La película entretiene, sí, y en algunos momentos te saca una risa o te hace sonrojar. Es una combinación entre humor negro y drama. Y por eso creo que está bien. Las actuaciones no están nada mal, el gordete Jack Black responde a lo que sabe hacer; Marsden hace de galán y la buena de Kathryn Hahn sigue encasillada como ama de casa desesperada. Todo en su sitio.

La trama es una clásica americanada. Veamos: Un tío cerca a los 40, con esposa y dos hijos, se desvela por realizar la reunión de ex estudiantes de la clase del 94 y como estrategia de enganche se propone llevar a la fiesta al tío más popular del grado. Una chorrada por donde se le vea. Bueno, al parecer en Estados Unidos se le da mucha importancia a las reuniones de ex-compañeros de grado, para luego machacarse sobre quién o no alcanzó el éxito.

La película va de muchas cosas. Desde la dificultad de ser adultos; de los complejos personales; de lo que anhelamos de los otros (¿envidia?); de las apariencias; de los deseos reprimidos; de lo que soñamos ser y nunca fuimos, entre otras cosas. Y en este punto lo hace muy bien. La trama incluso tiene tintes de crítica social a toda la bazofia del éxito y el fracaso.

EL FINAL es propio de las pelís yanquis, con la ya habitual moraleja de por medio, aún cuando en la película los protas se hayan metido merca blanca como si de chicles se tratara; se hayan engañado reiteradamente; hayan fornicado, estafado, y otras mierdas. Pero, a pesar de esto, quieren ser mejores personitas. Qué lindo.

Es una película interesante, que de verdad te pone a pensar en algunas cuestiones de la sociedad moderna.