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Voto de Tony Montana:
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Comedia
Andy Stitzer (Steve Carell), de 40 años, ha hecho pocas cosas en su vida. Tiene un trabajo mediocre sellando facturas en una tienda de electrodomésticos, un lindo apartamento con una colección de cómics, buenos amigos... Pero hay una cosa que aun no ha conseguido, y que la mayoría a su edad sí. Andy nunca ha tenido relaciones sexuales. (FILMAFFINITY)
27 de septiembre de 2008
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Judd Apatow tiene un gran problema, y es el de prestar su nombre a horribles producciones para el lucimiento del insufrible Owen Wilson, el sosísimo Vince Vaughn y el desaprovechado Will Ferrell, y eso le puede restar credibilidad a la hora de analizar su filmografía en cualquier campo de los que ha desarrollado de manera completamente seria, y es alguien que merece un reconocimiento total como uno de los grandes creadores de la comedia contemporánea que siempre es capaz de darle un trasfondo que pocos consiguen a comedias gamberras con la capacidad de reírse de todo y de todos, pero sin caer en el acaramelamiento y el baboseo de otras comedias adolescentes pretendidamente rebeldes que al final eran exaltaciones de los valores más propios de Sarah Palin travestidos de comedias sobre sexo y fiestas adolescentes que aguantan poco o nada el paso del tiempo. Es por ello que hay que elogiar las creaciones de este brillante cómico que se ha hecho con el cetro de la comedia americana, que tras muchos años perteneciendo a los pésimos humoristas negros, y luego los actores adolescente, ha sufrido un cambio radical, dejando un poso de melancolía, reflexionando sobre el paso a la edad adulta, y hablando de las responsabilidades que hay que ir adquiriendo conforme pasan los años. Lo curioso es que cada una de estas cosas que argumento podría extrapolarse sin problemas entre las películas que yo considero dentro de su gran trilogía sobre las relaciones humanas, que finalmente es de lo que tratan sus buenas cintas, es decir, Lío embarazoso, Supersalidos (en esta únicamente como productor) y Virgen a los 40.
Y es que en esas dos cintas comparte habla sobre un modo de enfocar la vida visto a través de tres de sus etapas, y que podría ser considerado una evolución de los personajes, siendo apreciable la aparición de caracteres de un mismo estilo, como el romántico e idealista Evan de Supersalidos, quizás un adelanto del Andy que aquí interpreta Carell, y que más o menos lleva su vida en el mismo sentido, aunque, al ser adultos, y como proclamaban en la cinta de Gregg Motola, estos se comportan como estúpidos, de una manera infantil, y parecen confundirse los papeles de cada uno en la historia. Del mismo modo, hallamos a Seth. Si Evan era responsable y metódico, Seth, y los personajes llevados por Rogen hasta el extremo en Lío embarazoso y en Virgen a los 40, son el prototipo de tío cuyo mayor sueño es estar en la entrepierna de una mujer y pasárselo en grande, pero la diferencia está en la maduración del personaje que alcanzaba en la comedia coprotagonizada por Katherine Heigl el punto álgido, hablando de ese paso a la edad adulta que supone tener que enfrentarse a la paternidad, cuando no se es más que un niñato irresponsable. Y es que el sexo en las pelis de Apatow termina siendo un cambio en las vidas de los protagonistas, para bien o para mal, más que algo divertido y pasajero, algo así como el reverso amable de David Cronenberg.
Y es que en esas dos cintas comparte habla sobre un modo de enfocar la vida visto a través de tres de sus etapas, y que podría ser considerado una evolución de los personajes, siendo apreciable la aparición de caracteres de un mismo estilo, como el romántico e idealista Evan de Supersalidos, quizás un adelanto del Andy que aquí interpreta Carell, y que más o menos lleva su vida en el mismo sentido, aunque, al ser adultos, y como proclamaban en la cinta de Gregg Motola, estos se comportan como estúpidos, de una manera infantil, y parecen confundirse los papeles de cada uno en la historia. Del mismo modo, hallamos a Seth. Si Evan era responsable y metódico, Seth, y los personajes llevados por Rogen hasta el extremo en Lío embarazoso y en Virgen a los 40, son el prototipo de tío cuyo mayor sueño es estar en la entrepierna de una mujer y pasárselo en grande, pero la diferencia está en la maduración del personaje que alcanzaba en la comedia coprotagonizada por Katherine Heigl el punto álgido, hablando de ese paso a la edad adulta que supone tener que enfrentarse a la paternidad, cuando no se es más que un niñato irresponsable. Y es que el sexo en las pelis de Apatow termina siendo un cambio en las vidas de los protagonistas, para bien o para mal, más que algo divertido y pasajero, algo así como el reverso amable de David Cronenberg.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es por eso que muchos acusan al cineasta de vender un mensaje conservador en contraposición con sus ideas políticamente incorrectas, puesto que para él el acto sexual es algo más que el polvo de una noche, tiene un punto casi moral, convirtiendo una relación esporádica en una cuestión ética sobre unos valores que hay que cambiar para amoldarse a una nueva vida, casi pudiendo afirmarse que para Apatow es más destacable la simbología del sexo con amor y las relaciones (y las responsabilidades que esto conlleva) que el acto en si mismo. Andy comienza a ver cómo su vida debe cambiar si realmente quiere tener sexo, debe dejar de comportarse como un niño de 40 años y entender que, finalmente, él busca una relación estable, pues vemos cómo detesta el sexo por el sexo con diferentes personajes.
Y es que, en el cine del gran genio del cine cómico actual destaca el retrato que realiza de los freaks que terminan convirtiéndose en los seres normales, y dejando a los aparentemente convencionales como auténticos bichos raros. Así sucedía en Supersalidos, donde los chavales de comportamiento antinatural contemplan lo desvirtuados que están los adultos, borrachos, fiesteros y alejados de cualquier idea correcta de la etapa adulta, lo mismo que ocurría en Lío embarazoso, donde la pareja protagonista veía cómo los convencionales y perfectos marido y mujer formados por Paul Rudd y Leslie Mann no pueden ni verse bajo esa fachada de pareja de revista, amargados por la paternidad y por el hacer lo correcto, y en Virgen a los 40 no hay más que ver a los amigos de Andy para entenderr por qué Apatow trata con tantísimo cariño y comprensión a sus nerds. Una panda de prototipos del modo en que los tíos vemos a las tías, el negro macho que, finalmente, es un calzonazos y un putero, el underground salido que hace chistes de maricones y ansía llevarse a una mujer al catre, interpretado por un desternillante Seth Rogen en un personaje muy semejante a los encarnados por él mismo y Jonah Hill en las otras dos cintas, y la creación de Paul Rudd, el clásico tío que buscaba ir de profundo y que, finalmente, termina siendo un salido más con una grandísima colección de porno. Finalmente, vemos cómo Andy, el ser aparentemente más disfuncional y alejado del mundo, con una visión respetuosa de las mujeres, es quien mejor encaja en el mundo, y no como sus compañeros los machotes que, como niños irresponsables, se dedican a romper bombillas en su lugar de trabajo para pasar el rato mientras, a modo de corrillo de un patio de recreo, comentan las chanzas sexuales de uno y otro al tiempo que ridiculizan al que ni se acerca a las mujeres, y quienes terminan viendo el sexo, ya sea solos o en pareja, como algo mecánico, que hay que hacer porque sí, y que no parecen disfrutar de todo en su totalidad, ya que los antihéroes de Apatow no conciben el sexo sin amor.
Y es que, en el cine del gran genio del cine cómico actual destaca el retrato que realiza de los freaks que terminan convirtiéndose en los seres normales, y dejando a los aparentemente convencionales como auténticos bichos raros. Así sucedía en Supersalidos, donde los chavales de comportamiento antinatural contemplan lo desvirtuados que están los adultos, borrachos, fiesteros y alejados de cualquier idea correcta de la etapa adulta, lo mismo que ocurría en Lío embarazoso, donde la pareja protagonista veía cómo los convencionales y perfectos marido y mujer formados por Paul Rudd y Leslie Mann no pueden ni verse bajo esa fachada de pareja de revista, amargados por la paternidad y por el hacer lo correcto, y en Virgen a los 40 no hay más que ver a los amigos de Andy para entenderr por qué Apatow trata con tantísimo cariño y comprensión a sus nerds. Una panda de prototipos del modo en que los tíos vemos a las tías, el negro macho que, finalmente, es un calzonazos y un putero, el underground salido que hace chistes de maricones y ansía llevarse a una mujer al catre, interpretado por un desternillante Seth Rogen en un personaje muy semejante a los encarnados por él mismo y Jonah Hill en las otras dos cintas, y la creación de Paul Rudd, el clásico tío que buscaba ir de profundo y que, finalmente, termina siendo un salido más con una grandísima colección de porno. Finalmente, vemos cómo Andy, el ser aparentemente más disfuncional y alejado del mundo, con una visión respetuosa de las mujeres, es quien mejor encaja en el mundo, y no como sus compañeros los machotes que, como niños irresponsables, se dedican a romper bombillas en su lugar de trabajo para pasar el rato mientras, a modo de corrillo de un patio de recreo, comentan las chanzas sexuales de uno y otro al tiempo que ridiculizan al que ni se acerca a las mujeres, y quienes terminan viendo el sexo, ya sea solos o en pareja, como algo mecánico, que hay que hacer porque sí, y que no parecen disfrutar de todo en su totalidad, ya que los antihéroes de Apatow no conciben el sexo sin amor.