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España España · Moraleja del Vino
Voto de eglantino:
3
Drama El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que intentó, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto en el habla del monarca. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Hooper es un director de diversas películas para la TV; o al menos és lo que ha sido hasta el momento, lo cual es muy gratificante para el séptimo arte; palabras mayores para este "telefílmico" director, perdido entre los bastidores de una buena película, y el ¨set" de un telefilm de las cuatro de la tarde.
Una buena película se construye a base de un movimiento de cámara claro y conciso, de unas memorables interpretaciones, de una intrusión en la vida del espectador, para que éste pueda sentirse inmerso en unas emociones que no son las propias. Pero todo eso (y más) le falta a la susodicha película. Le falta carácter y extrencidad real; todo el metraje se basa en una serie de escenas construídas una tras otra sin más profundidad que la que emana de un director en ciernes y, por cierto, poco convincentes hasta el momento.
Nos encontramos también, ante una dirección artística pobre y desabrida que, bajo excusas carentes de sentido, muestran una opaca realidad en todo el conjunto de las escenas Aunque lo mas desagradable de todo, es la oscura e impenetrable fotografía de la película. ¿Oscura una película así?. ¿A santo de qué?. Y no hablamos de poca claridad; es que hay momentos en los cuales la imagen es tan oscura como boca de lobo. Tal vez sea por la falta de tablas de este ya oscarizado (¡Dios mío¡) director.
Tal vez la película sea una muestra de buen cine y no haya sabido observarlo; pues la verdad: me importa bien poco; pues me gusta mucho más integrarme en las historias difíciles pero contadas de verdad; con el sentimiento, no con la cámara; porque si todavía le falta algo más a "El discurso..." es su poco innovadora forma de hacerlo todo. De principio a fin.
eglantino
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