Como gran admirador de la serie de culto creada por Chris Carter, estoy enhorabuena tras descubrir la que sin duda se trata de su sucesora, salvando las distancias. Cierto que Fringe no es muy original y que copia muchas cosas de Expediente X, pero los fans de este tipo de series agradecen que una nueva generación coja el relevo de Mulder y Scully. La diferencia con la serie de los noventa radica en que la primera raramente daba una explicación racional a los fenómenos que presentaba, dejando el final abierto a todo tipo de interpretaciones; en cambio, Fringe intenta exponer siempre una solución científica a los problemas que plantea, y Walter Bishop, el hombre de ciencia protagonista de la serie, hace que lo imposible parezca realizable, desde el punto de vista de los avances técnicos. Quizá la única crítica negativa a Fringe sea que no profundiza más en la historia de los personajes, y se alarga en capítulos aislados que poco tiene que ver con la trama principal, pues a mi me interesa más el argumento que la simple sucesión de casos inconexos. La protagonista resulta bastante creíble, pero quizá se abuse un poco del personaje de Walter Bishop, pues resulta un tanto inverosímil que siempre encuentre una respuesta para todo, precisamente porque parece que en sus investigaciones ha abarcado todas las ramas de la ciencia. El trío lo completa Peter Bishop, personaje también interesante, quizá el más creíble, por estar a medio camino de la perfecta agente Dunham y del desequilibrado Walter. Resumiendo, se trata de una serie altamente recomendable, porque está muy bien planteada y su trama se complica conforme avanzan las temporadas.