Thriller acerca del sórdido mundo de la prostitución iraní el que entra en juego un asesino en serie. Mujeres pobres ejercen la prostitución en la ciudad santa de Mashhad, pero un fanático está decidido a eliminarlas a todas en un acto de purificación religiosa.

Resulta curiosa la combinación de elementos de thriller clásico con ingredientes de la cultura e idiosincrasia locales. No es que sorprenda que en un país tan ultra conservador como Iran se tolere el ejercicio de la prostitución. Todas las dictaduras suelen compartir los mismos rasgos de hipocresía, y establecer una relación de amor-odio con fenómenos que, a priori, no cuadran con la moral impuesta por el poder suele ser habitual. A fin de cuentas, se satisface un servicio que tiene demanda y desempeña una función desde la óptica patriarcal-opresora de la teocracia iraní. Cuando se produce un error de sistema -surge un asesino de mujeres- las fuerzas del orden son reflejo de esa particular relación, a caballo entre la incompetencia y la connivencia.

Lo más crudo es como se retrata la realidad de estas mujeres, verdaderas parias sociales, toleradas pero despreciadas. Cumplen un papel en la sociedad pero se las invisibiliza y humilla hasta el punto de que, cuando salen a la luz los crímenes, la gente de a pie se pone más de parte del asesino que de las víctimas. Eché de menos un retrato psicológico más profundo de asesino, un padre de familia con vida normal que aprovecha pequeñas ausencias para perpetrar sus crímenes. También es un veterano de guerra (debe ser la de Iran-Irak) desubicado, nostálgico de un pasado reciente en el que era alguien y vivía por un objetivo. Me hubiera gustado algo más de desarrollo en esa dirección. Sobre el corrupto sistema legal iraní dejo un último comentario en la zona espoiler.

Desde un punto de vista netamente cinematográfico, la ciudad está retratada con toda su fealdad y mugre, lo que funciona para crearnos la sensación de incomodidad. Sin embargo, no existe una escalada de tensión que nos tenga el corazón en un puño. La cinta está rodada a un ritmo distinto al que estamos acostumbrados en Occidente, y la trama criminal no es tan interesante como el contexto en que se desarrolla. Casi es más un drama social con asesino de fondo que un thriller criminal. Pero se ve con interés, eso es indudable.