Vi esta película en su día y no me había gustado demasiado, porque era una cría y había muchas cosas que no entendía. No entendía que los entrenamientos fueran tan duros, que G.I. Jane se prestara a sufrirlos tan ricamente, que pidiera que la trataran como a todos los demás, y que encima le hicieran caso.

Me he animado a revisionarla por todo el revuelo que se ha armado en la gala de los Oscar con la bofetada de Will Smith. Y esta vez me ha gustado más. Con la perspectiva que dan el tiempo y la madurez, he podido apreciarla de otra manera. Para empezar, me he desprendido de dramas y la valoro principalmente como lo que es: un producto de entretenimiento. Y efectivamente, me he entretenido a lo largo de sus dos horas de duración. Bien.

Ahora vamos con todo lo demás. En su día no entendía por qué los compañeros recibían a G.I. Jane con hostilidad. Ahora sí, ya que es alguien que por fuerza va a lastrarlos al ser físicamente muy inferior. También admiro la determinación del personaje de Demi por lograr sus objetivos pese a todo y pese a todos. Sin embargo, he leído acerca de los entrenamientos de los SEAL y es un proceso durísimo, un entrenamiento que muy pocos hombres pueden completar, y que virtualmente ninguna mujer puede superar. Por ello es literalmente increíble que G.I. Jane consiguiera graduarse. Pero en fin, es Hollywood.
Por otra parte, aunque el entrenamiento ya he mencionado que es una tortura, lo que no hacen es sentar a los marines a una silla y partirles la cara, como se ve en la película. Pero de nuevo, es Hollywood.
¡Y qué malvado me pareció en su momento el personaje de Viggo Mortensen! Jajajaja. Ahora entiendo que tenía que ser duro por fuerza, para preparar a sus hombres para batallas y guerras reales. Y que si puteó a Demi, no fue por ser un hijo de… sino porque él lo hacía con todos, y ella había pedido expresamente que no se le diera un trato de favor. Deseo concedido.