Tengo una lista de cuatro mil y pico películas por ver, formada de otras varias listas intercaladas, una de las cuales se llama "spiritually significant films", compilada por la revista(¿?) Arts & Faith. No soy especialmente religioso, pero las películas de esa lista casi siempre me gustan, invitan a la reflexión. Y aunque pueda haber cierto trasfondo cristiano detrás, suelen centrarse en cuestiones espirituales universales más allá del corsé de las religiones, ya sabéis: vida, muerte, amor, odio, culpa, perdón y cosas así. Bueno, os he soltado este rollo no por publicidad sino porque esta película podría caer perfectamente en esa lista.

De principio no lo parece porque pinta más bien a videoclip, aunque sabes que la cosa va bien cuando a poco de arrancar la película suena Tame Impala! Jóvenes adolescentes pasándoselo bien alrededor de una atolondrada cámara montada sobre una peonza. Pero luego ya se va viendo de qué va el pastel, primero acerca de los peligros de la educación basada en la competitividad para luego ir multiplicándose en varias direcciones. Quizás demasiadas.

Mientras tanto podemos ver como Lucas Hedges va a seguir haciendo de adolescente hasta que tenga mínimo los 25 años, y también algún caso práctico de por qué los temas importantes y con carga emocional no se deben discutir por mensajería instantánea, sino cara a cara o por colombofilia. No lo olvidéis nunca.

Gustará a: eyaculadores precoces, Barry Jenkins, profesor Keating
No gustará a: madrastras, Michael J. Fox, reinas del baile