La violencia puede ser una forma de ocultar la propia vulnerabilidad, puede que al atacar primero sientas que llevas ventaja, pero sólo te haces daño a ti mismo…
Por fin he visto algo que se aleja al producto vacío que se ofrece a cada rato y por todos lados, y más que entretener, deja un claro mensaje, que advierto puede hacerte meditar más de lo que esperabas viendo una serie de anime.
Esta es sin duda una historia que quedara en mi corazón por siempre. Sólo lamento que una historia así (preciosa, sublime) no llegará a todo público, por que muchos sólo verán en Elfen Lied un baño de sangre y el supuesto “morbo” de un cuerpo desnudo, y la verdad es que sí, contiene muchas escenas de violencia descarnada con tintes de gore, y sí, desde su opening versionando cuadros de Gustav Klimt se muestran muchos cuerpos desnudos, pero sería una pena si sólo eres capas de ver la violencia, sin ver la justificación de su presencia en la historia, y más aún si no aprecias la belleza del cuerpo humano.
Esta serie es una oda a la violencia, no la violencia física, la violencia del alma, la fragilidad humana, y lo pequeño de nuestra existencia, los lugares secretos de la mente en donde nos escondemos y ocultamos nuestra vulnerabilidad, una historia de ciencia ficción, de tortura y ternura que realmente logra transmitir los más diversos sentimientos: soledad, miedo, desamparo, redención, valor, fortaleza, amor. Todo gracias a su gran acierto gráfico, al dibujar escenas llenas de matices y colores que te hacen entrar en la psiquis de los protagonistas y también gracias a su hermosa e inspirada banda sonora.