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España España · Moraleja del Vino
Voto de eglantino:
8
Drama. Romance. Thriller Madrid, 1955. Paco, un joven que acaba de terminar el servicio militar, decide establecerse en la capital. Tiene planeado casarse con su novia Trini, pero otra mujer, una atractiva viuda llamada Luisa, a la que ha alquilado una habitación, se cruza en su camino. Obsesionado con su amante, Paco se alejará cada vez más de su novia, teniendo que elegir entre ambas. (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribir mi opinión sobre ésta cinta, sólo se me ocurre hacerlo en las fechas en las que nos hayamos, o sea en Navidad. Por todo: desde por el árbol navideño tan divino que monta Victoria Abril para su nidito de amor, pasando por esa Nochebuena con besugo que Maribel Verdú, con manos hacendosas, le prepara a Jorge Sanz para la Nochebuena, hasta por los tres Reyes Magos que se toman su copazo de coñac en la barra de un bar madrileño hasta la médula, antes de empezar su turno. "Amantes" es una tela de araña que se va entretejiendo por entre unos personajes, algunos demasiado castos, y otros demasiado lujuriosos, en la que el fin nos lleva a un desenlace tan arduo como igual de frágil. Y eso se lo debemos al magnífico guion de Pérez Merinero, del Amo y el propio Aranda, que han sabido hilar muy fino entre este entresijo de macramé, pues tenemos desde el comienzo de la película un amor especial hacia esos ángeles, ésos monstruos, que van desfilando ante nosotros para llevarnos finalmente hasta la locura, porque los queremos, por que nos sentimos, de manera enorme, identificados por esos tres seres (y sólo son tres) y que por lo tanto, debemos de amar, puesto que llevan una parte de nosotros mismos. Los tenemos bien cerca de nosotros, bajo la fotografía de J.L. Alcaine, que ha sabido mezclar la esencia de una España en movimiento, que resurgía de sus cenizas, a otra que también se movía, aunque por elementos muy distintos, hacia un lugar como muy de andar por casa. Porque sí, porque la fotografía es buena: es común, es hogareña. Al igual que la música (nunca "La Marimorena ha sonado tan bien) que José Nieto hace que el rostro de Victoria Abril se nos vuelva tan real que, nos sentimos casi como ella misma, tan amiga de liarla como a los huevos les son necesarias unas patatas fritas, hasta por el fino vello de Maribel Verdú que de puro casto..., se pasa.
Pero eran otros tiempos, y en nuestra querida España aspectos que hoy nos son tan comunes como lo es el sexo, entonces eran una lección de moralidad tan necesaria, que era imposible cambiarla. Y Maribel Verdú es así; y lo hace de maravilla, limpiando cristales o abrazando a su madre en medio de un Fin de Año triste ya por si sólo. Es toda sentimiento; y nos lo trasmite. Y Victoria Abril ¿Qué decir qué no se haya dicho ya? Por que no es que esté bien, es que está genuina haciendo de la mujer fatal española entre un olé, y un toque norteamericano y lo que nos hace verla como una Pin-Up con traje de flamenca, irremediablemente cañí. Jorge Sanz tampoco está mal, el chico se lo trabajó y le salió bien la faena, aunque ante dos mujeres así ¿Quién no se tiene que sentir, por narices, inferior? Y no lo digo con mala leche; en serio.
Pero no todo son virtudes en "Amantes" de Vicente Aranda; hay algunos gazapos que la hacen ser digna de algunos errores garrafales que pudieron ser, sin ningún problema soliviantados. Cómo el que a las seis y media de la tarde sea, en Aranda de Duero, tan de día como a las tres de la tarde, nada más que se hubiese cambiado la hora del encuentro entre Vedú y Sanz. O cuando Victoria Abril, en un maravilloso ataque de furia, fulmina contra el suelo un melón, cuando el melón en aquella España fría, en Diciembre habría mandarinas; porque melones no. Se cambia la fruta y ya está. Y luego las sábanas azules de la casa de la madre de Verdú, en un momento en donde por aquel entonces, en los pueblos encontrar las sábanas de color era como el pensar en que las vacas volasen. O las luces intermitentes del árbol divino de Navidad de Abril. A España no llegaron ésas luces hasta fines de los setenta...
Pero da igual, porque "Amantes" es ver como la Navidad se destruye a si misma por un imperativo de crueldad. Lo dicho: polvorones envenenados.
eglantino
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