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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
8
Thriller. Drama. Intriga Basada en hechos reales. Tras el asesinato de varios atletas israelíes por el grupo terrorista palestino "Septiembre Negro" durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, un agente especial del Mossad tuvo que ejecutar una misión altamente secreta: asesinar a los responsables. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2007
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frente a la zozobra, la resignación y el ambiguo desamparo, Spielberg sigue defendiendo un espacio para el hogar y la familia.

El cineasta más poderoso del firmamento recupera su activismo político. Los hechos acaecidos durante las Olimpiadas de Munich en 1972 (Septiembre Negro asesinó a once atletas israelíes) se suman a otros asuntos espinosos (la esclavitud, la guerra, el holocausto…) tratados anteriormente por el director de E.T.

Steven Spielberg ha llegado a un punto tan elevado en la madurez de su estilo que, aunque se lo propusiera, no podría hacer mal cine. Alejado del hueco espectáculo visual, modula una violencia natural y prosaica que aporta un mayor impacto y realismo. A través de una estructura sólida que homenajea las cintas de espionaje de los 70, un dominio soberbio del espacio fílmico (el editor Michael Kah y el fotógrafo Kaminsky son constantes culpables al respecto), y un notorio empleo del suspense (reminiscencias del Hitchcock de Topaz), establece analogías entre la actuación de los agentes del Mossad (especial atención a la Primera Ministra, alegoría de la madre tierra) y la administración Bush. La campaña de venganza denominada Ira de Dios perpetuó la violencia en vez de atajarla. Sobran flashbacks, el esquema plan-asesinato-introspección se alarga un poco, pero no hay ni buenos ni malos, ni moralina ni catarsis, nadie tiene razón ni deja de tenerla, y Spielberg humaniza a los protagonistas, que acierta a elegir entre actores (Eric Bana se confirma como un valor en alza para el futuro), no estrellas.

Munich es una oración a la paz. Olvídense de la exactitud histórica, la objetividad no sabe en esta ocasión de ideologías. Aquí lo panfletario proviene de la inspiración y la preocupación por poseer una conciencia que sustituya los posicionamientos políticos predecibles y gastados. El espectador saca sus propias conclusiones y eso es lo que importa. Algunos tacharán su subtexto de cándida obviedad, se exasperarán ante el ninguneo del verdadero inicio del conflicto árabe-israelí, pero ojalá todos los libros escolares de historia tuvieran el mismo arrojo de humana clarividencia. Mientras los políticos actuales sólo prestan atención al corto plazo, Spielberg presta atención a las lecciones que la Historia nos ha dado en el pasado. Su única intención, la de evitar que los errores vuelvan a repetirse.
La Maga
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