Factura apresurada, rebelando el problema de dicción de algunos de sus actores, a los cuales no se les entiende; pienso que el escollo se encuentra en la posproducción, allí deberían salvarse esas... llamémosles, peculiaridades.

Guión abigarrado, donde se mantiene al espectador sin tregua. La supuesta precipitación en los rodajes, vuelca algunas secuencias con sus intérpretes bastante alejados de la espontaneidad: diálogos que suenan artificiales, marcados amaneramientos, miradas turbias, y hasta modernas marujas con falda vaquera.

José Coronado, intentando ofrecer algún diferente registro a los que nos tiene acostumbrados... sinceramente, se ve que le cuesta. Alex González con problemas de dicción pero mucho oficio dentro de ese papel infinito en el que se encuentra cómodo. Cuida su atractivo e imagen, y hace bien, porque de momento es su gran valor.

No superó la segunda temporada.

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