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España España · Madrid
Voto de Torf:
9
Drama En una pequeña ciudad del estado de Tennessee se juzga a un profesor por enseñar a sus alumnos la teoría de la evolución de las especies. El darwinismo se enfrenta a una burda y fundamentalista teoría del creacionismo en una explosiva batalla judicial entre el abogado defensor Henry Drummond (Tracy) y el líder ultraconservador Matthew Harrison Brady (March). Basada en hechos reales. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Darwin estaba equivocado... ¡el hombre sigue siendo mono!", es sin duda una de las frases dichas en esta película mas características de su argumento, aunque hay otra que a mí gusta sobremanera:
"¡El acusado quiere que se le reconozcan los mismos derechos que a una esponja! ¡Quiere que se le reconozca el derecho a pensar!"

Y es que en esta película que recrea el ambiente de juicios, tribunales, abogados y esta temática tan explotada en el cine hollywoodiense, se resaltan de una manera magistral dos conceptos: La defensa del individuo y su libertad de expresión, y el peligro que la sociedad y sus estereotipos pueden suponer ante una idea "políticamente incorrecta" pero científicamente cierta. Y la historia que aquí se cuenta es un episodio real, acontecido en el año 1925 en la localidad de Dayton (Tennesse), cuando un profesor de una escuela secundaria enseña a sus alumnos la teoría de la evolución según Darwin y es por ello acusado de atentar contra la moral y violar la ley, encarcelado y llevado a jucio... uno de los juicios más famosos de la historia norteamericana, mundialmente conocido como "El juicio del mono", y uno de los casos más controvertidos y estudiados hoy en día, porque en 1925 fue la teoría darwinista, pero... ¿cuántas teorías y filosofías actualmente en auge muestran similar encontronazo entre ciencia y religión?

En cuanto al filme en sí, es de una calidad indiscutible. La solvencia interpretativa de Spencer Tracy no suele necesitar respaldo ni apoyo, pero en esta se supera a sí mismo y eleva el listón a unas cotas que llega a poner en apuros a algunos de sus compañeros de reparto, quienes aun consiguiendo unos excelentes registros siempre pueden seguirle. Caso es del magnífico Gene Kelly, que aun bordando su papel de cínico y mordaz periodista no consigue la la sobriedad de Tracy. No ocurre igual con el excelente el trabajo de Fredric March, quien en todo momento transmite al espectador el carisma propio de su personaje.

La dirección es realmente buena, respetando el esquema plano de la obra teatral en la que se basa, explotando los recursos dramáticos de su excelente reparto de actores, y una maravillosa fotografía en blanco y negro, tan del gusto de Kramer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Torf
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