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Voto de Chagolate con churros:
7
12 de enero de 2009
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caín y Abel
Dos hermanos que representan el bien y el mal, tan viejo como el Génesis. Dualidades de un mismo ente cuya naturaleza desdobla para salirse de los patrones morales, tan viejo como el ser humano.
Atmósfera
Ya escabullí el bulto a la hora de explicar la atmósfera. En aquella ocasión era “La semilla del diablo” cuyo director consigue una atmósfera especial en sus películas. El mismo tipo de atmósfera que Mulligan con mucho oficio consigue aquí. Podemos decir que “El otro”, igual que la película de Polanski, responden a los patrones del cine de Terror pero llegando a ello a través de otros cauces diferentes pero complementarios del cine de terror.
La atmósfera es una conjunción de sonidos (más incluso que música), imágenes y guión que nos sitúan en la acción provocando un estado de ánimo. En nuestro caso, ambas películas (o en cualquiera de género del terror donde consiga atmósfera) recurren a la inquietud o el peligro por encima del miedo. Es decir, y para que nos entendamos todos, atmósfera es ambientación.
Si soy franco no sé si me repito pero vengo a decir lo que ya dijo el gran Alfred Hitchcock sobre el suspense en sus conversaciones con Truffaut:
“Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de la mesa y nuestra conversación es muy anodina, no sucede nada especial y de repente: bum, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena anodina, desprovista de interés. Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que un anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa de la escena. Tiene ganas de decir a los personajes que están en la pantalla: “¡No deberías contar cosas tan banales, hay una bomba debajo de la mesa y pronto va a estallar!
En el primer caso, se han ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso, le hemos ofrecido quince minutos de suspense.”
Hoy en día, las películas de terror han acabado convirtiéndose en productos de clichés completamente absurdos donde abundan los sustos de quince segundos. Las atmósferas y suspenses han quedado relegados a escasos directores y sí, diré una vez más que Shyamalan a pesar de no convencerme al cien por cien, al menos intenta crear atmósferas.
Abrónchense los cinturones porque esto continúa...
Dos hermanos que representan el bien y el mal, tan viejo como el Génesis. Dualidades de un mismo ente cuya naturaleza desdobla para salirse de los patrones morales, tan viejo como el ser humano.
Atmósfera
Ya escabullí el bulto a la hora de explicar la atmósfera. En aquella ocasión era “La semilla del diablo” cuyo director consigue una atmósfera especial en sus películas. El mismo tipo de atmósfera que Mulligan con mucho oficio consigue aquí. Podemos decir que “El otro”, igual que la película de Polanski, responden a los patrones del cine de Terror pero llegando a ello a través de otros cauces diferentes pero complementarios del cine de terror.
La atmósfera es una conjunción de sonidos (más incluso que música), imágenes y guión que nos sitúan en la acción provocando un estado de ánimo. En nuestro caso, ambas películas (o en cualquiera de género del terror donde consiga atmósfera) recurren a la inquietud o el peligro por encima del miedo. Es decir, y para que nos entendamos todos, atmósfera es ambientación.
Si soy franco no sé si me repito pero vengo a decir lo que ya dijo el gran Alfred Hitchcock sobre el suspense en sus conversaciones con Truffaut:
“Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de la mesa y nuestra conversación es muy anodina, no sucede nada especial y de repente: bum, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena anodina, desprovista de interés. Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que un anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa de la escena. Tiene ganas de decir a los personajes que están en la pantalla: “¡No deberías contar cosas tan banales, hay una bomba debajo de la mesa y pronto va a estallar!
En el primer caso, se han ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso, le hemos ofrecido quince minutos de suspense.”
Hoy en día, las películas de terror han acabado convirtiéndose en productos de clichés completamente absurdos donde abundan los sustos de quince segundos. Las atmósferas y suspenses han quedado relegados a escasos directores y sí, diré una vez más que Shyamalan a pesar de no convencerme al cien por cien, al menos intenta crear atmósferas.
Abrónchense los cinturones porque esto continúa...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La composición
Centrándonos en la composición de “El otro” Mulligan abusa quizá de un uso reiterativo del zoom y de ciertos movimientos de cámara (panorámicos) que me parecen algo toscos e innecesarios. Si es cierto, que sabe sacar partido a la cámara a la hora de contraponer la opresión de la cinta con los espacios naturales donde se ejecuta la acción. Mulligan consigue un equilibrio perfecto en cuanto al ritmo narrativo. Si bien en otras obras del autor, este ritmo lento puede entorpecer, aquí es perfecto para ir creando esa atmósfera de la que antes hemos hablado.
La música remarca en exceso la acción, dándole un papel más importante del que en un principio prometía y es una pena porque quita meritos o al menos esconde un gran trabajo de Mulligan con la cámara que acierta donde falla el guión. El guión subraya ciertas cosas de más y alarga ciertas subtramas más de lo debido. En contraposición, la cámara de Mulligan acierta a la hora de mostrar ciertos aspectos de la historia con planos detallados, con primeros planos expresivos (miradas, gestos y voces que informan a borbotones) o encuadres muy estudiados; es por ello absurdo (y al mismo tiempo frustrante) que lo que nos han contado con imágenes de manera efectiva se tienda a recalcar recurriendo a los diálogos.
Es curioso y quizá de estudio, la fotografía de “El otro”, puesto que podremos decir que se recurre a una fotografía opuesta a la esperada para crear un clímax de terror. Esos espacios abiertos naturales a los que antes he mencionado, y ese colorido y sobre todo luminosidad que hay en “El otro” crean una obra completamente extraña y efectiva, porque sí, forma parte de esa atmósfera que tiene la cinta.
Centrándonos en la composición de “El otro” Mulligan abusa quizá de un uso reiterativo del zoom y de ciertos movimientos de cámara (panorámicos) que me parecen algo toscos e innecesarios. Si es cierto, que sabe sacar partido a la cámara a la hora de contraponer la opresión de la cinta con los espacios naturales donde se ejecuta la acción. Mulligan consigue un equilibrio perfecto en cuanto al ritmo narrativo. Si bien en otras obras del autor, este ritmo lento puede entorpecer, aquí es perfecto para ir creando esa atmósfera de la que antes hemos hablado.
La música remarca en exceso la acción, dándole un papel más importante del que en un principio prometía y es una pena porque quita meritos o al menos esconde un gran trabajo de Mulligan con la cámara que acierta donde falla el guión. El guión subraya ciertas cosas de más y alarga ciertas subtramas más de lo debido. En contraposición, la cámara de Mulligan acierta a la hora de mostrar ciertos aspectos de la historia con planos detallados, con primeros planos expresivos (miradas, gestos y voces que informan a borbotones) o encuadres muy estudiados; es por ello absurdo (y al mismo tiempo frustrante) que lo que nos han contado con imágenes de manera efectiva se tienda a recalcar recurriendo a los diálogos.
Es curioso y quizá de estudio, la fotografía de “El otro”, puesto que podremos decir que se recurre a una fotografía opuesta a la esperada para crear un clímax de terror. Esos espacios abiertos naturales a los que antes he mencionado, y ese colorido y sobre todo luminosidad que hay en “El otro” crean una obra completamente extraña y efectiva, porque sí, forma parte de esa atmósfera que tiene la cinta.