Media votos
5.8
Votos
2,766
Críticas
7
Listas
25
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de la diega:
7
7.5
23,442
Animación. Drama. Bélico
Documental animado sobre la matanza de refugiados palestinos en Sabra y Chatila (Líbano) en 1982. Una noche, en un bar, un viejo amigo le cuenta a Folman una pesadilla recurrente en la que le persiguen siempre 26 perros. Los dos hombres llegan a la conclusión de que la pesadilla tiene que ver con una misión que realizaron para el ejército israelí durante la primera guerra con el Líbano a principios de los años ochenta. A Folman le ... [+]
12 de marzo de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero adecuado y dilucidador destacar un par de aspectos:
Sobre la forma: la animación apunta hacia una nueva tendencia, una nueva forma de contar historias. Presentar una realidad social (cultural, política, etc.) actual, desgarradora y cruda, valiéndose para ello de dibujos es un mecanismo magnífico para dar a conocer dicha realidad a muchas más personas que si se presentase en forma de documental; por muy bien que éste pueda estar hecho, qué duda cabe de que esta novedosa propuesta resulta más atractiva y digerible. Ya lo vimos en 'Persépolis' y seguro que hay proyectos parejos en marcha. Bienvenidos sean.
-Sobre el contenido: un análisis de la primera secuencia (abajo brevemente detallado) deja constancia del genial uso del lenguaje cinematográfico con el que se maneja Ari Folman, a la par que tiende un puente entre los dos indisolubles planos en los que se mueve el film, el psicoanalítico (los problemas psicológicos de los personajes) y el contextual (los hechos históricos en sí).
Sobre la forma: la animación apunta hacia una nueva tendencia, una nueva forma de contar historias. Presentar una realidad social (cultural, política, etc.) actual, desgarradora y cruda, valiéndose para ello de dibujos es un mecanismo magnífico para dar a conocer dicha realidad a muchas más personas que si se presentase en forma de documental; por muy bien que éste pueda estar hecho, qué duda cabe de que esta novedosa propuesta resulta más atractiva y digerible. Ya lo vimos en 'Persépolis' y seguro que hay proyectos parejos en marcha. Bienvenidos sean.
-Sobre el contenido: un análisis de la primera secuencia (abajo brevemente detallado) deja constancia del genial uso del lenguaje cinematográfico con el que se maneja Ari Folman, a la par que tiende un puente entre los dos indisolubles planos en los que se mueve el film, el psicoanalítico (los problemas psicológicos de los personajes) y el contextual (los hechos históricos en sí).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Unos perros rabiosos y oscuros (recuerdos acechantes) se van agolpando en las calles de una ciudad 'normal', en orden; es la ciudad en la que vive el primer personaje y probablemente la natal de los tres principales. Los perros rompen el orden (derrumban sillas y mesas de un apacible bar) y atemorizan a los ciudadanos. No es casualidad que impere el orden, pues es éste sinónimo del orden en el que se creían instalados los personajes, un orden que se tambaleará a causa de los recuerdos (y de la necesidad de clarificarlos).
Cuando los perros llegan a la finca, el personaje los observa desde lo alto, como espectador pasivo, apostado en la misma condición pasiva desde la que veinte años atrás presenciaron él y sus compañeros la masacre. He aquí la tragedia de esos hombres: la soterrada pero perenne culpa de aquél que sabe que pudo haber hecho más de lo que hizo. Sólo al final del film es posible acertar a ver esta primera secuencia con todo su significado, con toda su carga simbólicamente trágica.
Y para oxigenar un poco la cabeza de quien haya tenido la paciencia de leerme, un último comentario que espero suscite el recuerdo: qué buena la escena del baile ametrallador.
Cuando los perros llegan a la finca, el personaje los observa desde lo alto, como espectador pasivo, apostado en la misma condición pasiva desde la que veinte años atrás presenciaron él y sus compañeros la masacre. He aquí la tragedia de esos hombres: la soterrada pero perenne culpa de aquél que sabe que pudo haber hecho más de lo que hizo. Sólo al final del film es posible acertar a ver esta primera secuencia con todo su significado, con toda su carga simbólicamente trágica.
Y para oxigenar un poco la cabeza de quien haya tenido la paciencia de leerme, un último comentario que espero suscite el recuerdo: qué buena la escena del baile ametrallador.