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España España · Barcelona
Voto de Gilbert:
2
Musical. Drama. Romance El expresidiario Jean Valjean (Hugh Jackman) es perseguido durante décadas por el despiadado policía Javert (Russell Crowe). Cuando Valjean decide hacerse cargo de Cosette, la pequeña hija de Fantine (Anne Hathaway), sus vidas cambiarán para siempre. Adaptación cinematográfica del famoso musical 'Les miserables' de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, basado a su vez en la novela homónima de Victor Hugo. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2013
47 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
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Perdónenme, pero me estaba reponiendo. Acabo de salir de la sala, y aún no sé si he ido al cine o al enésimo casting de Operación Triunfo. Lo digo en serio. ¿Seguro que no era una gala de año nuevo con los concursantes vestidos de época?

¿Cuánto ha costado este despropósito? ¿Tropecientos mil millones de merkels? Pues se los podían haber ahorrado, porque para mostrar todo el rato primeros planos de gargantas haciendo gorgoritos, con el Iphone va que chuta.

Lo demás es ciertamente brillante, porque brilla por su ausencia. Ni puesta en escena, ni coreografía, ni actuaciones, ni nada de nada. No digo que sean malas, sino que sencillamento no hay.

La sensación ha sido como asistir en un teatro en primera fila a una canción interminable. Lo único de lo que me salvé es que al ser virtual me libré de los salivazos, aunque alguna vez me cubrí el rostro por si acaso.

No sé cómo será el musical, no me interesa, pero lo de las canciones es de órdago. Ni las distinguía una de otra de lo semejantes que son. Pero descubrí un truco para diferenciarlas: los pescuezos. Salto de pescuezo significaba salto en el cancionero, supongo.

Claro que esta observación mía, muy cierta como todas las que tengo, que para eso son mías, me llevó a valorar inusitadamente un logro de la ¿película?: la ambientación de época. Pero no en la pantalla, sino en mi mente. A diferencia del misericordioso Talibán, yo no estaba con Javert, sino con Charles-Henri Sanson, y al observar cada pescuezo lamentaba no tener una guillotina a mano.
Gilbert
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