Cine de género destacable, hecho en España y con factura propia aunque con referentes ajenos demasiado evidentes. Una mujer ultra religiosa que es incapaz de salir de casa vive en su piso con su hermana pequeña, con la que mantiene una relación de amor-odio. Su universo de cosas simples y llanas se derrumba al irrumpir en su vida un vecino accidentado.

Aunque la entrada en escena del vecino es necesaria para que la trama termine de arrancar, verle postrado en cama y lesionado frente a una desequilibrada nos hace recordar rápidamente a Misery. Deberían haber cuidado más una semejanza tan evidente, pero bueno, la cosa aún así funciona, tampoco la cinta se basa enteramente en ello. Macarena Gómez borda el papel protagonista, tan frágil en apariencia como resuelta cuando piensa que ha de tomar decisiones duras. El caso es que la historia avanza un tanto deslavazadamente y con algunas incongruencias en las que es mejor no entrar si uno quiere disfrutar de la función.

Cuando se van revelando detalles esenciales para comprender el porqué de algunas cosas, la deriva hacia el exceso es tan grande que no sirven ni como justificación ni como motivo para empatizar. Se agradecen algunas gotas de humor negro, pero tan escasas que se echan en falta más, porque además el escenario y los personajes -parece que no hay nadie limpio ahí- lo pedían. No es perfecta, pero genera la suficiente intriga y su escalada hacia el desvarío es tan loca que merece llevarse una calificación que anime a verla.