Película de bajo presupuesto que lo fía todo a, precisamente, su falta de pretensiones, buscando con ello la benevolencia del espectador. Un hombre obsesionado con la muerte ofrece dinero al primero que le demuestre que hay algo, lo que sea, después de que uno palme. No se queda del todo contento con lo que encuentra.

No se puede negar que tiene algunos sustos que funcionan, aunque este film no sea de esos. Pero tampoco tiene una gran atmósfera, es casi como una historia costumbrista con el aderezo de situaciones habituales del cine de terror. Fuera de esos momentos, la película transita sobre la cuerda floja, tratando de ofrecer una perspectiva distinta del mundo de los fantasmas. A ratos funciona, a ratos no.

El soseras del protagonista ayuda más bien poco, y la ya mencionada en otros comentarios Anette O'Toole se lo merienda en cada escena que comparten. Es la ausencia de carisma personificada. No decimos que haya sido una pérdida absoluta de tiempo pero no verla no debería suponer un trauma para nadie.