Una historia del oeste atípica con paisajes y escenarios naturales, nada de cartón piedra.
Contiene escenas con auténtica garra cómo cuándo se esconde dentro de una madriguera de castores.
O el plano general del poblado indio hecho añicos, por llamarlo de una manera suave.
Algunas escenas de acción verdaderamente logradas, ya el arranque te muestra el tono que va a seguir.

El punto de vista sobre las luchas fraticidas entre tribus indias era real y lo toca bastante bien.
La película es un canto a la amistad con mayúsculas, cómo a la supervivencia en condiciones hostiles y hermosamente salvajes y respeto por la naturaleza.

Creo que no pretende ser una historia redonda y hace saltos adrede para contar detalles de lo que interesa al director, aunque se pierda algo de congruencia narrativa.
A los 10 minutos ya te has dado cuenta del estilo que impregnará la obra.

Los toques de humor se agradecen y gana mucho vista en vose.
Al final mencionan que ni los animales ni el entorno han sufrido daños durante el salvaje rodaje.
Debió ser duro y fascinante a la vez el rodaje, seguro que vivieron muchos momentos dónde se lo pasaron pipa.
Se percibe el buen ambiente y la química en algunas secuencias aunque supongo que tuvo que haber para todos los gustos.

Es algo más que una mera historia de aventuras.
Fijaos en la escena de la jauría de lobos devorando al bisonte.
Destacar la fotografía en un medio tan agreste, en muchas ocasiones debió ser complicado sacar esa luz y tonalidades, pues toca varias estaciones y la nieve se ve majestuosa, la primavera radiante.

Ambientación, vestuario, peluquería, tuvieron un enorme trabajo y lo saldaron con nota alta.
Creo que merece su visionado sin prejuicios se disfruta el triple.