Una grata sorpresa la de esta película. Inteligentemente construida, oscura, con un guión con buenas ideas y excelentemente estructurado, una historia que es interesante, un diseño de producción fantástico, lo mismo que sus efectos prácticos y digitales, y una delicia de ver.

Las actuaciones de Emile Hirsch y Brian Cox están de sobresaliente, como es habitual en ellos, y te los crees de verdad como padre e hijo.

Una verdadero disfrute y una lástima que no la viera en su año, porque habría estado seguramente en mi tpo 10.