Voy a poner la nota discordante entre tanta gente. “Johnny Guitar” me ha parecido bastante tontorrona. Empezando por un guión imposible y terminando por un color tan falso como las promesas electorales.

El Trucolor, invento de Republic Pictures, parece más una coloración sobre los fotogramas que otra cosa. Los colores son bastante vivos, distorsionando la realidad. Esos rojos chillones, esos amarillos imposibles o la blancura de un vestido impoluto que incluso Johnny, asustado ante tal inmaculado vestido obliga a Viena a cambiarse para que no sean delatados en la oscuridad de la noche (aunque yo tengo claro que lo hizo para ver si así le veía un pecho).

Lamentándolo mucho diré que “Johnny Guitar” me ha decepcionado algo. Que es más una historia de un rocambolesco trío amoroso que otra cosa, que la Crawford, con esos ojos tan intensos (y coloreados), me producía una especie de vergüenza porque no me la creía nada en ese papel de hombre duro (si al menos hubiera sido Bette Davis) y que la impetuosa y rabiosa Mercedes Mccambridge está mejor que Crawford, pero tampoco me fascina. Igual que no me fascina Johnny y su guitarra, ni ningún personaje en general.

Puede que su guión sea exagerado, que tenga tantas cosas incoherentes que te eche para atrás, pero dentro, hay un fragmento, una declaración de amor, que bien vale las seis estrellas que le he dado al film:

Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
Johnny: ¡No te vayas!
Vienna: No me he movido.
Johnny: Dime algo agradable.
Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años. Dímelo.
Vienna: Te he esperado todos estos años.
Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
Vienna: Habría muerto si tú no hubieses vuelto.
Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
Vienna: Aún te quiero como tú me quieres.
Johnny: Gracias (bebe). Muchas gracias.