Si vamos a hablar de emociones, sin duda es una película que conmueve el corazón, y más si la ves recién estrenada, justo cuando la guerra de Ucrania nos tiene a todos sobrecogidos. ¿Quién no contempla aterrado las consecuencias de la guerra y especialmente cuando las víctimas son niñas pequeñas?

Pero si hablamos de cine la película es floja. Hace aguas por todas partes. Está contada de forma muy apresurada. No desarrolla ningún personaje de forma que puedas quererle u odiarle. Abusa de la banda sonora hasta hacerla omnipresente (el piano de fondo llega realmente a agotar). Y tiene un final precipitado que te deja con cara de ¿y esto? Por todo ello, no llegas a conectar con nadie, ni siquiera con la historia. Te deja apesadumbrado por el tema en sí pero no por lo que ves y cómo lo cuenta.

A destacar las actuaciones de los niños, todos ellos muy creíbles.