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Voto de rocamadur01:
10
Drama Elisabeth (Liv Ullmann), una célebre actriz de teatro, es hospitalizada tras perder la voz durante una representación de "Electra". Después de ser sometida a una serie de pruebas, el diagnóstico es bueno. Sin embargo, como sigue sin hablar, debe permanecer en la clínica. Alma (Bibi Andersson), la enfermera encargada de cuidarla, intenta romper su mutismo hablándole sin parar. (FILMAFFINITY)
14 de junio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tardado años en volver a ver este film, aun cuando he visto numerosas veces muchos de los films de Bergman. “Persona” produjo un efecto casi traumático en una persona que traté muy cercanamente y su efecto me produjo su evitación.
Conozco toda la obra de Bergman, fílms, escritos y algún montaje teatral en TV y en directo. Hablar de Bergman solo puede ser objeto de un libro, así que me limitaré a comentar “Persona” en esta última visión.

“Persona” fue el título que Bergman eligió después de haber rechazado “Cinematógrafo”. En el título del film quiso expresar la polisemia que se desprende de la palabra griega “Prosopon” que designaba la máscara que llevaban los actores en la Tragedia.

Elisabeth Vogler – Vogler es el nombre del “mago” de su film “El Rostro” - , tiene un acceso de angustia durante el ensayo de “Electra”; vemos su rostro cubierto por la máscara del maquillaje, y a partir de ese momento entra en un mutismo permanente lo que la lleva a un sanatorio psiquiátrico –Bergman por esas mismas fechas estuvo ingresado en un sanatorio donde bosquejó el guion de “Persona”.
La enfermera encargada de su custodia, Alma también se esconde tras la máscara de la bondad tanto personal como profesional.
El actor y el artista se esconden tras los personajes de ficción; Elisabeth, y el propio Bergman descubren que los “personajes” de la ficción y la vida ocultan la “nada”, la única palabra que pronuncia Elisabeth; y ante la nada surge la angustia.

La pregunta en “Persona” es acerca de la identidad y si ésta es algo estable o el producto de múltiples identificaciones imaginarias, como ocurre entre Elisabeth y Alma. Pero la identificación es algo dual constituye al “otro” en el enemigo irreductible.

Alma le cuenta a Elisabeth la aventura sexual que mantuvo con desconocidos y se pregunta si la persona que tuvo aquella experiencia es la misma de ahora. En la relación de ambas se producen los procesos de identificación, llegando a la simbiosis vampírica.

¿Es también “la realidad” una ficción? ¿Qué hay detrás de las imágenes cinematográficas y de los personajes que viven la cotidianeidad de la vida? ¿Sólo identificaciones como el niño que acaricia y se funde con la imagen fotográfica de la madre?.

La madre que aborta –Alma, siente la necesidad idealizada de tener hijos. Elisabeth, que tiene un hijo, siente la repugnancia ante la maternidad y la distancia frente a ese “otro” nacido de sus entrañas.
En este juego de imágenes se introduce “lo real”, aquello que no puede significarse ni simbolizarse ni siquiera incluirlo en una historia: Las imágenes de la guerra, del autoinmolamiento del vietnamita o la foto fija del niño polaco en el gueto de Varsovia.
Son imágenes que se imponen en su “real”/”horror”; no pueden narrarse en metáforas. Frente a ellas solo cabe la angustia.

“Persona” es una pregunta acerca de la identidad y de la angustia ante la respuesta: nada.
rocamadur01
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