Esta crítica va del riesgo, y de la autoría y de la diferencia. Siempre he defendido que las grandes obras (de cualquier arte) nacen del riesgo, de tratar de hacer algo diferente, algo tan sencillo como "crear". Quizá un "9" para "La piel que habito" es una nota un poco alta. Pero la mantengo, sin duda. Un puntito de "plus" por la valentía bien entendida.
El cine de Almodovar es eso, es un compromiso con la audacía. Desde la primera hasta la última película, con mayor o menor éxito, siempre nos ha querido decir algo diferente y de una forma diferente. Y eso se valora y se agradece. Hay controversia sobre su cine (obvio) pero en general el cinéfilo le admira. Lo que más odia el cinéfilo es el típico telefim-producto (sí esos de los fines de semana de Antena 3). Puede ser correcto, adecuadamente aderezado y envuelto con esmero. Pero es cine ¿es cine? vacio, desesperadamente vacio. Creo que esta reducción a la inversa aclara casi todo lo que quiero decir con respecto a Almodovar.
Pocos creadores en el mundo pueden presumir de una forma de entender y hacer cine tan personal, tan autoral. Es un cine genuinamente español, son sainetes, melodramas o cuplés pasados por su filtro post-moderno.
Su cine es identificable, inconfundible, sin prejuicios, libre. Un cine multipremiado, más valorado, incluso en Europa y Estados Unidos que en España.
Y es un cine que ha evolucionado, pero ha evolucionado manteniendo increiblemente sus señas de identidad, desde "Pepi Licy, Bom...." hasta "La piel que habito". La calidad técnica ha mejorado y los medios económicos se han incrementado significativamente.. Pero en todas sus películas se mueven personajes "al límite", personajes castizos y personajes inclasificables, personajes esteriotipados, personajes dolientes.
Hay que decir también que Almodobar ha representado y representa a una intelectualidad librepensadora, defensora de la tolerancia y el placer per se; y de los derechos individuales. Esta posición irreductible le ha granjeado también cierto desprecio, desdén e incluso odio en determinados ámbitos.
Y hablemos por fin de "La piel que habito". El salto en su carrera es cualitativo. Una película de horror, de horror sicológico, brutal, cruel e incomoda. Y muy dura. Una de las películas que mejor transmiten la impotencia, la angustia, la angustia llevada al límite.
Se mezcla la locura con la venganza, con el odio. Un nuevo Frankenstein, demente (Muy bien Antonio Banderas). que nos "apunta" también las posibilidades y peligros de la biogénesis. Vorazmente aterradora en este sentido. Quirurgicamente aséptica.
(Sigue en el spolier)