Todos sabemos que no puede estar muerto. ¡Pero es que él no vio a su padre hacerlo! Tenía que haberle dado el tiro de gracia a distancia, y no hacer el panoli con el cuchillo. De todas formas, al final ni la bala ni nada, bueno, la balloneta y venga a sangrar la arteria. Y qué bonita la escena de la bandera norteamericana ondeando en esa lucha final mientras suenan las fanfarrias.

Wallace Gibson tiene una virtud,que no es la de transmitir emociones como odio, ira, coraje o ternura. Lo suyo es poner cara de sufrimiento en la tortura, y nada más. Hay instantes en los que parece que le falte un hervor. Afortunadamente consigue su objetivo: expulsar al eje del mal inglés y permitir el nacimiento de ese gran país, siempre presto a defender la libertad (de su comercio) y la democracia (para poder elegir gobernantes afines a sus intereses), o eso dicen. A mí me da igual, pero lo que no soporto es que nadie le diga que esa coleta necesita un lavado urgente, da mucho asquito.