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Voto de Chief_Brody:
7
2017
Noah Hawley (Creador), Michael Uppendahl ...
6.8
3,620
Serie de TV. Ciencia ficción. Thriller
Serie de TV (2017-2019). 3 temporadas. 27 episodios. Basada en el personaje de los cómics de X-Men David Haller (Dan Stevens), que fue diagnosticado de esquizofrenia cuando era un niño y que se encuentra en una institución mental. Su rutina en un hospital psiquiátrico cambia con la llegada de una nueva paciente llamada Syd (Rachel Keller), que desencadena el descubrimiento de que las voces y visiones que tiene pueden ser reales. (FILMAFFINITY) [+]
12 de mayo de 2017
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de cómo empecé a ver Legión es, cuanto menos, curiosa. Todo surge de una conexión errónea de referencias seriéfilas, pues enfrascado yo en la búsqueda de algún estreno que ver, y como apasionado de Hannibal, los ojos se me abrieron como platos al conocer que Brian Fuller tenía entre sus planes la adaptación de la novela de American Gods. Además -y lógicamente entre otras, ya que actualmente escribes "series 2017" en el buscador y te puedes pasar días leyendo recomendaciones- había oído hablar de una muy particular adaptación de un personaje de la Marvel -más concretamente de los X-MEN-, David Haller, también conocido como Legión.
Dejando madurar unos días esta contundente mezcla, que sin lugar a dudas no me iba a dejar indiferente, llega el día, o más bien la noche, de ponerse a ello. No sé bien por qué, quizás por lo propicio del argumento -un diagnosticado esquizofrénico que en realidad es un mutante con poderes mentales- para su manera de dirigir y contar tan febril y propensa a los juegos mentales, pero mi cerebro creó una Legión tutelada por Brian Fuller que sin lugar a dudas tenía que empezar esa noche. Y a ello que me puse.
Normalmente, los pilotos tienen dos funciones capitales: presentar la historia y sobre todo enganchar, dejar esa sensación en el espectador, mientras se funde a negro, de "uff, a ver el segundo". A este fin, se nos suele tirar el anzuelo con un buen cebo en forma de trama que -lógicamente- no llegamos a anticipar demasiado bien, pero que amenaza con unas enormes posibilidades de desarrollo, un protagonista con el que empatizamos, y un final de capitulo apoteósico, generalmente con una sorpresa que nos crea la necesidad de seguir la historia, una revelación referente a la trama que no esperábamos, o una escena que contribuye a crear un vínculo entre espectador y protagonista (se me ocurre el final del piloto de The Leftovers, tre-men-do).
Aquí, tenemos todos los ingredientes y sin embargo, el piloto no me engancha por lo que muestra, sino por la manera de hacerlo. La inconexión entre escenas que forman el capítulo me parece una manera maravillosa de hacernos formar parte de ese trastorno que padece David. Empatizamos con él y sentimos su ansiedad, ya que no deja de ser la nuestra, al no lograr enterarnos de multitud de cosas que están pasando a pesar de tener toda nuestra atención puesta en la trama. La secuencia final, aunque previsible, pone las cartas sobre la mesa; tenemos dos bandos enfrentados, los buenos (David y sus nuevos aliados, una alianza de personajes -con los que nos familiarizaremos a lo largo de la temporada- mutantes también como él, y con unos poderes significativamente más originales que los que todos nos podemos imaginar cuando oímos la palabra "superhéroe", y por ello -al menos para mí- más satisfactorios), y los malos, una corporación dependiente del gobierno que trata de usar a los mutantes para su beneficio, o eliminarlos en caso de no poder hacerlo.
Animado por la manera de contarnos la historia y por su potencial, continúo, y conforme avanzan los capítulos se va gestando en mi mente una idea según las sensaciones que me producen. La conclusión de todo esto es la división de esta primera temporada en dos partes claramente diferenciadas. La inicial serían los cuatro primeros capítulos y medio y, lógicamente, la segunda los tres y medio restantes. Y es que considero que a la serie le cuesta demasiado arrancar, ya que vivimos una especie de impasse en SPOILER 1; pero una vez llegamos a SPOILER 2, la evolución y avance de la trama ya se muestra imparable.
Paralelo a este progreso camina el desarrollo del protagonista. Reconozco que me desesperaba al principio siendo testigo de los diálogos de David. Creo que no termina ninguna frase durante los primeros capítulos, todo son balbuceos y una incapacidad de acción y de controlar su propia mente que enerva. En esta evolución, que a grandes rasgos me parece de lo más satisfactorio de la serie, y que va paralela de una inconexión cada vez menor en los capítulos -resultándome esto particularmente satisfactorio, por entenderlo como algo realizado conscientemente, construyendo sensaciones también así-, destaco un enorme punto negro; SPOILER 3
Todo esto queda empequeñecido por esos tres y medio capítulos finales que suben el listón en cuanto a nivel, y que recompensan sobradamente a todo aquel al que, como a mí, se le haya hecho un poco pesada la primera mitad, y aún más importante, recompensa esa sensación que la serie produce desde un principio de enorme potencial, ya que aquí lo vemos totalmente liberado.
Estos tres capítulos y lo que destaco de ellos se encuentra en el SPOILER 4.
En definitiva, y a riesgo de ser pesado, Legión es una serie que por supuesto recomendaría, principalmente porque no está atada a ningún tipo de convencionalismos que otras series tienen que seguir, y por las enormes posibilidades que un mundo tan rico en libertad ofrece. El único límite es la imaginación de sus creadores, lo que me permite confiar en más dosis de psicología, onirismo supercreativo, habitaciones del subconsciente y un David cada vez más autoconsciente...aún sin Brian Fuller.
Más críticas, escenas, teorías, y en definitiva un espacio para departir acerca de cine en https://cronicasdebigwhiskey.wordpress.com/
Dejando madurar unos días esta contundente mezcla, que sin lugar a dudas no me iba a dejar indiferente, llega el día, o más bien la noche, de ponerse a ello. No sé bien por qué, quizás por lo propicio del argumento -un diagnosticado esquizofrénico que en realidad es un mutante con poderes mentales- para su manera de dirigir y contar tan febril y propensa a los juegos mentales, pero mi cerebro creó una Legión tutelada por Brian Fuller que sin lugar a dudas tenía que empezar esa noche. Y a ello que me puse.
Normalmente, los pilotos tienen dos funciones capitales: presentar la historia y sobre todo enganchar, dejar esa sensación en el espectador, mientras se funde a negro, de "uff, a ver el segundo". A este fin, se nos suele tirar el anzuelo con un buen cebo en forma de trama que -lógicamente- no llegamos a anticipar demasiado bien, pero que amenaza con unas enormes posibilidades de desarrollo, un protagonista con el que empatizamos, y un final de capitulo apoteósico, generalmente con una sorpresa que nos crea la necesidad de seguir la historia, una revelación referente a la trama que no esperábamos, o una escena que contribuye a crear un vínculo entre espectador y protagonista (se me ocurre el final del piloto de The Leftovers, tre-men-do).
Aquí, tenemos todos los ingredientes y sin embargo, el piloto no me engancha por lo que muestra, sino por la manera de hacerlo. La inconexión entre escenas que forman el capítulo me parece una manera maravillosa de hacernos formar parte de ese trastorno que padece David. Empatizamos con él y sentimos su ansiedad, ya que no deja de ser la nuestra, al no lograr enterarnos de multitud de cosas que están pasando a pesar de tener toda nuestra atención puesta en la trama. La secuencia final, aunque previsible, pone las cartas sobre la mesa; tenemos dos bandos enfrentados, los buenos (David y sus nuevos aliados, una alianza de personajes -con los que nos familiarizaremos a lo largo de la temporada- mutantes también como él, y con unos poderes significativamente más originales que los que todos nos podemos imaginar cuando oímos la palabra "superhéroe", y por ello -al menos para mí- más satisfactorios), y los malos, una corporación dependiente del gobierno que trata de usar a los mutantes para su beneficio, o eliminarlos en caso de no poder hacerlo.
Animado por la manera de contarnos la historia y por su potencial, continúo, y conforme avanzan los capítulos se va gestando en mi mente una idea según las sensaciones que me producen. La conclusión de todo esto es la división de esta primera temporada en dos partes claramente diferenciadas. La inicial serían los cuatro primeros capítulos y medio y, lógicamente, la segunda los tres y medio restantes. Y es que considero que a la serie le cuesta demasiado arrancar, ya que vivimos una especie de impasse en SPOILER 1; pero una vez llegamos a SPOILER 2, la evolución y avance de la trama ya se muestra imparable.
Paralelo a este progreso camina el desarrollo del protagonista. Reconozco que me desesperaba al principio siendo testigo de los diálogos de David. Creo que no termina ninguna frase durante los primeros capítulos, todo son balbuceos y una incapacidad de acción y de controlar su propia mente que enerva. En esta evolución, que a grandes rasgos me parece de lo más satisfactorio de la serie, y que va paralela de una inconexión cada vez menor en los capítulos -resultándome esto particularmente satisfactorio, por entenderlo como algo realizado conscientemente, construyendo sensaciones también así-, destaco un enorme punto negro; SPOILER 3
Todo esto queda empequeñecido por esos tres y medio capítulos finales que suben el listón en cuanto a nivel, y que recompensan sobradamente a todo aquel al que, como a mí, se le haya hecho un poco pesada la primera mitad, y aún más importante, recompensa esa sensación que la serie produce desde un principio de enorme potencial, ya que aquí lo vemos totalmente liberado.
Estos tres capítulos y lo que destaco de ellos se encuentra en el SPOILER 4.
En definitiva, y a riesgo de ser pesado, Legión es una serie que por supuesto recomendaría, principalmente porque no está atada a ningún tipo de convencionalismos que otras series tienen que seguir, y por las enormes posibilidades que un mundo tan rico en libertad ofrece. El único límite es la imaginación de sus creadores, lo que me permite confiar en más dosis de psicología, onirismo supercreativo, habitaciones del subconsciente y un David cada vez más autoconsciente...aún sin Brian Fuller.
Más críticas, escenas, teorías, y en definitiva un espacio para departir acerca de cine en https://cronicasdebigwhiskey.wordpress.com/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
SPOILER 1: la guerra que se avecina y nos centramos en entender a David
SPOILER 2: la casa-cubito (escenas que coinciden perfectamente con la manera en que yo entiendo -desde el plano artístico- deben mostrarse ideas tan complejas como la materialización del propio subconsciente, y las enormes posibilidades que ofrece en cuanto al terreno de lo absurdo y lo onírico)
SPOILER 3: la paródica versión de David que vemos en el capítulo quinto, momento en el que Lenny/Amahl Farouk toma el control de su mente, recordándome al momento patético del Spiderman/Venom de Tobey Maguire en Spiderman 3. Entiendo que tenga que haber un cambio evidente en su personalidad, e incluso ciertos toques histriónicos, pero la sonrisita de Dan Stevens y su de repente resuelta personalidad y maneras no me encajan en el contexto, y menos aún la reacción de Syd.
SPOILER 4: Es espectacular el cambio de registro total que se lleva a cabo, la vuelta al manicomio con todos los personajes principales adaptando sus personalidades a una patología particular que encaja con sus vivencias personales, y esa histriónica y excesiva Aubrey Plaza como diosa de ese mundo que solo existe en la cabeza de David, capaz de alterarlo y manejarlo a su antojo, así como de ejercer de marionetista con todos ellos.
Digno de destacar es el camino detectivesco que lleva a cabo Syd hasta llegar a descubrir que lo que está ocurriendo no es real, así como el paralelo que realizan los otros personajes, ayudados por un factor externo como es ese Oliver buzo. También el momento Deus ex machina -o no, ya que aquí estamos en el terreno del subconsciente, en el cual las reglas no están escritas, y por tanto no se puede hablar de falta de coherencia- con los dos Davids desentrañando el misterio acerca de la identidad de ese ser que lo ha torturado toda su vida, pizarra mediante.
Pero todas estas secuencias, a pesar de rayar a gran nivel, palidecen en comparación con una escena que se queda almacenada en el disco duro, y que sirve como valor añadido cuando toca recomendar la serie a algún conocido. Sí, hablo de la liberación de David, la muerte de Walter "El Ojo", la creación del escudo -psicodelia pura- por parte de Oliver y la persecución de Lenny a Syd y Kerry rodada en plan años veinte. Todo ello simultanemanete, y mientras suena una deliciosa versión rock progresivo del Bolero de Ravel.
En cuanto al final, lo encuentro un tanto descafeinado, más teniendo en cuenta la escalada en cuanto a intensidad y emoción de la que somos testigos conforme avanza la temporada, y me dejó algo frío. No sé el juego que puede dar un Oliver con tanto peso como el que se nos presenta, como anfitrión del Shadow King/Lenny, ya que lo que he visto de él en la primera temporada no me convence del todo, pues soy demasiado consciente del intento de que me resulte un personaje carismático, y a pesar de formar parte de escenas muy buenas (ese inicio del quinto capítulo, o todas las secuencias con el traje de buzo) no termina de llegarme.
SPOILER 2: la casa-cubito (escenas que coinciden perfectamente con la manera en que yo entiendo -desde el plano artístico- deben mostrarse ideas tan complejas como la materialización del propio subconsciente, y las enormes posibilidades que ofrece en cuanto al terreno de lo absurdo y lo onírico)
SPOILER 3: la paródica versión de David que vemos en el capítulo quinto, momento en el que Lenny/Amahl Farouk toma el control de su mente, recordándome al momento patético del Spiderman/Venom de Tobey Maguire en Spiderman 3. Entiendo que tenga que haber un cambio evidente en su personalidad, e incluso ciertos toques histriónicos, pero la sonrisita de Dan Stevens y su de repente resuelta personalidad y maneras no me encajan en el contexto, y menos aún la reacción de Syd.
SPOILER 4: Es espectacular el cambio de registro total que se lleva a cabo, la vuelta al manicomio con todos los personajes principales adaptando sus personalidades a una patología particular que encaja con sus vivencias personales, y esa histriónica y excesiva Aubrey Plaza como diosa de ese mundo que solo existe en la cabeza de David, capaz de alterarlo y manejarlo a su antojo, así como de ejercer de marionetista con todos ellos.
Digno de destacar es el camino detectivesco que lleva a cabo Syd hasta llegar a descubrir que lo que está ocurriendo no es real, así como el paralelo que realizan los otros personajes, ayudados por un factor externo como es ese Oliver buzo. También el momento Deus ex machina -o no, ya que aquí estamos en el terreno del subconsciente, en el cual las reglas no están escritas, y por tanto no se puede hablar de falta de coherencia- con los dos Davids desentrañando el misterio acerca de la identidad de ese ser que lo ha torturado toda su vida, pizarra mediante.
Pero todas estas secuencias, a pesar de rayar a gran nivel, palidecen en comparación con una escena que se queda almacenada en el disco duro, y que sirve como valor añadido cuando toca recomendar la serie a algún conocido. Sí, hablo de la liberación de David, la muerte de Walter "El Ojo", la creación del escudo -psicodelia pura- por parte de Oliver y la persecución de Lenny a Syd y Kerry rodada en plan años veinte. Todo ello simultanemanete, y mientras suena una deliciosa versión rock progresivo del Bolero de Ravel.
En cuanto al final, lo encuentro un tanto descafeinado, más teniendo en cuenta la escalada en cuanto a intensidad y emoción de la que somos testigos conforme avanza la temporada, y me dejó algo frío. No sé el juego que puede dar un Oliver con tanto peso como el que se nos presenta, como anfitrión del Shadow King/Lenny, ya que lo que he visto de él en la primera temporada no me convence del todo, pues soy demasiado consciente del intento de que me resulte un personaje carismático, y a pesar de formar parte de escenas muy buenas (ese inicio del quinto capítulo, o todas las secuencias con el traje de buzo) no termina de llegarme.