Confieso que cuando supe de la futura existencia de esta nueva versión de uno de los mejores musicales de Broadway -y tan bien adaptada ya al cine en uno de los mejores musicales cinematográficos jamás producidos- no me gustó la idea en absoluto, y me dio rabia que alguien con el talento de Spielberg malgastara su tiempo en proyectos claramente innecesarios por todo lo dicho.

Cuando llegaron las primeras críticas y reacciones, estas fueron tan positivas y entusiastas que ya me hicieron pensar que el primer musical de Spielberg le había salido bien, aunque siguiera habiendo preferido que, puestos a incursionar en un nuevo género en su ya amplia filmografía, hubiera apostado por material nuevo o al menos el versionado de algo sin tanto relumbrón.

Una vez visto el nuevo West Side Story, y aun pareciéndome aun innecesario, e inferior a la mítica película de Robert Wise, he de admitir que se trata de un más que solvente y disfrutable trabajo, virtuosamente realizado, producido y ambientado, y con el sentido del espectáculo que requiere este tipo de propuestas. Difícil por otra parte no serlo con esa historia, esa música y esas estupendas canciones. Y esto pese a que en ocasiones me haga sentir algo dubitativo e incómodo, además de por algún amago de la ya cansina corrección política de nuestros tiempos (ay, Steven, ese cambio de término en el tema del "officer Krupke", o la inclusión de un tomboy, o el diferente tratamiento del racismo mutuo entre bandas), sin duda también porque le falta el encanto de los clásicos e inconscientemente mi cerebro tiende a comparar con el recuerdo.

En la comparación de números musicales entre ambas versiones, los hay en esta nueva obra algunos más vistosos y con un mayor despliegue ("América", sin duda) y otros que percibo más flojos, como quizá "I feel pretty", o "María".

En el aspecto interpretativo, la parejita protagonista, sosias de Romeo y Julieta (siempre se ha considerado a este musical una reinterpretación más o menos encubierta del más famoso romance shakesperiano), cumplen correctamente en sus roles de Tony y María, aunque en todo caso están bien elegidos porque son atractivos y con el carisma y simpatía necesarios para encarnar a sus personajes. Algo más destacan Ariana DeBose como Anita y Mike Faist como líder de los Jets.

Finalmente destacar el gran detalle por parte de Spielberg de haberle ofrecido un papel a alguien del reparto de la mítica película de 1961, como es la ya nonagenaria Rita Moreno, oscarizada por aquella (en el papel que ahora interpreta Ariana DeBose) y ¿oscarizable? por esta.