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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
7
Drama El polémico Larry Clark -director de 'Kids' (1995)- y el reputado director de fotografía Edward Lachman, codirigen este drama -con abundantes escenas de sexo explícito- sobre un grupo de adolescentes que viven en una zona residencial de Visalia, California, en el seno de familias de clase media. Tres chicos y una chica son amigos desde la infancia: Tate comparte casa con sus abuelos y con un perro de tres patas llamado Legs; le gusta ... [+]
23 de abril de 2007
29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los autores más radicales en la actualidad regresa al mundo adolescente, un universo que ya explorara en 1995 con la película de culto Kids, su obra más personal hasta la fecha, a pesar del carácter documental que contenía. Si en aquella ocasión los padres no disponían del permiso necesario para adentrarse en el mundo de sus hijos, ahora Larry Clark va a indagar en las relaciones que mantienen ambos a través de cuatro familias afincadas en una pequeña localidad de California, donde el sexo y la violencia llenan unas horas que se antojan marginales y nihilistas.
Larry Clark dota a Ken Park de una frescura especial. La opción de utilizar actores no profesionales eleva las historias a la condición de espejos de una existencia que busca en el sexo una salida, ya sea como píldora curativa, forma de evasión, método de desahogo o vehículo comunicativo. A esto le añade una profundidad y preocupación por sus personajes que ya había mostrado, pero jamás con tanta comprensión y sutileza. Una dócil senda separa el odio del amor, la crítica a la paternidad, de la oda a los niños de la calle, hijos para Larry Clark: la joven reprimida por la obsesión de su padrastro con la religión y el recuerdo de su fallecida esposa; el adolescente psicópata y aficionado al placer extremo; el joven que se tira a la madre de su novia; o el chico con un padre celoso.
La pena llega cuando el mejor Larry Clark, más loachiano que nunca, traiciona a sus protagonistas, y por añadidura, a sus seguidores. Aparte de algunas deficiencias técnicas más que notables, y varias incoherencias temporales y argumentales - extraño dada su habilidad para el montaje-, el director sucumbe ante el morbo de unas escenas solipsistas que no reciben un posterior desarrollo a la altura de su belleza. Abandona a sus personajes, hipnotizado por la carne, como se abandona a alguien en el altar el día de su boda.
Como ya hicieran Intimidad, La pianista o Romance X, Ken Park reabre el debate de la censura. Uno pensaba que lo había visto todo en una sala de cine, pero está claro que con tipos como Larry Clark cualquier cosa se puede esperar.
Se compadece a todos aquellos que vayan a sufrir de mareos, vómitos y temblores, pero también se defiende la libertad de expresión de uno de los directores más comprometidos con mostrar la verdad, sin tapujos, y la realidad, sin miramientos. Se sugiere a todos los padres e hijos que alguna vez hayan deseado, descubrir, y mostrarse, respectivamente, no desaprovechen la oportunidad de acercarse a conocer un retrato muy fidedigno de la comunicación actual reinante entre muchos de ellos, que, aunque sea triste, nos urge revisarla.
La Maga
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