A pesar de mi inicial rechazo por el cine videoclipero, ‘Moulin Rouge’ es una maravillosa excepción, porque Baz Luhrman nos transporta con mucho talento y emoción a contemplar una gran e intensa historia de amor en el mítico cabaret parisino de la vida bohemia. La selección de los temas musicales, combinando diversos estilos y géneros, está logradísima y podemos disfrutar igualmente de Madonna, Nirvana o los musicales clásicos como ‘Sonrisas y lágrimas’.

Contiene un poupurri musical anacrónico y gozoso, que no puede dejar indiferente a casi nadie, y despiertan admiración la belleza de los decorados, el vestuario y las coreografías. Quizá en los primeros instantes todo es demasiado apabullante, pero una vez entras en la historia se ve con muchísimo interés y fascinación.

Me uno al entusiasmo del maravilloso Jim Broadbent (el director del Moulin Rouge en la película), que en la ceremonia de los Oscar en la que ganó por ‘Iris’, quiso apoyar al mejor musical de los últimos tiempos al grito de ¡Viva Moulin Rouge!.