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España España · san sebastian
Críticas de Izeta
Críticas 1,431
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
21 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De qué lado están los responsables de esta película?.
Eso es lo que no me ha quedado nada claro a mí.
Bacon realiza, en un ejercicio de concisión admirable de sólo 70 minutos, un sólido drama que expone la situación de las instituciones secuestradas y corruptas de los años 30, relatando la manera en que las mafias operaban apoderándose de los sindicatos obreros, en este caso del de los camioneros, utilizando métodos violentos como el chantaje y la extorsión, la intimidación y la violencia para así controlar el transporte de la ciudad de Nueva York y sus mercados de abastecimiento.
Hay aspectos en el argumento de este film, que a mí me han recordado mucho a otra película del propio Bacon rodada unos años antes, "La mujer marcada", curiosamente con el mismo Bogart aunque asumiendo en esta última el papel del fiscal que lucha contra la mafia, esta vez inscrita en las redes de la prostitución.
Porque aquí hay aspectos que se le parecen mucho.
Un abogado (Walter Abel) es nombrado fiscal del Estado para hacerse cargo del asunto y acabar con la red de sindicatos corruptos de la ciudad, controlados por el hampón Martin (Bogart) y sus secuaces..
Pero no lo va a tener nada fácil. Los camioneros amenazados se niegan a testificar, al estar sometidos bajo la presión de las amenazas.
Uno de ellos (George Brent), parece ser un hombre de gran influencia entre sus compañeros que no se deja amilanar por los métodos violentos de los hampones pero su feroz individualismo le va a hacer resistirse a liderar ninguna campaña eficaz contra ellos ni a colaborar con la justicia.
No tardará en darse cuenta que esa pasividad le pone en manos de Martin, que empleará sus métodos contra él, logrando someterle tras un acto de sabotaje y luego mediante el soborno, convirtiéndole en traidor a los ojos de sus compañeros.
Por otra parte al fiscal no se le ocurre una mejor manera de conseguir que las víctimas testifiquen y colaboren con la justicia que promulgar una ley mediante decreto, donde se verán penadas con cárcel todas aquellas personas que se nieguen a revelar información, da igual que estas personas estén siendo golpeadas, asesinadas o sometidas a robos y palizas. Una bonita manera de colgarse medallas. Pisotear, en vez de proteger, a quien está siendo amenazado.
Es por esta razón por la que, en este film, los espectadores difícilmente podemos volcar nuestras simpatías hacia ningún lado.
No vamos a comulgar con la manera egoísta de actuar del personaje de Brent que, hasta casi su final, sólo mirará por su bien y por sus intereses.
Tampoco nos va a caer en gracia el fiscal estrella, que más parece querer ganar puntos en su carrera de ascenso que en luchar y proteger activamente a los ciudadanos secuestrados.
Y, por supuesto, tampoco vamos a tolerar al chulesco extorsionador Bogart, haciendo y deshaciendo a su antojo desde su mesa camilla de masajes, los destinos y las vidas de cientos de personas en la ciudad.
¿Quiénes nos quedan?.
Los ciudadanos anónimos como siempre (Allen Jenkins, Oscar O'Shea...). Los pocos que se atreven a dar la cara y terminan muertos. Ellos son los que se van a llevar nuestras simpatías en este film. Si esa era la intención que los ejecutores de la película tenían al realizarla, lo han plasmado muy bien y merecen el mayor de los reconocimientos. No sé por qué me da que, en la vida real, las cosas son muy parecidas a como nos lo cuentan aquí.
Izeta
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8
19 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
EEUU todavía no había entrado en la guerra cuando se estrenó esta película aunque su inminencia se diera por sentado. Eso quiere decir que la maquinaria de propaganda todavía no se había puesto en marcha a pesar de las numerosas voces críticas que se alzaban por lo que estaba sucediendo en Europa y que reclamaban hacer algo.
Y ésta era una buena manera de hacerlo. Criticar el régimen nazi sin adoptar una actitud esencialmente belicosa hacia sus habitantes en los que en esta película se les da un trato de "secuestrados en su libertad", víctimas de sus gobernantes, defendiendo con fuerza a los disidentes capaces de organizar una resistencia en el mismísimo corazón del tercer Reich.
Es realmente admirable encontrar en estos films de serie B (escasos valores de producción, actores desconocidos...), semejantes joyas ignotas que muestran de manera palpable el inmenso talento que atesoraba Hollywood en sus estudios.
El guion de este film no lo ha escrito ningún estudiante recién salido de la escuela, esto es evidente. La dirección se encuentra en manos de un director altamente probado en su solvencia Vincent Sherman. Los actores hacen un trabajo estupendo a pesar de ser desconocidos y además, el film, conjuga hábilmente la condición de cine de género, dotado de intriga, suspense, drama e incluso algo de humor para entretenimiento del público con un fondo de mensaje de calado social, reflexión y denuncia. Ahí es nada.

El relato va a suponer una hábil incursión en la organización de la lucha clandestina de determinados ciudadanos alemanes y, (algo que la hace mucho más interesante para mí), un retrato pormenorizado del drama que supone para muchas familias envueltas en un conflicto, las diferentes posturas ideológicas que adoptan sus miembros y que en muchos casos conlleva el desmembramiento del núcleo familiar. También contiene una hábil reflexión sobre la delación y el miedo, la paranoia, el fanatismo inconsciente, el dilema patria o familia, la mentira, la manipulación, la tortura..., todo ello sin abandonar de ningún modo la condición de cine de género, alternando momentos altamente dramáticos e incluso trágicos (el compañero delator, la detención de la familia...), con una intriga apasionante propia de la mejor novela de espías y pequeños toques de humor ( el dirigente alemán lamentándose de que Himmler le ha robado su idea de un nuevo método de tortura, el rumor que hace correr la secretaria de la Gestapo...), cerrando con un broche de oro al proporcionar un momento altamente climático.
Esta película, si llega a tener más presupuesto para poner rostros conocidos y sin cambiarle apenas nada más, hubiera cosechado un gran éxito y se la tendría en mucha más estima a día de hoy. No siendo así, me temo que sólo queda para los irredentos buscadores de reliquias y poco más. Una pena.
Izeta
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5
17 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El reparto es atractivo pero me temo que la historia, algo endeble, no aprovecha sus posibilidades.
Ninguna sorpresa nos depara este pequeño film que partiendo de una situación mil veces vista, no se arriesga en lo más mínimo, dando por sentado, dadas sus bajas aspiraciones, (formar parte del relleno de algún programa doble), que el público quedaría satisfecho al serle ofrecida una problemática que de por sí siempre funciona bien.

Un variado grupo de personajes reunidos ha de afrontar una situación peligrosa lo que dará lugar a múltiples conflictos internos y externos.
A partir de ahí y viendo el reparto con el papel que a cada uno de los actores le corresponde, vamos a adivinar casi de inmediato el curso de los acontecimientos cuyos esquemas no se desvían ni lo más mínimo de los clichés preestablecidos.
Nada de esto tendría importancia si el director supiera aportar algo más, algo interesante, original, divertido o tenso. Pero no. Tendremos que conformarnos con gozar de las actuaciones y poco más.

En un ejercicio desesperado los kiowas y los comanches se alían para tratar de vencer al común enemigo blanco de una vez por todas. Otra nueva guerra está a punto de comenzar.
El ejército envía una delegación para tratar de negociar la paz prometiéndoles la inminente llegada de suministros pero sus jefes no creen en su palabra, rota ya demasiadas veces.
Tienen dos días para hacer cumplir su última promesa y si no cumplen, arrasarán con todo lo que se les ponga por delante.
El capitán (Dane Clark) y sus hombres (Andy Devine entre ellos ejerciendo de explorador, en un papel más serio de lo habitual en él) tendrán que evacuar a los colonos de la zona de inmediato, para llevarlos a sitio seguro.
No habrá mucho que evacuar por esas tierras.
Una preciosa y desconfiada ranchera viuda (Dorothy Patrick). Dos buscadores de oro (Raymond Burr y Ray Hutton), una familia de granjeros con una hija muy coqueta y un comerciante que andaba de paso por ahí. Para completar el grupo se unirán David Carradine (que ellos no saben de dónde viene pero nosotros sí) y un hombre inconsciente herido por un ataque indio que encontrarán en una diligencia que portaba un cargamento de armas.
Los guionistas pondrán a nuestros personajes ante una situación límite, donde cada uno de ellos reaccionará según su carácter y condición dando lugar a diversos conflictos.
En realidad, nada que no hayamos visto otras veces y mejor. La película contiene muy poca acción excepto en su clímax final, los diálogos no son destacables, las escenas tampoco, los conflictos previsibles, las actuaciones psé y el guion francamente mejorable. La música se salva, que acentúa bien los momentos de tensión y no sé qué más añadir. No creo que a un amante del western le pase nada si prescinde de este film, sinceramente. Por otro lado, también se deja ver precisamente porque su argumento es un compendio de clichés. Si eso no les importa, adelante, podrán disfrutarla.
Izeta
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7
16 de diciembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Henry King trae a la pantalla una película que luego conocería algunas versiones más, dos de ellas musicales. Una, la de 1942, con Walter Lang al frente de ella y musicada por Rogers y Hammerstein, es la que yo he tenido ocasión de ver y en mi cabeza no tengo más remedio que compararlas ya que, aunque básicamente nos cuentan la misma historia con muy pocas variaciones, indudablemente, el estilo cambia, siendo ésta, por su fecha y su intencionalidad, una película más apegada a la realidad sin renunciar a su condición de película familiar, mientras que la segunda, ya realizada en color, presenta un tratamiento más edulcorado y menos dramático pero igualmente agradable.

La versión musical de Lang me gustó bastante y se ve con mucho agrado.
Pero ésta se siente algo más auténtica al retratar el estilo de vida de la población rural de los años 30 con sus inquietudes y sus aspiraciones.
Esta versión, además, gozó de la ventaja de ser producida antes de la implantación de la censura aunque, desgraciadamente, después de su llegada algunas de sus escenas fueron cortadas.
A nosotros lo que nos ha llegado no nos va a causar ni la más mínima impresión, por mucho que nuestros ávidos ojos u oídos estén atentos al menor atentado al decoro. Pueden darse por implícitas las relaciones extramatrimoniales de los dos hijos de la familia pero, tal y como nos lo muestran, a día de hoy son de lo más recatadas, quitando alguna escenita con el hijo a la que hay que echarle imaginación, pero mucha imaginación, para hacer honor a su condición precode.
Otra cosa es el interés que suscita este film al contemplar una forma de vida, unos valores y unas ilusiones ya casi extintas para nosotros.
La comparativa podría darse con lo que significan para nosotros las vacaciones de verano, aunque me temo que ya ni eso, nosotros disponemos de miles de ocasiones de escoger nuestro asueto y de vivir experiencias. Un período de relajación, descanso, desmelenamiento, descubrimiento de nuevos lugares, nuevas gentes y nuevas experiencias y, si somos jóvenes, el encuentro del amor.

!Siete días, Dios mío!. Siete son los días en los que la feria más importante del Estado llega al condado y los granjeros de los alrededores hacen un impasse en sus faenas para viajar a la feria a comprar y vender sus productos, familiarizarse con las nuevas tecnologías expuestas, hacer negocios y, de paso, divertirse un poco con los espectáculos que se organizan en torno a ella.
Siete días al año tenían estos labriegos para desconectar de su dura labor, para conocer gente, para socializar, para ver cosas nuevas y para poner a prueba sus habilidades, antes de volver a sus cosechas y a sus animales, a sus pequeños círculos los domingos en la iglesia, a sus novios y novias de toda la vida desde la infancia y a sus días, prácticamente, carentes de sueños.
La película ilustra ampliamente la inocencia y falta de pretensiones, la humildad y llana filosofía de estas gentes que no aspiran a más de lo que tienen porque, tal y como se cita a Shopenhauer en un momento dado, " La vida es dolor y la consecución del deseo, sólo un alivio". Más vale centrarse en lograr resistencia ante el dolor".
De resistencia estas buenas gentes entienden bien. Y de descanso, muy poco.
-"Estoy agotada"- dice la madre (Louise Dresser) en el camión durante la vuelta a casa. -"No sé por qué estoy tan cansada"
- "Es el descanso"- afirma el padre Will Rogers con muy buen tino.-"No estás acostumbrada a descansar tanto".
He querido señalar sólo dos pequeños apuntes de los diálogos que esta película, apacible y serena nos muestra para advertir al espectador que su visión es mucho más gratificante e interesante de lo que parece a simple vista.
El padre, será feliz si logra ganar el campeonato de cría de cerdos Hampsire, presentando a su magnífico ejemplar que, como veremos, también estará sujeto a los vaivenes del amor.
La madre, deseará el reconocimiento de sus pepinillos y su carne picada, hechos con todo el cariño con la receta secreta de la abuela. Y los hijos...¿dónde, si no en la feria van a descubrir que existe un sentimiento muy intenso que se llama amor?
Janet Gaynor da vida a la hija que conocerá a un periodista (Lew Ayres) del cual se enamorará.
Norman Foster es el hijo que caerá rendido ante una mujer de mundo, la trapecista,(Sally Ellers).
Los primeros amores, los amores de verano o los de las ferias, pueden ser fruto de unos días o, tal vez, de hoja perenne. Lo que está claro es que esas primeras experiencias quedan tatuadas en la memoria con tal fuerza que no hay Dios que las olvide.
Una bonita película con buenas interpretaciones, tierna, agradable y muy certera.
Me ha gustado mucho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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6
14 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La importancia de saber dramatizar una buena historia y de dejar sitio al desarrollo de la emoción y los sentimientos de los protagonistas, son elementos clave en muchos westerns, y en casi todas las películas en general, para evitar que se convierta en algo esquemático y rutinario, artificioso al fin, como le ocurre a esta película que, sobre el papel, contiene todas las bases para recrear una buena historia pero que, bajo la dirección de Marquis Warren, no consigue superar.
Y yo no creo que el problema provenga de unos malos actores ni de un mal guion sino que no están bien dirigidos.
Teniendo en cuenta que esto es un serie B, sabemos que debemos hacer ciertas concesiones pero yo no puedo dejar de percibir que una dirección algo más creativa y más respetuosa con los numerosos pequeños dramas que nos son mostrados aquí, podrían haberle dado más empaque a este relato que, por lo demás, resulta muy entretenido.
Joel McCrea, conductor de reses y que compone un personaje que a mí me ha parecido que emula a John Wayne, nos va a ser presentado en un interesante comienzo, atado a un caballo y siendo arrastrado por él, como respuesta a la sed de venganza de los habitantes de un pueblo, Hamilton, que lo acusan de haberlo arruinado y de infligir un grave daño a sus moradores cinco años atrás, al dejar que sus hombres provocaran un altercado en el que muchos, resultaron muertos o heridos.
Como consecuencia de ello, McCrea ha cumplido condena en prisión y nadie comprende cómo, una vez libre, tiene la desfachatez de volver a asomar las narices por allí.
Sin embargo, uno de los caciques del pueblo, que resultó cegado por esos mismos disturbios, interrumpe el intento de linchamiento y lo lleva a su rancho. Quiere contratar a su enemigo para conducir sus cinco mil cabezas de ganado hasta su punto de venta, ya que sabe que es el único vaquero que puede garantizar el éxito de tan ardua empresa.
La película parte de cierto misterio que se niegan a desvelar hasta casi su final y que nos va a proporcionar cierta intriga, pues los espectadores no vamos a comprender gran parte de las motivaciones y comportamientos de las acciones de sus personajes (spoiler) y que no son, ni mucho menos, fallos de guion, sino que están hechos a propósito. Nos quieren intrigar con las aparentes contradicciones de unos personajes que parecen ser enemigos pero colaboran juntos en la empresa, sin dejarnos atisbar las verdaderas intenciones de sus causas y acciones.
¿Cuál es el fallo?.
Pues que aunque los espectadores no comprendamos a los personajes hasta casi su final, sí deberíamos atisbar sus sentimientos para implicarnos en ellos. Es decir, en esta historia se percibe que hay ambición, deseos de venganza, amargura, culpa, amor, traición, y todo lo demás pero el director no consigue recrear ninguna escena que pueda ilustrarlo. Los dramas se presentan planos. Los diálogos parecen escritos única y exclusivamente para dar sentido a la acción cuando, siempre, debería ser al revés. Es la acción la que se debería acoplar para dar sentido al drama. Y esta película falla estrepitosamente en eso. No sentimos el drama de sus personajes en ningún momento.
Por lo demás es bonita de ver y entretenida. Rodada en cinemascope, siempre es un placer observar el periplo del arreo del ganado y las vicisitudes de aquellos terribles viajes. No nos van a faltar todas las ocasiones a que nos invitan en estos films de tiroteos, duelos, hermosas acampadas alrededor de fogatas, incluso una nostálgica canción, aunque yo he echado de menos la (debería ser obligatoria) estampida. Supongo que el presupuesto no les daba para eso.
De todos modos, yo creo que un amante del western echará un buen rato con este film si sus expectativas no se sitúan demasiado alto. Esto no es, ni mucho menos, Río Rojo, pero es muy distraído al fin.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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