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España España · Salamanca
Voto de La Maga:
7
Aventuras Antigüedad, Helenismo. Alejandro (356-323 a. C.), rey de Macedonia, comenzó a reinar a los veinte años. Se apoderó primero de Grecia y, después de conquistar el inmenso Imperio Persa, siguió avanzando hacia la India. Fue un gran estratega que nunca perdió una batalla, un visionario cuyos sueños, hazañas y destino dejaron huella en la Historia. Cuando murió, a los 33 años, había forjado un imperio sin precedentes en la historia. Los ... [+]
24 de septiembre de 2006
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relaciones de amor y odio en un marco histórico necesitado de renovación educativa.
Con Alejandro Magno, Oliver Stone nos da otra lección de historia, mostrándonos la figura de un visionario, y aprovechando para colarnos todo un manifiesto político acorde con los tiempos que corren.
Es de agradecer que en la actualidad haya todavía cineastas que se arriesguen y no se dejen amilanar ante el puritanismo reaccionario de sus propios países. Polémicas aparte de unos cuantos mojigatos ante la bisexualidad manifiesta, las discutibles incorrecciones de rigor histórico no deberían impediros disfrutar de esta compleja epopeya, no apta para algunos de los que degustaron Troya (Alejandro Magno sólo contiene dos batallas en tres horas y huye de todo infantilismo de guión). No son sus batallas de lo mejor que últimamente se haya llevado a cabo, ni ayuda en demasía la solemnidad enfática que produce el intento por imitar la retórica homérica, pero lo que no se le puede negar al director en esta crónica lineal es su profundidad en el recorrido de un guerrero víctima de la ambición desmedida por dominar y unificar el mundo. Ya lo dice el anciano rey Tolomeo (excelente conductor narrativo Anthony Hopkins) desde su florida Alejandría, mientras dicta la dimensión heroica de su señor a un escribano: “los soñadores acaban por agotar”. Desde su infancia, instruido en la lucha y la virtud (Aristóteles), desde la cueva sombría donde su padre Filipo (Val Kilmer en uno de sus mejores papeles hasta la fecha) le enseña los frescos de la mitología griega, desde la batalla de Gaugamela, donde derrota a Darío, Alejandro Magno (convincente Collin Farrell a pesar de su rubio teñido, deja claro que es un actor capaz de interpretar lo que le echen ) se irá dando cuenta de que la gloria implica sufrimiento, el destino es una fuerza irrevocable y los dioses se asemejan a los humanos cuando se dejan dominar por las pasiones.
Subrayada la carnalidad del héroe, alejada de todo hieratismo, quizás fuese discutible su voluntad de liberar a los pueblos bárbaros de sus tiranos e instaurar la libertad. No obstante, lo que sí queda clara es la personalidad de un sujeto capaz de llorar por sus hombres en el campo de batalla, que trascendió lo histórico para alcanzar lo mítico (Aquiles, Hércules y Prometeo son una constante referencia), y halló la soledad en el declive de la razón, pues sus ideas se adelantaron a su tiempo. La violencia, característica en todo el cine de Oliver Stone, cobra aquí la forma de personajes con sentimientos contradictorios, desde el proteccionismo calculador de una madre, la posesiva Olimpia (un acierto la elección de Angelina Jolie a pesar de la nimia diferencia de edad), carnal y estilizada, que desea vengar al padre a través del hijo, hasta el acólito Efestión, símbolo de la amistad y la admiración ciegas. Relaciones de amor y odio en un marco que ya hablaba de la necesidad de adaptación de la educación de los pueblos ante el avance de la Historia.
La Maga
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