Peppermint Frappé película española de 1967, cerca ya del declive del franquismo, nos cuenta la historia de Julian un radiólogo de cuenta que pasa su vida monótona con tranquilidad justo hasta el día que aparece de nuevo en su vida un viejo amigo Pablo, con su joven y alocada mujer Elena interpretada por Geraldine Chaplin. A partir de aquí la vida de Julian se trastorna porque se enamora perdidamente de ella.

Carlos Saura quería con esta película acercarse al cine de dobles sentidos de Buñuel y en parte lo consigue, dedicándole la película al maestro. Tras el éxito de La caza a Saura se le tiene más en cuenta y en esta película es donde hace su primera colaboración con Rafael Azcona, esto se deja ver en el guion sencillo pero bien esquematizado. La película consiguió hacerse un hueco para entrar en Cannes pero con las protestas en Madrid de 1967 en respeto a estas renuncio a ir. Poco después si fue a Berlin y se llevo el oso de plata a mejor director.

La historia presenta un paralelismo simbólico entre los deseos de Julian hacia Elena, representando la España tolerante que se abría paso en ese momento, divertida, desinhibida, abierta. Frente a Ana, la enfermera que es la metáfora de moralidad, rectitud y represión. Al final del proceso de cambio al que la somete Julian a Ana acaba convertida en la Elena que el desea. Consiguiendo Saura ese doble simbolismo que tanto quería.

La película es todo un símbolo del cambio incipiente que se estaba dando en España en esos años, no es ninguna genialidad pero es una muestra de buen cine Español y una oportunidad de ver lo precioso que es Cuenca.