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España España · Madrid
Voto de Mogwai:
9
Drama Estados Unidos, principios de los 70. Bob Hughes es el jefe de una banda de toxicómanos, integrado por su mujer, Diane, y otra pareja, Rick y Nadine. Viajan a lo largo y ancho del país atracando farmacias para cubrir su imperiosa necesidad de droga. A raíz de un trágico suceso, Bob se replantea su situación; decide rehabilitarse y comenzar una nueva vida. Las cosas, sin embargo, no le resultan sencillas... (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2007
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo los derroteros que parece haber tomado la carrera de Gus Van Sant en los últimos años, y viendo la (mala) fama que se ha ganado con sus últimos experimentos, creo que es justo recordar que este tipo fue, hace más de una década, una de las puntas de lanza del entonces incipiente cine independiente americano. "Todo por un sueño" y "Mi Idaho privado" son dos películas estupendas, pero este Drugstore Cowboy realmente toca el cielo, con la vida de una banda de cuatro yonquis que se dedican a mantener su adicción atracando farmacias por el noroeste americano, a principios de los setenta, y que tras serios problemas con la justicia por sus hábitos empiezan a replantearse si realmente les compensa su vida de adictos. Y no, no se trata de una película moralista sobre las drogas, ni mucho menos. El mayor acierto del film es precisamente la ausencia de juicios de valores sobre la conveniencia de la vida de unos y otros, simplemente se dedica a mostrar crudamente estas vidas, y cómo estos yonquis ven generalmente negado su sitio por la mayoría de la sociedad.

Dillon, genial, encarna la esperanza de alguien que sólo busca intentar vivir su vida de la mejor forma posible, sin molestar a los demás, pero que ve la imposibilidad de hacerlo ante el acoso de un abusivo agente de policía obsesionado con acabar con su carrera delictiva. También aparece por ahí el poeta beat William S. Burroughs, en un impagable papel como viejo sacerdote drogadicto rechazado por sus hábitos y que ofrece una de las reflexiones más lúcidas sobre la droga que se han visto en el cine. No es un film realista sobre las drogas, sino más bien una meditación sobre gente apartada de la sociedad que la empareja más con películas añejas como "Malas tierras" o "Cowboy de medianoche" que con cualquier película sobre adictos. Y si no fuese por esos ya comentados fallos estilísticos debidos a su época (era 1989, la estética por entonces se ve hoy demasiado obsoleta, y eso se nota aquí sobre todo en la música y en la elección de algunos planos un tanto estridentes, aunque el estar ambientada en los setenta nos libra al menos del vestuario hortera que se gastaba en el 89) podría ser una obra maestra de la talla de aquellas. Aparte de eso, es realmente una película excelente, la mejor de Van Sant y una de las imprescindibles de la primera hornada de cine indie norteamericano.
Mogwai
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