Cuando M. Night Shyamalan estrenó "El Sexto Sentido" (1999) logró una cinta redonda, con uno de los mejores giros de guión de la historia del cine. Un año después llegó a los cines "El Protegido", una cinta que en su momento pasó de largo por la cartelera sin hacer mucho ruido, pero que con los años se fue valorando más, considerándose actualmente una película icónica por la interpretación del mundo superheroico que hace el director. En 2002, Shyamalan nos entrega la que considero su tercera mejor película junto con las dos anteriores y no es otra que "Señales" o lo que es lo mismo, cómo hacer una cinta de alienígenas sin que los alienígenas sean lo importante; planteando una gran pregunta: ¿las cosas suceden por casualidad o porque están escritas que sucederán de un modo determinado?
Dos años más tarde (2004) tenemos "El Bosque", una película cuyo final original se filtró en las redes sociales y el director tuvo que modificarlo, lo cual resulta bastante evidente al visionarla. A pesar de ello y aunque tiene algunos considerables problemas de ritmo, la considero su última gran película.

Tras esta primera etapa, donde cada película era única por su gran desarrollo de guión y la gran labor de dirección del director, llegó su etapa de declive. Comenzó a realizar películas de menos nivel, tales como "The Last Airbender" , muy poco valoradas por la crítica y con mucho menos desarrollo argumental que en sus anteriores trabajos.

Todo cambió en 2015, con "La Visita" donde Shyamalan vuelve a apuntar alto, con una película que se acerca bastante a las de su primera etapa. Y si había alguna duda de que el director había vuelto a hacer gran cine llegó el año 2017 y todas las dudas fueron despejadas con "Múltiple".

"Múltiple" o ¿Hasta qué punto el cerebro humano puede influir en el cuerpo de una persona con problemas mentales? ¿Es posible que una persona con estos problemas sea superior a las demás, que haya alcanzado otro nivel impensable de desarrollo? Y esto son solo pinceladas de lo que es esta gran película.

James McAvoy interpreta a un individuo con personalidad múltiple y consigue que el espectador crea cada una de sus personalidades: desde un niño de 9 años ("Hedwig") hasta una mujer ("Patricia") , el actor dota a cada personaje de unas características propias y que lo diferencian de los demás.
Por su parte, la otra protagonista de la cinta , la joven Anya Taylor-Joy; construye un personaje bastante complejo que crece desde la primera escena hasta la última en la que aparece.
Ambos constituyen el eje central de un guión muy bien elaborado, el cual consigue intercalar dos líneas temporales con gran eficacia, llegando a un clímax final bastante intenso e inesperado.

La dirección de Shyamalan no podría ser mejor, cada plano es una obra de arte y logra transmitir una gran variedad de sentimientos, siendo las situaciones claustrofóbicas el terreno donde mejor desarrolla sus capacidades. El director juega con los enfoques y los planos en primera persona para ir construyendo su relato, captando ya desde la escena inicial la atención del espectador.

En definitiva, se presenta al espectador una historia con un gran trasfondo, con frases icónicas tales cómo "Somos lo que pensamos que somos" y situaciones totalmente inesperadas que buscan que el espectador piense y reflexione sobre lo que ve y esto es algo que no todas las películas consiguen. Es una película de obligada visualización para todo aquel que ama el séptimo arte.