la película está ambientada en Nueva York, pero la secuencia se rodó en los metros de Los Ángeles), en la que el personaje interpretado por Dana Andrews se lanza en una persecución total contra el asesino en el metro. Una persecución que remite por cierto, a la Mítica secuencia del “Tercer hombre” de Carol Reed.

http://neokunst.wordpress.com/2013/06/19/ciclo-fritz-lang-mientras-nueva-york-duerme/
Kyrios
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5
18 de junio de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror calificado como indie está en más pleno auge que nunca. Son muchas las películas que se estrenan cada año, en festivales como Sitges. En este mismo festival participó El pacto (The pact) que se releva como la primera película de Nicolas McCarthy, que no sólo dirige, sino que también escribe el guión.

De hecho la película es una idea estirada de un corto que el mismo director dirigió con anterioridad, y eso ciertamente se nota. El pacto es una de esas películas que se inspira en nuevos modelos de terror que han surgido hace poco y que pretenden asustar al espectador de una manera mucho más inteligente a la que viene siendo habitual. Es fácil ver en la película claras referencias a “Insidious”, película que ha revitalizado el género, no sólo por referencias temáticas (Médiums, tratamiento de la casa, incluso hay un momento en que el personaje apunta con la cámara fotográfica, que es realmente parecido a la película citada), sino especialmente por algunas formas de generar terror, que siguen la película de Wan.

Que la película está basada en un corto se nota, pero desgraciadamente para mal. De hecho uno de sus puntos más débiles es precisamente el guión de la película. McCarthy es mejor director que escritor, eso queda claro. Si en gran parte “Insidious” conseguía asustarnos era porque ofrecía un relato que era bastante consistente y que resultaba creíble en su propia construcción. Sin embargo, de la película del Pacto no podemos decir lo mismo. No sólo es que el desarrollo de los primeros veinte minutos resulte desastroso (lo peor de la película, un inicio totalmente soporífero que abandona totalmente al espectador, que se siente perdido por no ver ni comprender nada) sino que no hay consistencia detrás de la historia. Ni McCarthy se cree realmente el espectáculo que está ofreciendo, simplemente nos muestra el conjunto como un pretexto para poder asustar al espectador. Por eso mismo se realiza un potaje curioso, en el que se mezcla diversos temas que no tienen gran conexión entre sí. Espíritus, asesinos en serie, casas encantadas, hasta una Ouija. Sin duda un todo vale que resulta pernicioso. La protagonista misma de la película se mueve sin tener una idea fija, sino que simplemente obedece a golpes de guión (las soluciones vienen casi dadas de la mano) y a instinto propio. Por no hablar del giro final, pero eso sería harina de otro costal.

A pesar de este remix de temas, la película goza de un crescendo interesante que la eleva por encima de otras películas del género. A pesar de ser una ópera prima, el director ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. Por otra parte, para ser una película primeriza, demuestra todos los tópicos de esta, pues destaca también por una prepotencia característica en estas primeras películas, en la que el director novel intenta alzarse con algo espectacular.

De todas maneras McCarty ha conseguido estar a la altura. El crescendo de la película es total y absoluto y pese a gozar de unos malos minutos iniciales, la película asciende de manera vertiginosa hasta un interesante clímax final. Para ello, como ya he dicho, el director recurre a técnicas que nos pueden sonar de otras películas, como el juego de sombras que vemos, claramente inspirado en la película de James Wan. Como también nos lo recuerda con la aparición de cierta figura, que evoca el momento final de “Insidious” en que aparecían unas figuras que apenas se movían y que parecían de cera. Los movimientos de cámara buscando cada recoveco del pasillo son fundamentales, más que el sobresalto típico (que por supuesto, también los hay), McCarthy busca crear un tema recurrente (en parte la casa, pero también hay más espacios y de hecho el director nos expresa inconscientemente que ningún lugar es seguro, que sólo estando en movimiento se puede estar a salvo, algo que se hace muy cercano al espectador, que ve que su realidad cercana puede ser también peligrosa) que se eleve por encima de lo natural. Todo resulta metafísico, hasta cada detalle de los escenarios.

Y el silencio. El silencio es un elemento clave en la película. El film a diferencia de muchos otros que se incluyen en el género no opta por ruidos llamativos ni grandes momentos estridentes, sino que todo se condensa en una fuerza interior (sólo hay dos o tres momentos en que los personajes realmente chillan) así como una atmósfera pesada creada por la repetición de unos característicos sonidos graves.

El bajo presupuesto se nota evidentemente, pero tampoco resulta perjudicial a la vista. Si es cierto que entre la fotografía que resulta bastante plana y lo penoso de los primeros minutos nos pueda dar la sensación de domingo viendo Antena 3, pero por suerte a medida que avanza la película dejamos este detalle a un lado. Otro detalle es la inclusión del actor Casper Von Dien en el reparto, un actor mítico de Serie B que desde luego ha realizado papeles execrables, pero que puede dar gracias al Pacto, porque en cierta medida sale dignificado.


http://neokunst.wordpress.com/2013/06/18/analisis-filmico-el-pacto-the-pact/
Kyrios
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4
17 de junio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Windtalkers es una película interesante, curiosa y contradictoria, quizá porque pese a tratarse de una producción pronorteamericana que no cuenta nada nuevo sobre la segunda guerra mundial está dirigida precisamente por un hombre que es bastante ajeno al tema, o por lo menos digamos que no comparte la misma visión que el público norteamericano.

Es John Woo el hombre que hay detrás de las cámaras. Un hombre que se especializó en el cine de acción y que tras realizar alguna que otra película decente en China (Hong-Kong la meca del cine chino) escuchó el canto de sirenas (sirenas con maletines rebosantes de dólares) de Hollywood y se embarcó a la aventura. De hecho Windtalkers es más que una película bélica, una película de acción y de hecho el director se sirve únicamente del contexto para poder mostrarnos todo el potencial pirotécnico que domina.

De hecho hay bastantes contradicciones en la película, casi tantas como el personaje que interpreta Nicolas Cage. ¿Se trata pues de una simple película panfletaria? No, pese a que en ningún momento se realiza una crítica a la guerra o un canto antibelicista, es cierto que el director apunte pequeñas pinceladas que pueden invitar al espectador a reflexionar. Y nada más que eso, pequeñas pinceladas que no llegan a cubrir toda la superficie. Como ejemplos tenemos las socorridas frases de ¿Qué carajos estamos haciendo aquí, alejados de nuestra tierra? Así como el propio Cage que advierte como el infierno se ha hecho en la tierra y eso que precisamente él en el pasado era un hombre alejado de la guerra. Pero en líneas generales el ataque americano no se contempla como algo negativo ni tampoco como una justificación, simplemente ocurre, porque tiene que ocurrir. No hay una excusa real para la cantidad de cadáveres que se dejan detrás de sí (realmente la película es una continua merienda de japoneses) ni una reflexión. Ni siquiera se recurre a grandes discursos patrióticos o algún tipo de honor (Cage mismo rechazará las medallas del ejército). No, nada.

Y tiene que ocurrir precisamente porque John Woo es un hombre de acción. Ciertamente no ofrece nada que no hayamos visto antes, pero consigue mantener el pulso en muchas (y no son pocas, porque casi todo el metraje es una continua pelea detrás de otra). Para ello se sirve de recursos típicos como la ralentización de la cámara (después de momentos claves en el sentido dramático), constante usos de las cámaras aéreas, con las que nos muestra interesantes panorámicas de lo que está sucediendo (el despliegue de soldados es tan asombroso que el espectador logra a creer que estamos ante un combate de verdad), así como largos planos en que no corta y mantiene el plano secuencia (y con cámara en mano) para mostrarnos más adrenalina posible. Incluso Woo nos mete planos sacados de archivos históricos reales y los mezcla puntualmente en ciertos momentos de la película.


Pero eso es todo. La acción engulle completamente todo el sentido de la película. De hecho Woo no sabe manejarse en los demás aspectos y lo demuestra en el mismo prólogo, que resulta insulso hasta más no poder. Y además la presentación de personajes resulta tan arquetípica que el mismo director se encarga de cortar para pasar directamente a la acción (de un plano a otro empieza el conflicto).

El guión es el visto ya en miles de veces en el género, pero se ha intentado cubrir con una capa de originalidad al presentarnos a los indígenas navajos que ayudaron al ejército americano en su servicio de información. Pero el tema realmente no está profundizado, e incluso se convierte un tópico más (americano malo que pega indígena y finalmente es salvado, etc..). Los rituales mistéricos y de iniciación entre los dos navajos tampoco resultan muy eficientes y son un mero pretexto.


Como por otra parte, lo son los personajes. Caricaturas al servicio de Woo. El principal, interpretado por Nicolas Cage, es un gran ejemplo. Ya trabajó con Woo en “Cara a Cara” (otra película de acción rodada en tierras norteamericanas) No sabemos exactamente qué pinta en la guerra, ni tampoco se muestra realmente esbozado, sino que simplemente se dedica a disparar a y poner cara de tragedia, pero sus motivos reales quedan en segundo término. Lo mismo podemos decir de los demás personajes, entre los que se incluye una variada ristra de arquetipos.


http://neokunst.wordpress.com/2013/06/17/analisis-filmico-windtalkers/
Kyrios
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Vampir, Cuadecuc
Documental
España1970
6.4
578
Documental, Intervenciones de: Christopher Lee, Herbert Lom, Soledad Miranda, Jack Taylor
6
15 de junio de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Documental? La etiqueta con la que se acostumbra a definir la película de Pere Portabella, Cuadecuc Vampir es cuanto menos desafortunada. No se trata de un documental al uso ni mucho menos, sino que a partir de un material cinematográfico que sería descartable, Portabella compone una película con una aura propia (e incluso bastante mayor que la película de Jesús Franco) que se inscribe en la vanguardia experimental pura. De hecho Portabella es uno de los directores catalanes que más ha experimentado dentro del cine patrio, desde sus inicios hasta la actualidad, ha tratado siempre de ofrecer una visión singular, nada atada a los géneros habituales.

Sí, es cierto. La película se sirve de documentos grabados durante el rodaje del Drácula de Jesús Franco, en la que intervino el mítico actor Cristpoher Lee para interpretar el papel del conde más terrorífico de la mitología popular, para componer la película. Pero de hecho, no es ni el mismo formato, la película está grabada mediante una cámara de 16 mm que sirve perfectamente para introducir el concepto que Portabella busca en la película, rodada además en blanco y negro.

No hay diálogos. Ni uno sólo durante toda la hora y diez minutos de duración. Si somos quisquillosos sólo podemos citar el corto epílogo final, de apenas unos minutos de duración, en el que el actor británico, Christopher Lee, comenta la película mientras lee fragmentos de la novela de Bram Stoker. El blanco y negro sumado a la ausencia de diálogos nos puede recordar una de las películas más míticas de F.W.Murnau, y su “Nosferatu”. No sólo las semejanzas son más que evidentes por compartir el mismo argumento (Nosferatu es una adaptación tapada de la obra de Bram Stoker) sino también porque la fotografía utilizada en Cuadeuc que remite constantemente al expresionismo alemán (por cierto, se tiende a calificar Nosferatu como una película expresionista, pese a que muchos expertos consideran que se escapa de la etiqueta, cogiendo influencias pictóricas más dispares), pero lo cierto es que la capacidad de mímesis de Cuadecuc con la fotografía expresionista es evidente. Se hace patente especialmente en esos primeros planos que abren la película y nos introducen la mítica carreta que llevará a Jonathan Parker hacia el castillo del conde Drácula.

Pero¿ qué historia nos cuenta entonces Cuadecuc? Ya hemos dicho que exactamente no es un documental. Pese a que es cierto que se muestran escenas del rodaje de la película, e incluso momentos que no tienen nada que ver con ella, como una sesión de maquillaje o incluso más cámaras grabando secuencias, no podemos clasificarla como un mero documental. Al revés, Cuadecuc explica el mito del famoso vampiro, pero pasado por un lúgubre filtro. El mito de la caverna de Platón sirve para hacer un paralelismo con lo que se ofrece en la película. Portabella nos muestra precisamente las sombras de la figura, como el mito ya no está tan personalizado, sino que nos abstrae la leyenda, creando una serie de tortuosos espacios en los que las sombras proyectadas por el terror son lo que el espectador realmente ve. Es una difuminación de la leyenda, que precisamente resulta más aterradora que la propia película original. Todo queda en un suspenso abstracto. Vemos a Lee, incluso reconocemos escenas del argumento (como la presentación del conde, sus momentos privados con Parker, e incluso la muerte de algún vampiro) pero no es una historia lineal o con una lógica aparente, sino que simplemente vemos la esencia de la narrativa. Esta queda despellejada mostrando su esqueleto más primitivo, que queda al descubierto y a la vista de todos (por eso se muestran los procesos de filmación, y vemos el set de rodaje).


Pero toda la película está rodeada precisamente de una atmósfera malsana que es la que da efectividad a la película. Prescindiendo precisamente, del dialogo y de los elementos más comunes del cine de terror, es la manera en la que el film consigue una aura (seguramente por su singularidad) maligna que rodea cada uno de sus fotogramas. Para ello la película se sirve también de una utilización del sonido y de la música de manera muy eficaz.

Al igual que la imagen y los otros componentes fílmicos, el sonido también muestra está contradicción, al evitar una mímesis de lo que el espectador observa. Por ejemplo,hay un momento del film en que Parker toca el picaporte de la puerta, de hecho lo hace dos veces, pero no escuchamos ningún ruido. Portabella ha conseguido sorprendernos. Pero por otra parte, hay ruidos que si se escenifican, y no sólo eso, sino que además se repiten una y otra vez en el espectador, creando un auténtico martillo sonoro que hace vibrar el ritmo del espectador y crea un leimotiv oscuro. Para hacer acrecentar está atmósfera tenebrosa se recurre también a sonidos y pulsaciones graves, que sirven para marcar una tensión que resulta palpable.

http://neokunst.wordpress.com/2013/06/15/analisis-filmico-cuadecuc-vampir/
Kyrios
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